¿Podemos fiarnos de los youtubers?
YouTube se ha convertido en una plataforma capaz de llegar a millones de personas, ¿pero nos debemos fiar de los youtubers que suben el contenido?
14 julio, 2016 13:37Noticias relacionadas
YouTube se ha convertido en una plataforma capaz de dar voz a miles de personas, a los llamados youtubers que suben sus vídeos todos los días, ¿pero nos podemos fiar de lo que nos dicen en sus vídeos sin más?
La plataforma de vídeos más grande de todo el mundo ha conseguido que se cambie la forma de informarse en muchos campos. Por ejemplo, muchos ya no compran las revistas de videojuegos cada semana; van a sus canales favoritos y se informan en el momento, y esto también pasa en otros ámbitos como la tecnología.
Plataformas como YouTube han hecho que cualquiera, con trabajo y dedicación, pueda tener una voz y un público, y todos estaremos de acuerdo con que es genial que cualquiera sea transmisor y receptor al mismo tiempo. Pero esto también es un arma de doble filo peligrosa, y ya tenemos casos en los que los youtubers han aprovechado su influencia en beneficio propio.
‘Youtubers’, los últimos en el punto de mira
El último caso nos lo encontramos con un usuario llamado TmarTn, con más de 3 millones de seguidores en la plataforma y una media de 300.000 reproducciones por cada vídeo que sube. Este YouTuber decidió unirse a Syndicate (canal con casi 10 millones de suscriptores) y crear una página web de loterías de Counter-Strike Global Offensive. Hasta aquí todo correcto, ser “superestrellas” en YouTube no les impide emprender otros proyectos.
El problema viene cuando TmarTn comenzó a usar su canal y su audiencia de 3 millones de usuarios para promocionar este servicio, todo ello sin dejar clara la relación que tenía como fundador. Afirma que jamás ha ocultado su conexión con la página, pero se ha visto forzado a recular y pedir disculpas después de que Valve levantara la voz de alarma -por error-, y de que se creara una auténtica polémica al respecto. Los creadores del servicio se pueden enfrentar a problemas legales con las autoridades de control de juego de EEUU y Reino Unido.
Sin embargo, esta polémica -todavía existente- no es la única en la que los youtubers se han metido de cabeza. Warner Bros también se metió en un berenjenal curioso cuando pagó a una serie de youtubers -incluyendo a personalidades como PewDiePie- para hacer reviews patrocinadas de sus videojuegos, y el aviso de que era contenido patrocinado venía “oculto” en la caja de la descripción. La FTC estadounidense dictaminó que no era suficiente aclaración, y prohibió a Warner Bros utilizar estos vídeos en su campaña de marketing.
¿Cómo se pueden evitar estos escándalos?
Como decíamos antes, YouTube ha hecho que personas con dedicación y esfuerzo se pongan a la cabeza de la información y del entretenimiento, y que tengan una credibilidad ante su audiencia. El problema es que quizás este sector sea más susceptible de ser manipulado al no existir unas normas éticas establecidas. En campos como el periodismo o los medios de comunicación se controla en mayor medida que estas cosas no sucedan, pero sitios como YouTube son un campo por explorar donde todavía no se han impuesto regulaciones estrictas.
Quizás la solución sea imponer regulaciones como se imponen en televisión o radio respecto a la publicidad y a los conflictos de intereses, pero seguiríamos teniendo el problema de que hablamos de una comunidad global: cada país se tendría que poner al día e impondría sus propios criterios, algo que llevaría tiempo y no sería eficaz a largo plazo. También es cierto que una comunidad de tanta envergadura se podría autoregular: conocer estos escándalos y dar la espalda a sus responsables, una especie de boicot a su contenido como castigo.
Lo que está claro es que YouTube no es más que una mera plataforma, y quienes componen de verdad su comunidad son los usuarios. Quizás centrar el debate sobre YouTube sería incorrecto, y habría que centrarlo sobre cada usuario que sube vídeos: que la responsabilidad caiga sobre el usuario que sube el vídeo, no sobre la plataforma. Alguien en YouTube no tiene que ser más o menos fiable que alguien en un periódico o una cadena de televisión, lo que importa es la credibilidad del autor de ese vídeo que estamos viendo, algo que en muchas ocasiones se nos pasa por alto.