Vista general de la entrada de la sede de la compañía de aviación turca TUSAS, lugar del ataque.

Vista general de la entrada de la sede de la compañía de aviación turca TUSAS, lugar del ataque. Stringer

Oriente Próximo

La historia se repite en Ankara: Turquía sufre un atentado cada vez que negocia la paz con los kurdos

Estambul (Turquía)
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Aunque ningún grupo ha reivindicado el ataque cerca de Ankara —al menos cinco muertos y 22 heridos— contra la sede de TUSAŞ, la empresa pública aeroespacial turca, el ministro de Defensa, Yaşar Güler, ya ha apuntado hacia los terroristas del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) como responsables: “A los militantes del PKK siempre les damos el castigo que merecen, pero no aprenden. Les haremos sufrir por lo que han hecho”, afirmó el general en la misma noche del miércoles.

Diez minutos antes del atentado, que tuvo lugar a las 15.20, hora local, el periodista en el exilio Can Dündar entrevistaba en directo al político kurdo Hasip Kaplan sobre las conversaciones de paz que se llevan a cabo con el grupo armado y que podrían suponer un hito histórico: que el líder y fundador del PKK, Abdullah Öcalan, que cumple cadena perpetua, acuda al Parlamento para pedir a su grupo que abandone las armas.

Usted conoce bien al Estado y la organización. En ambos lados, puede haber gente que no esté muy contenta con esta solución. En nuestra historia existe algo así como un Estado profundo. Sabemos que estos procesos han sido saboteados, probablemente también desde dentro de la organización. ¿Podría suceder ahora?”, preguntaba Dündar.

En este momento estamos atravesando un proceso en el que tenemos que ser muy cuidadosos y sensibles con la seguridad. Porque siempre ha habido intereses profundos que sabotean estos procesos tan delicados”, respondía el político kurdo.

Ni Dündar ni Kaplan son adivinos, solo conocen muy bien la historia de su país. Con varios muertos y heridos, y un modus operandi clásico de los atentados kurdos, surgen enormes dudas sobre cómo es posible que un hombre y una mujer armados hasta las cejas con rifles y explosivos aparquen un auto amarillo ante la sede de la empresa estatal de defensa y con total libertad de movimientos disparen y lancen granadas. De ahí surgen todas las teorías sobre un atentado de falsa bandera, porque estamos en la tierra de las conspiraciones, y en ese sentido Turquía es totalmente Oriente Medio.

Por desgracia, Turquía lleva décadas viendo la misma película de suspense”, comentaba Dündar minutos después del atentado en su cuenta de X. Esta película empezó en 1984, aunque el conflicto kurdo se remonta a principios del siglo XX, cuando tras la caída del Imperio Otomano y la fundación de la República en 1923, esta importante minoría étnica vio sus derechos reprimidos con una política de asimilación que prohibía su lengua y tradiciones. Tras diversas revueltas históricas duramente reprimidas, en 1978 Abdullah Öcalan fundó el PKK con el objetivo de luchar por un Estado kurdo independiente.

Fue en 1984 cuando el PKK inició la insurgencia armada contra el Gobierno turco que marca el inicio de un conflicto que ha dejado más de 40.000 muertos, más de la mitad kurdos. Incluso antes de la captura de Öcalan se produjeron atentados durante los intentos de paz entre el Gobierno turco y el PKK, destinados a sabotear las conversaciones. En 1993, durante el alto el fuego declarado unilateralmente por el PKK en marzo, dos meses después el grupo lanzó un ataque que mató a 33 soldados turcos.

Durante la década de 1990 se intensificó la insurgencia kurda, con apoyo logístico desde Siria e Irak, lo que socavó los esfuerzos diplomáticos de paz. En 1998, Öcalan fue expulsado de Siria tras las presiones de Ankara, y capturado en 1999. Desde su encarcelamiento en la prisión de İmralı, los intentos de conversaciones de paz han sido repetidamente interrumpidos por atentados. En la primera fase tras su captura, se sucedieron intentos esporádicos de paz, socavados por ataques del PKK, culminando con la ruptura de un alto el fuego en 2004 y varios años de violencia.

Durante el proceso de paz de Oslo (2009-2011), las conversaciones secretas entre Ankara y el PKK, con la participación de Recep Tayyip Erdoğan, también fueron debilitadas por ataques, y colapsaron tras un atentado en 2011 que mató a 13 soldados.

El último proceso previo al actual se llevó a cabo entre 2013 y 2015, siendo uno de los intentos más significativos. Sin embargo, las tensiones se exacerbaron por el conflicto en Siria, cuando el Gobierno turco no apoyó a los kurdos asediados en Kobane en 2014. En 2015, el proceso colapsó con el ataque del ISIS a Suruç, que mató a 33 activistas kurdos. Los enfrentamientos entre kurdos y las fuerzas turcas aumentaron, y un atentado en Ankara en octubre de ese año, que dejó más de 100 muertos, puso fin a esta fase.

La historia se repitió el miércoles. Si se presiona al PKK para que alcance la paz y la fracción mayoritaria acepta, la otra fracción lanzará un ataque para poner en peligro el proceso de paz y añadir más sangre a esta historia.

Como otros muchos grupos terroristas en el mundo, una facción del PKK puede estar luchando por su supervivencia, por mantener su modus vivendi matando. Además, el ejército turco ha usado drones y helicópteros de TUSAŞ para atacar a facciones kurdas en Siria e Irak. Otros expertos, como sugerían Dündar y Kaplan, apuntan a elementos clandestinos dentro del propio estado turco que actúa fuera de las leyes democráticas, lo que se conoce como “derin devlet”, un “estado profundo” o “estado en la sombra” que tiene sus orígenes en el final del Imperio Otomano y ha sido ampliamente analizado por académicos como la profesora Mehtap Söyler o el experto Ryan Gingeras.

Por si todas estas conspiraciones y entorpecimientos sistemáticos de cualquier proceso de paz no fueran suficientes, Turquía está rodeada e involucrada en conflictos regionales que suponen riesgos de seguridad, como el actual conflicto de Israel con Palestina, el Líbano e Irán. En la tierra de las conspiraciones y de guerras endémicas son muchos los actores que podrían haber cometido el ataque, pero la historia reciente de Turquía señala un patrón.