Oriente Próximo

Israel avisa a los cascos azules de la ONU tras vetar a Guterres con un doble ataque contra su cuartel general en Líbano

11 octubre, 2024 03:03
Beirut (Líbano)

Benjamín Netanyahu no ha dado margen de acción a los libaneses. El martes, el primer ministro israelí puso a un pueblo entero en la encrucijada: o acabáis con Hezbolá, o nuestro Ejército os dará a todos “una larga guerra que conducirá a la destrucción y al sufrimiento como vemos en Gaza”. Pero Líbano no ha tenido tiempo para procesar la amenaza: en los últimos dos días, las Fuerzas de Defensa Israelíes ya han emprendido acciones que recuerdan a la guerra que llevamos un año viendo en el enclave palestino.

Solo el jueves, Israel abrió fuego contra dos bases de la ONU por la mañana, y bombardeó un barrio considerado seguro de Beirut por la tarde. Cerca de las 19:30, dos misiles golpearon los vecindarios de Nueire y Ras el-Nabe, donde Israel buscaba ‘eliminar’ a más de un comandante de Hezbolá. El mayor blanco de estos ataques fue, según tres fuentes de seguridad, Wafiq Safa, director de la unidad de enlace y coordinación de Hezbolá encargada de colaborar con los organismos de seguridad libaneses.

El intento de asesinar a Safa supone una ampliación de los objetivos de Israel en Hezbolá, que hasta ahora se habían centrado en los mandos militares y los altos dirigentes del grupo. Según informes del jueves por la noche, Safa sobrevivió. Pero no así al menos 22 personas que se encontraban en el área bombardeada. Entre ellas, una familia de ocho desplazados del sur del Líbano en la capital. Los ataques también han dejado, al menos, 117 heridos.

Horas antes del ataque en estos barrios de Beirut, muy próximos al centro de la ciudad, Israel atacaba una base de UNIFIL, la misión de la ONU en el Líbano. En Naqoura, en el lado libanés de la frontera, un tanque israelí disparó contra una torre de vigilancia y dejó heridos a dos cascos azules indonesios.

El miércoles, las Fuerzas de Defensa Israelíes ya “dispararon deliberadamente e inutilizaron” las cámaras que vigilan la zona, de manera que “será más difícil controlar que Israel respete el derecho internacional”, afirmaba el portavoz de UNIFIL, Andrea Tenenti.

Tenenti declaró este jueves que el “incidente” en Naqoura es uno “de los más graves que se han presenciado en los últimos 12 meses”. También aclaró que las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas están decididas a permanecer en sus puestos en el sur del Líbano: “Estamos aquí porque el Consejo de Seguridad [de la ONU] nos lo ha pedido. Así que nos quedaremos hasta que la situación nos impida operar”.

Los 50 países que contribuyen a UNIFIL habían acordado el jueves mantener el despliegue de más de 10.400 efectivos de mantenimiento de la paz entre el río Litani, en el norte, y la frontera reconocida por la ONU entre Líbano e Israel, conocida como Línea Azul, en el sur. Sin embargo, UNIFIL apenas puede cumplir su misión de mantener el sur del país libre de armas y personal armado que no pertenezca al Estado libanés.

Desde las resoluciones que le dieron su forma actual en 2006, la región donde operan los cascos azules ha estado controlada de facto por Hezbolá. Además, en las últimas semanas, la fuerza de la ONU no ha podido evitar una lenta pero progresiva invasión terrestre israelí en el Líbano.

Fuentes de EL ESPAÑOL confirman que las tropas españolas en la región llevan semanas resguardadas en los búnkeres, sin poder realizar su misión ni atender a la poca población que ha decidido no huir de los pueblos del sur del Líbano más cercanos a la frontera con Israel. “No se puede salir más que a buscar provisiones, y solo cuando Israel da luz verde”, confirma una fuente, que apunta que la mayoría de los vecinos del batallón son libaneses cristianos.

Un aviso a la ONU

En su intervención del jueves, Tenenti dijo también que algunas bases están acogiendo a libaneses desplazados de zonas atacadas por Israel. Y ahí se escuda el Ejército de Netanyahu: las Fuerzas de Defensa de Israel acusaron después del ataque de esta semana a Hezbolá de “operar” cerca de los puestos de UNIFIL en el sur del Líbano.

La retórica recuerda a la que Tel Aviv ha empleado en los últimos doce meses contra la UNRWA, equivalente de UNIFIL en la franja de Gaza. Desde el comienzo de la guerra, Israel ha acusado a las fuerzas de mantenimiento de paz en el enclave palestino de albergar en sus instalaciones artillería de Hamás, así como de contar entre su personal con combatientes del grupo armado.

Las tensiones entre el gobierno de Netanyahu y la ONU llevaron a que, el pasado 2 de octubre, Israel declarara persona non grata a António Guterres, secretario general de la organización internacional.

El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz, acusó entonces a Guterres de no condenar “inequívocamente” el ataque con misiles de Irán contra Israel de principios de mes. “Este secretario general da respaldo a terroristas, violadores y asesinos de Hamás, Hezbolá, los hutíes [de Yemen] y ahora Irán —la nave nodriza del terror mundial— será recordado como una mancha en la historia de la ONU”, publicó Katz en X.

Si en Gaza han muerto 226 trabajadores de la UNRWA en el último año, en el Líbano ya ha muerto el primer trabajador humanitario. El jueves, el subsecretario general de Operaciones de Paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, reconoció ante el Consejo de Seguridad que los más de 10.400 cascos azules de UNIFIL están “cada vez más en peligro”.