Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, a su paso por la frontera entre Israel y Egipto.

Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, a su paso por la frontera entre Israel y Egipto. Mohamed Abd El Ghany Reuters

Oriente Próximo VISITA OFICIAL

Borrell cierra su gira árabe en un Líbano al borde de la guerra: "No tengo una varita para detenerla"

El jefe de la diplomacia europea se ha reunido este jueves en Beirut con su homólogo libanés, a quien le ha apurado: “Tenéis que arreglar vuestro país”.

13 septiembre, 2024 02:01
Beirut (Líbano)

Josep Borrell concluyó este jueves en Líbano su última gira por Oriente Medio antes de terminar su mandato como alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores el próximo mes de octubre. En Beirut, se reunió con un debilitado Gobierno libanés que reclama que se aplique la 1701, la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con la que en 2006 se acordó que Hezbolá se retiraría permanentemente al norte del río Litani a cambio de que Israel cesara sus ataques al sur.

El jefe de la diplomacia europea transmitió a su homólogo libanés, Abdalá Buhabib, su compromiso con la "plena aplicación" de la resolución para "allanar el camino a una solución global, que incluya la demarcación de las fronteras terrestres y permita el retorno de la población y la reconstrucción en las zonas afectadas".

Borrell recordó que, desde el inicio de la guerra, más de 4.000 edificios residenciales han quedado completamente destruidos en el sur del Líbano, y más de 110.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. "Y lo mismo ocurre al otro lado de la Línea Azul —línea de armisticio de 2006 entre Israel y el Líbano—", ha apuntado. En el norte de Israel, son alrededor de 60.0000 las personas desplazadas.

Cuando le preguntaron si la UE tiene un plan de desescalada en la frontera sur del Líbano, donde se han registrado 589 muertes desde el pasado octubre, Borrell respondió: "No tengo una varita mágica. Lo que tengo es la voluntad política de usar las herramientas diplomáticas y las capacidades financieras para persuadir a los actores de detener la escalada y la guerra".

Antes del Líbano, Borrell visitó Egipto a principios de semana. Ante sus homólogos árabes, reconoció su "decepción" con algunos de los Estados miembro de la Unión: "Nunca he visto un tema tan divisorio entre los europeos como el conflicto Israel-Palestina", pronunció en una reunión de los ministros de Exteriores de la Liga Árabe reforzada por la asistencia del canciller turco, Hakan Fidan.

De El Cairo voló el miércoles a Beirut. En el Líbano visitó Naqoura, en la frontera con Israel, donde tiene su sede la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL). Pero del país de los cedros regresará a Bruselas sin pisar Tel Aviv: según el diario Yedioth Ahronoth, el Gobierno israelí no autorizó una visita oficial al ministro de Exteriores, Israel Katz

Durante los últimos once meses de guerra, los llamamientos de Borrell a sancionar a los ministros ultraderechistas de Benjamín Netanyahu han enemistado al jefe de la diplomacia europea con importantes sectores de la política israelí, entre ellos el oficialismo. El mismo jueves, tras asegurar en rueda de prensa que "no habrá fin al conflicto sin justicia para los palestinos", Borrell expresó su "indignación" en X en reacción a los ataques aéreos israelíes contra una escuela gestionada por la ONU en el centro de la Franja de Gaza, y en la que murieron al menos 19 personas.

El alto representante de la UE ha aprovechado su reunión con el ministro Buhabib para subrayar que, para que el Líbano se asegure la estabilidad y la paz, "es necesario restablecer el funcionamiento de las instituciones nacionales, incluida la presidencia de la república y el consejo de ministros".

Desde octubre de 2022, la presidencia del vecino norte de Israel está vacante, y las fuerzas políticas libanesas no consiguen acordar una solución al vacío presidencial. "No hay forma de defender los intereses libaneses en el extranjero sin estar estables y unidos en casa", recordó Borrell al ministro de un Gobierno con una grave crisis de legitimidad que desde hace años perdió el control de ciertas áreas ante el partido-milicia chií Hezbolá.

Por su parte, el ministro de Exteriores libanés mencionó aspectos en los que Beirut desearía una mayor colaboración con Bruselas. Entre ellos, el retorno a Siria de los refugiados de una guerra que da sus últimos coletazos. En Líbano, un país de 5,5 millones de habitantes del tamaño de Navarra, vive también un millón y medio de refugiados sirios. "Líbano acoge con satisfacción la reevaluación de la política de la UE hacia Siria a petición de ocho de sus miembros. La UE puede desempeñar un papel constructivo para encontrar soluciones sostenibles para una pronta recuperación y fomentar el retorno seguro y digno de los sirios, en su mayoría desplazados económicos, a su patria", pronunció Buhabib en la rueda de prensa conjunta.

Borrell también se ha reunido con el primer ministro libanés, Najib Mikati; el jefe del Ejército del país, Joseph Aoun; y el presidente del Parlamento, Nabih Berri, del partido chií Amal ―Esperanza, en español―. En su encuentro con el jefe de la diplomacia europea, Berri elogió la postura humanitaria de Borrell y su reconocimiento de la realidad de la agresión israelí, que dura ya casi un año. Subrayó que Líbano no busca la guerra, sino que tiene el derecho y la capacidad de defenderse.

La incursión contra Hezbolá

Borrell, que en su última tournée por Oriente Medio no se ha encontrado con ningún representante israelí, afirmó en Beirut que, de momento, se ha evitado "lo peor" en el Líbano. Por eso, aunque "la anunciada guerra integral en el sur del Líbano con una invasión" no ha ocurrido, "la amenaza sigue ahí y la destrucción y los bombardeos diarios continúan".

Esta semana, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha anunciado que su Ejército se prepara para una invasión terrestre de las áreas del Líbano controladas por Hezbolá. El martes, en un simulacro de combate terrestre, explicó que el movimiento de sus tropas responde a que el centro de gravedad de la guerra en Gaza "se está desplazando hacia el norte", aunque la misión de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) en la Franja "no han terminado", dijo Gallant a sus destacamentos a las puertas del Líbano en un vídeo publicado en X.

La invasión terrestre es algo que los habitantes del norte llevan meses reclamando a Netanyahu. La tarde del miércoles, Israel denunció haber recibido más de 60 cohetes del grupo armado chií en una hora. Al descontento de los 60.000 israelíes desplazados se suma que, sin una intervención por tierra, el Ejército tampoco se ha demostrado capaz de alcanzar sus objetivos militares. Tras un intercambio de fuego de meses en el que se ha conseguido eliminar puntualmente a dirigentes de Hezbolá, la intención de Tel Aviv sigue siendo asediar el feudo del grupo armado en el sur del Líbano.