Agencias

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reafirmó este miércoles, ante la prensa internacional convocada en Jerusalén, que Israel no va a ceder el control militar del Corredor de Filadelfia, que divide Gaza con Egipto a fin de lograr un posible acuerdo para la liberación de rehenes.

"Si queremos liberar a los rehenes tenemos que controlar el Corredor de Filadelfia", insistió Netanyahu en un discurso en inglés, en alusión a la franja de 14 kilómetros de largo que conecta el cruce de Kerem Shalom con el Mar Mediterráneo.

Desde su lógica, controlar este corredor es la única manera de ejercer presión sobre Hamás, evitar que se rearme e inducirle a que acepte un acuerdo favorable para Israel; que todavía tiene 97 rehenes en la Franja tras casi 11 meses de combates.

Por el contrario, Netanyahu dijo que si ceden ahora -tras el asesinato de seis rehenes la semana pasada en Gaza-, sería como decirle a Hamás "que si matan a más cautivos van a conseguir más concesiones", lo que calificó no sólo de "inmoral", sino de "una locura".

El primer ministro defendió también hoy su gestión de la guerra, asegurando que si hubiera hecho caso a la presión internacional, no habría invadido Rafah -donde unos 1,4 millones de palestinos buscaban refugio- y no habrían logrado debilitar a Hamás.

"Parte de que los tengamos ahogados es que controlamos su máquina de hacer dinero, que es el cruce de Rafah", sostuvo el primer ministro, en referencia al principal paso que conectaba Egipto con el sur de la Franja y por donde entraba numerosa ayuda humanitaria y gazatíes heridos eran evacuados.

Hamás criticó estas declaraciones y afirmó que el objetivo de Netanyahu es frustrar las negociaciones para un acuerdo. Por eso "no hay necesidad de nuevas propuestas de alto el fuego y es hora de presionar a Israel", expresó en un comunicado recogido por Reuters que apunta a una mayor escalada de la tensión.

40.800 gazatíes muertos

En un discurso con tonos grandilocuentes, y al ser preguntado por periodistas sobre si había alguna estimación de cuándo terminará la guerra en Gaza, que ya ha dejado más de 40.800 palestinos muertos y al 86% de la población gazatí fuera de sus casas, Netanyahu reconoció no poder dar una fecha.

"Terminaremos la guerra cuando alcancemos los objetivos de la guerra", afirmó, al tiempo que recordó que una de sus responsabilidades es prevenir que ataques como el del pasado 7 de octubre se repitan "una y otra vez".

"La semana pasada recibimos un recordatorio", expresó sobre el asesinato "a sangre fría" a manos de Hamás de los seis rehenes, algunos con disparos en la cabeza. "Esos son los salvajes, esos son los terroristas que Irán ha implantado cerca de nuestra frontera y en otros lugares", exclamó.

Al tiempo que Netanyahu comparecía ante la prensa extranjera, activistas y numerosos familiares de los aún cautivos se congregaron en las calles de Tel Aviv y Jerusalén, entre otras ciudades, y frente a las casas de algunos ministros, exigiendo un acuerdo de tregua que devuelva a los cautivos con vida.

"La gente de Israel no permitirá que continúe el abandono que los rehenes ya han padecido durante casi 11 meses. Cada día podría ser su último, como nos ha demostrado la ejecución de seis rehenes en los últimos días", advirtió el lunes el Foro de Rehenes y Familiares Desaparecidos, el principal grupo que agrupa a parientes.

Por su parte, ese mismo día, el portavoz de las Brigadas de Al Qasam (brazo armado de Hamás) alertó de que las directrices dadas a quienes custodian a los cautivos en Gaza habían cambiado desde el rescate con vida de cuatro rehenes en junio, insinuando que actuarán contra ellos si el Ejército "se acerca al lugar de su detención".

"La insistencia de Netanyahu en liberar a los prisioneros bajo presión militar, en lugar de cerrar un acuerdo, hará que regresen con sus familias en ataúdes", dijo el portavoz Abu Obeida, en un mensaje a través de su canal en Telegram.