El Bugatti Veyron tiene el título de coche de producción más rápido del mundo, pero eso no significa que lo sea, porque Volkswagen tiene un as en la manga para serlo.

Actualmente, y si nos referimos a los famosos Records Guinness, el Bugatti Veyron Super Sport es el coche de producción más rápido del mundo con 415 kilómetros por hora. Ese título no está exento de polémica al considerar muchos que esa versión del Bugatti Veyron no cumple con los requisitos para serlo, pero quedó confirmado en 2013 que el título seguía siendo suyo, y buena parte de la culpa es del Grupo Volkswagen.

¿Qué necesita un coche para ser el más rápido del mundo?

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Para conseguir este récord un coche tiene que pasar los siguientes requisitos; de lo contrario se considera que no es válido, y no calificaría para el récord.

  • Ser posterior a 1945
  • Estar construído para su uso en carreteras públicas y respetar las legislación del país al que van destinados
  • Construir al menos 25 unidades originales y habilitar su venta
  • Probar su velocidad en un test de carretera independiente en dos vueltas, la segunda en la dirección contraria

Como podéis ver se tratan de condiciones razonables al hablar de coches de producción, aunque no siempre ha sido así: se tardó un tiempo en “estandarizar” la prueba, por lo que muchos vehículos han sido poseedores del título sin respetar del todo estas reglas. Coches industriales, modificaciones de otros coches o vehículos no homologados no valdrían, en otras palabras.

Además, sigue existiendo un debate sobre si de verdad es necesario que se produzcan al menos x vehículos. La norma de los 25 coches se remonta a las reglas de la FIA de 1968, pero existen fuentes que afirman que el mínimo de Guinness son 50 coches (las reglas de Guinness no se suelen debatir en público), y muchos aficionados ponen su mínimo en los 1.000 ejemplares.

Bienvenidos a Ehra-Lessien, la pista de pruebas de Volkswagen

Probad a reducir el zoom en el mapa que tenéis arriba y a seguir la enorme carretera que empieza a la izquierda de los edificios para ver de lo que hablo.

Ahora mismo parece poco relevante para el tema del que estamos hablando, pero es el momento de presentaros a Ehra-Lessien, un municipio alemán de 1.600 habitantes. A decir verdad, esta ciudad del norte del país no destaca mucho hasta que nos dirigimos al norte y nos encontramos una enorme pista de 8.7 kilómetros de largo, con curvas a cada lado que permiten entrar y salir de la recta a gran velocidad, tan larga que es imposible de ver el final debido a la curvatura de la Tierra.

Esta instalación se creó durante la Guerra Fría en la zona de exclusión aérea de la República Democrática Alemana, la parte del país que cayó en manos de la Unión Soviética. El lugar servía para la prueba y almacenamiento de prototipos secretos, a salvo de los ojos del otro lado del muro. Después de la Guerra Fría la instalación terminó en manos del Grupo Volkswagen y ahora es la pista de pruebas privada de la compañía, con 100 kilómetros de asfalto donde probar sus nuevos coches.

¿Por qué Ehra-Lessien es importante para batir el récord?

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Si os habéis fijado en las reglas de antes, una de las condiciones para marcar el récord del mundo es hacer dos vueltas, y la segunda vuelta tiene que ser el mismo recorrido en dirección contraria. Parece una tontería, pero Ehra-Lessien es la única pista del mundo que cumple con las condiciones perfectas para batir el récord, y Volkswagen no va a dejar pasar ningún coche que no pertenezca a una de sus marcas (Audi, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, SEAT, Skoda, Volkswagen, Scania, MAN y Ducati).

El último no-Volkswagen que lo hizo fue un McLaren F1 en 1996, alcanzando los 391 kilómetros por hora a manos de Andy Wallace. Podéis admirar esas carrera contra el velocímetro en el vídeo que tenéis encima. Por ese entonces el Grupo Volkswagen se hizo con los derechos de Bugatti y empezaron a trabajar en el proyecto Veyron; en 2005 establecieron el nuevo récord, 408 kilómetros por hora.

Muchos pensaréis que existen más terrenos que podrían hacer la competencia a Ehra-Lessien. Por ejemplo, el Salar de Bonneville y su pista de 4 kilómetros es conocida en todo el mundo por servir para batir los récords de velocidad en línea recta, pero correr en un mar de sal es demasiado diferente a correr en asfalto.

Además, ya sabemos que el Bugatti Veyron Super Sport no es el coche de producción más rápido del mundo. El Hennessey Venom GT ha superado con creces al Bugatti Veyron Super Sport alcanzando los 435 kilómetros por hora; el problema es que el Centro Espacial Kennedy no les autorizó a dar una segunda vuelta en dirección contraria, por lo que no es válido para el Récord Guinness.

Por una parte muchos se cuestionan los criterios por los que un vehículo puede calificar para ser el vehículo de producción más rápido del mundo, mientras que otros directamente se preguntan qué sentido tiene ser el coche de producción más rápido si sólo vas a poder serlo en una pista en todo el mundo. Sea como sea, y a falta de que alguien de un golpe sobre la mesa, el reinado del título parece que estará en manos de Volkswagen durante mucho tiempo, y no necesariamente por el coche.

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