Mientras el ejército israelí continúa con su ofensiva para acabar con Hamás en la Franja de Gaza, el Gobierno de Benjamin Netanyahu comienza a planear cómo resucitar las zonas del sur del país masacradas durante los ataques del 7 de octubre. Uno de los proyectos que, según recoge la prensa israelí, el Ministerio de Turismo tiene previsto impulsar es la construcción de un parque de atracciones que tenga la noria más grande de Oriente Próximo, hoteles y un monumento en recuerdo a las víctimas de los atentados.
El complejo, que podría estar funcionando dentro de cinco años, estaría situado a escasos kilómetros de la frontera con la Franja de Gaza, que hoy se enfrenta a una grave crisis humanitaria por la intervención militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que han dejado ya más de 30.000 palestinos muertos, según las autoridades locales.
El objetivo, según el diario israelí Yedioth Aharonoth, es convertir el parque en una suerte de Yad Vashem (el museo en conmemoración del Holocausto que se encuentra en Jerusalén), pero también en un proyecto que permita reactivar económicamente la región y atraer el turismo, hoy en caída libre por la guerra.
"Queremos un destino turístico que acoja las fiestas más locas del mundo en el mismo lugar en el que se celebraba el Festival Nova, en ReReim [uno de los lugares que asaltaron los milicianos de Hamás]", ha señalado el responsable de la Empresa Turística del Gobierno de Israel, Elad Ernfeld a Yedioth Aharonoth. "No nos olvidamos de lo que ocurrió aquí, pero tenemos que continuar viviendo", ha añadido Ernfeld.
Es precisamente esa idea la que le lleva a defender la construcción de la noria más grande de Oriente Próximo, título que hoy ostenta la atracción Ain Dubái con 250 metros de altura. "La noria gigante busca demostrar a todo el mundo dentro de Gaza que la zona fronteriza ha vuelto a la vida porque eso es lo más importante, volver a la vida. El turismo debe llegar a esa zona y hay que recordar y documentar los horrores de ese terrible sábado", ha explicado Ernfeld.
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Para el responsable de la agencia pública, el macroproyecto podría convertirse en uno de los tres principales destinos turísticos del Estado de Israel, ya que estaría a apenas media hora de Tel Aviv y a media hora de Be'er Sheva, una de las ciudades del sur de Israel situada en el desierto de Néguev. "Tiene todo el potencial. Es cierto que ha ocurrido un trauma nacional aquí, pero nuestra misión será revivir el lugar y convertirla en una zona accesible por carretera o tren, por no mencionar la importancia económica que tendrá y los empleos que creará para los vecinos", ha reiterado.
Al parecer, el plan tiene ya la financiación asegurada tras la aprobación en Consejo de Ministros de un presupuesto de 18.000 millones de shékels (más de 4.500 millones de euros) para un plazo de cinco años. Además, el ministro de Turismo, Haim Katz, estaría ya tratando con los responsables de la reconstrucción de la zona para poner en marcha el proyecto. "El plan responde a la visión del desarrollo y considero que esto es de suma importancia", ha asegurado Katz en declaraciones a Yedioth Aharonoth.
Críticas de los vecinos
Sin embargo, al conocerse el posible desarrollo de este complejo, los vecinos de la zona han manifestado su sorpresa tras conocer estos planes e incluso han denunciado una "desconexión con la realidad", con lo que quiere y necesita la gente de la región, recoge Europa Press.
"Está claro que habrá muchos que querrán venir a la zona tras la guerra y que el turismo se puede desarrollar, pero hay muchas cuestiones sobre cómo hacerlo de forma que preserve y homenajee a las víctimas y tenga en cuenta a los vecinos y el desastre que han vivido", ha explicado un vecino. "La sensación es que están yendo un demasiado rápido con un plan que está alejado de la realidad", ha añadido en declaraciones recogidas por The Times of Israel.