Donald Trump en un acto en Florida por el aniversario de los ataques del 7 de octubre.

Donald Trump en un acto en Florida por el aniversario de los ataques del 7 de octubre. Reuters

Oriente Próximo

Trump anima a Israel a atacar Irán mientras Biden y Kamala insisten en un alto el fuego inmediato en Oriente Próximo

8 octubre, 2024 02:09

“Israel tiene todo el derecho a atacar Irán y nadie se disgustaría”, aseguró el candidato republicano, Donald Trump, en una radio conservadora estadounidense. El expresidente es un hombre con pocas fobias en el terreno internacional y con una profunda admiración por los autócratas como Kim, Xi o Putin, es decir, por todo aquello contra lo que ha luchado su país durante décadas. Ahora bien, si hay un país extranjero al que le tiene una especial manía es a Irán.

Irán fue el centro de buena parte de sus ataques durante los cuatro años de presidencia: se desmarcó del acuerdo de Obama de control del programa nuclear a cambio de unas mejoras en el armamento convencional y ordenó en primera persona el asesinato del general Qasem Soleimaini en el aeropuerto de Bagdad. Soleimaini era el jefe de la Fuerza Quds, el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria, y estaba considerado por muchos como el número dos del régimen iraní, la mano derecha del ayatolá Alí Jamenéi, por delante incluso del presidente Hasan Rohaní.

Tal fue la importancia del ataque, que Jamenéi juró venganza contra Estados Unidos y lanzó una serie de ataques contra bases americanas en Irak. A los pocos días, en su rezo semanal, calificó a Trump de “payaso” y “cobarde”. El multimillonario empleó como respuesta un recurso similar al que ha utilizado estos días Netanyahu: apoyar desde las redes sociales a la resistencia iraní y asegurarles que la Casa Blanca estaría a su lado contra la opresión islamista.

Y es que las relaciones entre Netanyahu y Trump siempre han sido buenas, tal vez porque el líder del Likud representa también una figura fuerte y decidida a la hora de conseguir sus objetivos. Su único malentendido se produjo cuando Netanyahu rechazó colaborar en la teoría de la conspiración trumpista tras las elecciones de 2020 y reconoció a Biden como legítimo ganador. En palabras recogidas por el periodista Barak Ravid en su libro La paz de Trump, el expresidente explicaba así su relación con el primer ministro israelí: “Me gustaba Bibi, aún me gusta, pero me gusta más la lealtad (…) que le jodan”.

Netanyahu “vota” republicano

Según se vio en la reciente visita de Netanyahu a Estados Unidos con motivo de su intervención ante las Naciones Unidas, la amistad vuelve a estar en sus mejores términos. Al fin y al cabo, los dos tienen un mismo enemigo: el Partido Demócrata. En Tel Aviv no gustó nada el comunicado de Kamala Harris del pasado fin de semana en el que mostraba su solidaridad con el pueblo libanés sin hacer mención a Hezbolá. En rigor, no había nada de escandaloso en sus palabras, pero la tensión es máxima y todo tiende a exagerarse.

En cualquier caso, está claro que a Israel le interesa más una administración republicana en estos momentos. Trump está dispuesto a acabar con la guerra en Ucrania porque la guerra es una cosa horrible, pero no parece que vea con malos ojos un conflicto entre Israel e Irán siempre que ganen los primeros. De hecho, en la misma entrevista radiofónica, casi animaba al estado hebreo a lanzar un ataque contundente: “Nadie les va a culpar después de que les mandaran 187 misiles”.

La retórica de Trump choca, como decíamos, con la de la administración Biden y los demócratas en general. Tanto el presidente como la vicepresidenta emitieron este lunes sendos comunicados culpando a Hamás de la guerra en Gaza y lamentando las víctimas civiles en el conflicto sin responsabilizar de ello a Israel. Tal vez Harris fue más contundente en su mensaje de apoyo a los gazatíes, pero es que Harris tiene que ganar unas elecciones en menos de un mes y sus asesores ya no saben si da más votos el apoyo sin fisuras a Netanyahu o la crítica a su gestión. Tienden a pensar que lo segundo y al final suelen quedarse en peligrosos términos medios.

Walz y el alto el fuego inmediato

Aunque no es miembro como tal de la administración actual, el candidato a vicepresidente y gobernador de Minnesota, Tim Walz, aprovechó el aniversario de la masacre terrorista contra Israel para recordar a los rehenes y pedir un alto el fuego inmediato que pueda permitir un intercambio con prisioneros de Hamás. Walz se reunió el mes pasado con las familias de los estadounidenses aún retenidos en Gaza y agradeció a Biden y a Harris el trabajo que están haciendo para llegar a un acuerdo.

Las declaraciones de Walz van en la línea de los mensajes que ha ido repitiendo el propio Biden en los últimos meses y que muy poco se han parecido a la realidad. No hay intención ninguna por parte de Israel -ni por parte de Yahya Sinwar, el líder de Hamás- de detener ahora su ofensiva. De hecho, este martes volvió a bombardear los barrios del sur de Beirut que se consideran bastiones del grupo terrorista Hezbolá. Asimismo, respondió al lanzamiento de un proyectil por parte de Hamás con un nuevo ataque sobre la Franja. 

Aparte, las FDI han decidido enviar más tropas al sur del Líbano, donde la niebla de guerra es más densa que nunca, y ha ordenado la evacuación inmediata del norte de Gaza, lo que anuncia nuevos ataques sobre una zona ya devastada desde hace meses. El secretario de Estado, Antony Blinken, sigue negociando sobre el terreno, pero su tarea recuerda a la de Sísifo empujando la piedra montaña arriba solo para verla caer una y otra vez. La paz es imposible allá donde un mayor beneficio se puede conseguir mediante la guerra.