Entrada del hospital de la Universidad Americana de Beirut este martes.

Entrada del hospital de la Universidad Americana de Beirut este martes. Reuters

Oriente Próximo

En el hospital de Beirut colapsado por los heridos de Hezbolá: ira y miedo por los 'busca' explosivos

Con nueve muertos y casi 3.000 heridos, los libaneses reaccionan indignados al primer ciberataque en masa desde comienzos de la guerra.

18 septiembre, 2024 02:38
Beirut (Líbano)

Una ambulancia por minuto. Hasta el gran hospital de la Universidad Americana de Beirut se ha quedado pequeño para tantos heridos. Tras la detonación de miles de ‘buscas’ la tarde del martes, esta y otras consultas de urgencias de la capital libanesa tuvieron que hacer hueco para casi 3.000 heridos. La mayoría, del Dahie, el extrarradio sur de mayoría chií donde reside la cúpula de Hezbolá en la ciudad.

“Acaban de sobrepasar todos los límites. Si [los israelíes] entran, será el principio del fin”, declara atónito Tony, el dueño cristiano de una cafetería cercana al policlínico, apenas una hora después del ataque. Con la primera cohorte de ambulancias, abandona su puesto y corre a mostrar a los sanitarios un atajo a la entrada.

El hospital universitario estadounidense se vuelve de inmediato un nido de histeria. En él se agolpan los allegados de militantes de Hezbolá, pero también de los cientos —¡miles!— de civiles que se convirtieron en víctimas de las explosiones mientras recogían la mesa, regresaban a casa o escogían peras en la frutería. Entre ellas, Fátima Yaafar, de nueve años. Como Fátima murieron al menos otras ocho personas, según el Ministerio de Salud libanés.

En la puerta de urgencias, la multitud se agolpa con ansia sobre las ambulancias. Hezbolá aún no había acusado a Israel de estar detrás del ataque, pero ellos lo tienen claro. Tras su desesperación por ubicar a la hija o al padre herido, está el suspiro del que sabe que este revés es otro capítulo más de una guerra con el vecino del sur que ni empieza ni se acaba. Un capítulo que se ha demostrado especialmente peligroso por ser el primer ciberataque en masa al que se enfrentan los libaneses.

En el hacinamiento del espacio, acordonado por el Ejército libanés, un hombre obsequia al periodista con un escueto: “Ahora que hablen los terroristas”.

Dentro, en el vestíbulo del hospital, una multitud de abayas negras mira por la cristalera. Algunas mujeres lloran, otras tiritan y otras se incendian contra un recepcionista que no da abasto. Otras simplemente esperan. A las 18:41, con el anochecer, varios hombres entran y extienden sus esterillas para el rezo del maghrib.

El vestíbulo del Hospital Americano de Beirut se convierte así en una mezquita improvisada para algunos, mientras la llegada de más heridos y los gritos al recepcionista alimentan el frenesí.

Es de noche y las ambulancias mantienen las carreteras de Beirut congestionadas. Los grandes hospitales de la ciudad están dispersos: además del Americano, en Hamra (oeste), el Hôtel-Dieu de France de Ashrafíe (este) y el Bahman, cercano al Dahie, admiten al grueso de los pacientes.

En el Hospital Libanés del barrio cristiano de Yeitaui, una treintena de especialistas corretea por los pasillos para atender a seis personas heridas. Tres hombres comparten habitación, y cada uno tiene cinco sanitarios curando sus quemaduras del torso, sus caras magulladas y sus labios reventados. Una monja consuela a las mujeres chiíes en la sala de espera.

Una campaña nacional de donación de sangre se ha puesto en marcha, de Trípoli al norte hasta Tiro, una ciudad del sur también golpeada por el ataque. El de este martes ha sido el tercero en Beirut desde el comienzo de la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre.

En enero, las Fuerzas de Defensa Israelíes mataron al jefe adjunto de Hamás, Saleh al-Arouri. El pasado mes de julio, otro ataque aéreo israelí asesinó en el barrio de Haret Hreik al comandante de Hezbolá Fuad Shukr, además de cuatro civiles. Sin embargo, la explosión este martes de miles de ‘buscas’ en un lapso de treinta minutos ha sido el golpe más sangriento en la capital libanesa en los once meses de guerra.

Aunque Tel Aviv no ha reivindicado la autoría del ataque, Hezbolá ha responsabilizado a Israel y ha prometido tomar represalias “en justo castigo” por el ataque. El ministro de Información libanés también ha calificado la explosión de los dispositivos la tarde del martes como una “agresión israelí”.