Así es el nuevo Googleplex que construirá Google
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Las oficinas de Google son unas de las más famosas del mundo –cafeterías dondequiera que mires, mesas de billar, pistas de bolos, edificios verdes y huertos por todos lados- pero ninguno de esos lugares ha sido construido por la compañía. El núcleo de Googleplex, su cuartel general en Mountain View, California, no es más que un complejo suburbano de oficinas que una vez fue propiedad de Silicon Graphics y que Google ocupó para adapatarlo a sus necesidades; en Nueva York, Google utiliza el enorme ex cuartel general de la Autoridad Portuaria de Chelsea.
La compañía del buscador ha sido igual de oportunista en el resto del mundo, cogiendo emplazamientos ya existentes y Googleizándolos. “Hemos sido los mejores cangrejos ermitaños del mundo”, explica David Radcliffe, un ingeniero civil que supervisa el edificio principal de la compañía. Continuando con la metáfora, comenta: “Hemos cogido los refugios de otras personas y los hemos mejorado”.
Desde hace algo más de un año, Google ha estado pensando en dar el paso y lanzarse a crear algo desde cero. En 2011 lo intentaron, pero lo más lejos que llegaron fue a contratar al arquitecto alemán Christophe Ingenhoven para diseñar una nueva súper estructura verde en un lugar cerca del Googleplex. Pero no fue un buen comienzo: la compañía abandonó el proyecto un año después, cuando decidió construir en otra parte de Mountain View, más cerca de la Bahía de San Francisco, y buscaron a otro arquitecto.
Ahora la compañía se ha asociado con la firma NBBJ, con sede en Seattle. En las primeras muestras del nuevo proyecto, que Google ha cedido a
Sin embargo, cuanto más miras el complejo, más intrigante resulta. El nuevo campus, que la compañía quiere llamar Bay View Vista desde la Bahía, consiste en nueve estructuras más o menos similares, la mayoría de las cuales será de cuatro pisos de altura. Los patios tienen forma de triángulos doblados y varios de los edificios tienen techos verdes. Todas las estructuras están conectadas por puentes, uno de los cuales llevará a la gente directamente a uno de los techos verdes, donde se ha construido una cafetería al aire libre y un espacio de reunión. Por otra parte, los coches, un gran dilema en los complejos suburbanos de oficinas, estarán ocultos.
Sin embargo, lo que realmente llama la atención de este proyecto no es su arquitectura, sino la forma en que Google ha decidido lo que quiere y cómo se lo ha transmitido a sus arquitectos. Google es, como casi todo el mundo sabe, el mayor acumulador de información que existe. Cuando decidieron construir el edificio, hicieron lo que mejor saben hacer: recopilar datos. Google estudió y trato de cuantificar todo acerca de cómo trabajaban sus empleados, qué tipos de espacio querían, lo importante que es para ciertos grupos estar cerca de otros, etc.
El trazado de rectángulos doblados surge de la insistencia de la compañía en crear un tipo de planta que maximice lo que Radcliffe ha venido a llamar las “colisiones casuales de la fuerza de trabajo”. Ningún empleado en el complejo (de más de 1.1 millones de metros cuadrados) tendrá que caminar más de dos minutos y medio hasta otro empleado. De acuerdo con Radcliffe, “no se puede programar la innovación. Queremos crear oportunidades para que la gente tenga ideas y sea capaz de llegar a los demás y decirles: “¿Qué piensas de esto?””.
Lo que puede ser más significativo es que la investigación de la empresa condujo a un diseño que no es sustancialmente diferente de los edificios Googlenses ya existentes. Los más viejos tienen una mezcla de espacios privados, espacios para trabajar con tranquilidad (aunque también hay oficinas privadas) y espacios de trabajo social y comunitarios, así que los nuevos también dispondrán de ellos. Los edificios más viejos están llenos de cafeterías, y los nuevos también lo estarán. Por último, en las actuales tienen un ambiente relajado y casual con la finalidad de que el trabajador se sienta cómodo y pueda ser más eficiente, así que en el nuevo complejo se seguirá la misma política.
Via Vanity Fair