Cuando el McLaren F1 batió el récord de velocidad de coches de calle, lo hizo sin mucha fanfarria y casi sin intentarlo.
El McLaren F1 ha pasado a la historia como un coche irrepetible, único en su especie. El nombre McLaren se asocia más con la Formula 1 y los coches de carreras; pero en 1992 sorprendió a todo el mundo con el lanzamiento de este deportivo para calle.
El proyecto nació de la ingeniosa mente de Gordon Murray, que estaba algo obsesionado con la idea de un coche de tres plazas; dos de ellas en la parte trasera, con el conductor en solitario en la delantera. El resultado era una experiencia única.
Qué pasa cuando un equipo de F1 fabrica un coche de calle
El McLaren F1 fue un coche muy innovador, siendo el primero con chasis completo de fibra de carbono. La ligereza que eso le confería casaba muy bien con el motor V12 de 6.1 litros que habían conseguido de BMW.
Pero al mismo tiempo, el F1 fue un coche sin muchas pretensiones; sí, era un deportivo espectacular, pero sus creadores repitieron una y otra vez que podía usarse diariamente. No era un coche de carreras modificado para cumplir las normativas en la calle; al revés, era un coche de calle que podía ser modificado para correr (y lo hizo con mucho éxito, ganando las 24 horas de Le Mans).
Por eso, cuando las primeras unidades salieron de fábrica, en la compañía se sorprendieron de si mismos; habían creado uno de los mejores coches de la historia, que aún ocupa un lugar en el corazón de la afición.
Con este coche podían batir récords casi sin intentarlo; eso fue lo que ocurrió en 1993, cuando dieron algunas vueltas en el Centro Sperimentale Nardò y alcanzaron los 371 km/h. Habían superado ampliamente al anterior poseedor del récord, el Jaguar XJ220 con sus 349 km/h; pero sabían que el coche aún tenía mucho potencial.
Cómo se batió el récord de velocidad de coches de calle
Y así empieza la historia del último mini-documental publicado por McLaren; en él se narra cómo el piloto Andy Wallace fue invitado a una prueba que, siendo “joven y estúpido”, no podía rechazar.
En esta ocasión fue en Ehra-Lessien, la pista de pruebas de 8.7 kilómetros de largo en el centro de Alemania; la misión, pisar al máximo el acelerador y ver hasta dónde llegaba el velocímetro. Ya está, no hacía falta más.
Por supuesto, Wallace no era extraño al F1; con este coche había subido al podio en las 24 horas de Le Mans, y sabía lo que podía hacer en las largas rectas del circuito francés. Pero en esta ocasión era la versión de producción, sin modificar, y con neumáticos de calle; un casco simple protegía su cabeza, pero a las velocidades que alcanzó no le hubiera servido de mucho.
Si Gordon [Murray, creador del F1] te dice “Vas a montarte en el coche, vas a conducir y va a ir muy rápido”, tú dices “Ok”, cierras la puerta y allá vas.
La preparación era mínima, y las únicas instrucciones que Wallace recibió fue que fuese comentando lo que ocurría; y así, metió la marcha y salió disparado, mientras contaba en voz alta.
La primera vuelta ya destrozó el récord anterior, alcanzando los 388 km/h; a esa velocidad, el coche se mueve solo, y la más mínima corrección al volante puede mandar al coche fuera de la pista. En ese momento, la tentación de levantar el acelerador era grande.
391 km/h, una cifra que hace que las palmas de tus manos suden
Pero en vez de eso, Wallace volvió a donde los ingenieros, y mientras las palmas de las manos le sudaban, les ordenó lo que el coche necesitaba: “more revs”. Más revoluciones, estaba tocando el límite en la última marcha, y Wallace sospechaba que el coche aún guardaba algo más.
Dicho y hecho, en el segundo intento alcanzó los 391 km/h. Ya está, era el absoluto límite del coche, y Wallace sonaba algo frustrado por ello; antes de darse cuenta de que 391 no era una mala cifra, ¿verdad?
Para registrar un récord de velocidad oficial es necesario hacer el mismo recorrido en dirección contraria; al final, la velocidad punta media fue de 386,46 km/h.
Un récord que se mantuvo intacto durante años; aunque en la actualidad el Bugatti Veyron y otros coches le hayan superado, el McLaren F1 sigue siendo el coche con motor atmosférico más rápido del mundo. Y es poco probable que vaya a ser vencido ahora que la industria está abandonando ese tipo de motor.
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