La guerra en Gaza cumple este domingo seis meses con la peor crisis humanitaria que ha asolado a la Franja y unos niveles de destrucción sin precedentes y la muerte de más de 33.100 palestinos.
Una ofensiva en la que el Gobierno de Benjamín Netanyahu cada vez se encuentra más solo, incluso su aliado EEUU ya cuestiona claramente los objetivos de Israel en este conflicto así como los ataques a trabajadores humanitarios o sus obstáculos al reparto de comida y alimentos en la Franja. Mientras en las calles de Israel crece la presión al Ejecutivo para que se centre en la liberación de los 129 rehenes aún en manos de Hamás.
Además de haber provocado el mayor éxodo de palestinos desde la Nakba (1948), como los árabes se refieren a la creación del Estado de Israel, la guerra en Gaza tiene a la mitad de sus habitantes, más de un millón de personas, en "riesgo de hambruna y la desnutrición infantil ha alcanzado niveles nunca antes vistos.
Según Naciones Unidas, al menos 31 personas han muerto por malnutrición y deshidratación en el norte del enclave desde febrero, 27 de ellos menores -la mayoría bebés-. Más de 677.000 gazatíes sufren inseguridad alimentaria "catastrófica" y unos 28.180 niños padecen malnutrición, uno de cada tres menores de dos años tienen desnutrición aguda-.
Desde el inicio de la ofensiva israelí el 7 de octubre han muerto 33.137 personas, más del 75 % civiles incluidos 14.500 niños, según datos del Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.
[EEUU, en alerta: ve "inevitable" una respuesta de Irán contra Israel por el ataque en Damasco]
Los heridos superan los 75.800 y hay además casi 8.000 cuerpos atrapados bajo los 26 millones de toneladas de escombros, en un territorio de 2,3 millones de habitantes.
Ante esta catastrófica situación y las críticas de la comunidad internacional, Israel se ha comprometido en facilitar la entrada de ayuda y la creación de una "célula de coordinación" entre el Comando Sur del Ejército y las agencias humanitarias para evitar incidentes como el del pasado lunes, cuando tropas israelíes mataron "por error" a siete empleados de la ONG World Central Kitchen.
Tras amenazar, el pasado jueves en una llamada telefónica, el presidente de EEUU, Joe Biden, al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con retirar su apoyo a Israel-, el Gabinete de Guerra aprobó el viernes aumentar el flujo de ayuda que entra a la Franja.
Israel accedió a abrir temporalmente el cruce de Erez y se duplicarán los camiones, de 25 a 50, que entran desde Jordania a Israel por el cruce de Allenby, para ser luego introducidos al enclave; la reapertura de 20 panaderías en el norte de la Franja y la reactivación de la línea de agua de Nahal Oz, para que el agua potable llegue también al norte.
Médicos sin Fronteras (MSF), junto con otras ONG que trabajan en Gaza como Médicos del Mundo, Save the Children, Oxfam, World Vision o Alianza por la Solidaridad, han demandado un "alto el fuego permanente para poner fin inmediatamente a un castigo colectivo que dura ya seis meses".
Protestas en Israel
Más de 100.000 israelíes se congregaron este sábado en Tel Aviv en una multitudinaria manifestación para reclamar al gobierno de Netanyahu un acuerdo para la liberación de todos los rehenes, además de elecciones anticipadas para destituirlo.
La de este sábado fue la manifestación más multitudinaria desde que comenzó la guerra, junto con la celebrada en Jerusalén el pasado domingo, convocada con el mismo mensaje y después de que el foro de familias de los rehenes se haya unido al movimiento de protestas antigubernamentales que ya existía antes de la guerra para elevar el tono de sus reclamaciones, que ya toman un cariz político.
Protestas con las mismas demandas, liberar a los rehenes y nuevos comicios, se celebraron en otros 50 lugares de Israel, como en Haifa, Cesarea, Herzliya, Kfar Saba, Raanana o Karkur, en conmemoración de los seis meses desde el brutal ataque de Hamás el pasado 7 de octubre.
La masacre de Hamás ese día dejó, además de una conmoción general en el país, unos 1.200 muertos y más de 250 secuestrados, de los que 112 rehenes han regresado con vida a Israel y 133 siguen cautivos, una treintena de ellos muertos. Ese mismo día, Israel declaró la guerra a Hamás con una dura ofensiva militar.
Pese a la presión en las calles, Netanyahu reiteró este domingo que no habrá un acuerdo de tregua si no vuelven a casa los rehenes que siguen en manos de Hamás. "No habrá alto el fuego sin el regreso de los secuestrados", subrayó, recordando que la Administración de Biden comparte su misma opinión.
"Israel no cederá ante las exigencias extremas de los islamistas", ha señalado porque, a su juicio, eso "le permitirá intentar repetir una y otra vez los crímenes del 7 de octubre, como prometió hacer". En este sentido, el primer ministro israelí reclamó que la presión internacional vaya dirigida contra Hamás y no contra Israel.