El futuro del transporte va más allá de la electrificación y el desarrollo de autonomía para los coches. El transporte público autónomo también va a jugar un papel importante en las grandes ciudades.
El transporte es el área en la que estamos viendo un progreso tecnológico más sustancial en estos años. Pero normalmente, cuando hablamos del futuro del transporte, pensamos en las grandes innovaciones en el coche que están llevando a cabo las grandes empresas de Silicon Valley: Uber, Google, Tesla…
Sin embargo, al otro lado del Atlántico (el nuestro), la revolución del transporte está teniendo un enfoque distinto. Transporte público autónomo. No hace tanto ruido en el mercado, no es tan glamuroso, pero está a un nivel de desarrollo sorprendentemente avanzado.
La necesidad de un sistema de transporte público autónomo
De primeras puede parecer que con la llegada de los coches autónomos, la demanda de transporte público se reducirá considerablemente. Pero no es así, un sector importante de la población va a seguir demandando este tipo de servicios. Imaginemos, por ejemplo, familias de 4 o más miembros con horarios y destinos habituales diferentes. Muy pocas familias van a poder permitirse comprar 3 o 4 coches para poder abastecer todas las necesidades de transporte. Y eso por no mencionar a la gente que no puede o no quiere comprarse un solo coche, directamente.
Sin embargo, lo anterior son casos concretos. La verdadera razón por la que el transporte público debe evolucionar en lugar de dejarse de lado en favor del coche autónomo es estructural.
Los coches autónomos van a hacer que gente que antes no podía conducir (menores, discapacitados, personas mayores…) ahora vaya a poder ir sola en coche, además que van a circular coches incluso sin pasajeros. Las calles y carreteras, sin embargo, no están preparadas para un gran aumento del flujo de vehículos. Especialmente si tenemos en cuenta que muchos planes urbanísticos de los últimos años han apostado por fomentar medios de transporte públicos y alternativos.
Por eso es muy importante que el transporte público también evolucione tecnológicamente. No puede quedarse atrás con respecto al coche cuando va a ser igualmente necesario en el futuro.
El transporte público autónomo es, ante todo, práctico
La mayoría de propuestas de transporte público autónomo que, como decíamos, se han desarrollado en Europa, no tienen un diseño espectacular ni son increíblemente rápidas. Pero cumplen en lo importante, funcionan. Están funcionando ya, de hecho.
Una de las empresas más interesantes trabajando en esto es EasySmile, porque existe desde el temprano año 2008. Llevan desde entonces trabajando en el desarrollo de pequeños autobuses capaces de funcionar de manera autónoma. Actualmente tienen un producto funcional: el EZ10. Se trata de un vehículo eléctrico y autónomo con espacio para 12 pasajeros. Su tecnología para la autonomía no es especialmente llamativa, aunque si hacen hincapié en su preocupación por la ciberseguridad, un asunto muy importante a la hora de poner estos vehículos en la calle.
Lo que resulta realmente interesante de esto es que EasySmile ya está funcionando. La empresa cuenta con el certificado VIPA francés para los vehículos autónomos, y su EZ10 está circulando con normalidad por las calles de Helsinki y algunas áreas de Singapur. Es cierto que con su velocidad máxima de 40 km/h , lo tienen más fácil que los coches autónomos, pero también hay que considerar que una ciudad es un entorno mucho más caótico y complicado que las autopistas donde Google, por ejemplo, ha hecho sus pruebas.
Por otra parte, al tratarse de un sistema de transporte público, EasySmile también ha trabajado en el desarrollo de una sistema de coordinación de la flota. No basta con que los vehículos sepan ir de un lugar a otro sin chocarse. También tienen que ser capaces de coordinarse entre ellos para cubrir los servicios ofrecidos, cumplir tiempos de espera…
Y este es solo uno de muchos ejemplos. Empresas como Navya o TRL han puesto en marcha proyectos parecidos y, según el New York Times, hay más de 20 programas de transporte público en desarrollo o en marcha en Europa.
Más allá de la calle
Como decíamos antes, la principal razón por la que el transporte público es necesario es la congestión del tráfico. Por eso, existen también propuestas que salen de la calle y saltan al agua. En Ámsterdam, aprovechando los canales que hay por toda la ciudad, los botes autónomos también se están considerando como opción.
Roboat es una empresa que a finales del año pasado presentó su prototipo. Por ahora solo lo han hecho funcionar con control remoto, pero su intención es desarrollar un sistema completamente autónomo. Y no se conforman con revolucionar el transporte, sino que quieren cambiar la logística de toda la ciudad. Dicen que sus botes se podrán acoplar entre sí, formando puentes y plataformas temporales.
Evidentemente, esto es especialmente interesante para ciudades llenas de canales como Venecia y Ámsterdam. En cualquier caso, cualquier ciudad con un río importante podría verse beneficiada por los botes autónomos, tanto para el transporte de bienes como el de personas.
El futuro del transporte público tiene un amplio abanico de posibilidades. Además de botes y autobuses, el metro y el tren son medios de transporte importantes que aún llevan conductor. El metro de Hong Kong, por ejemplo, debe su excelente funcionamiento a una inteligencia artificial, pero no cabe duda de que aún queda mucho por innovar en este campo.
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