La dimisión del CEO de Uber llega en un momento vital para la compañía, y en cierta forma era prácticamente inevitable.
Uber siempre ha sido una compañía polémica, por el mero hecho de existir; es normal, ya que su modelo de negocio hace obsoletos otros que ya llevan generaciones con nosotros.
Pero una cosa es ser una compañía polémica por lo que ofreces, y otra diferente por lo que haces; y ese ha sido el gran problema de Uber en los últimos meses, que no ha podido escapar de los titulares por malas razones.
La dimisión del CEO de Uber se veía venir
Y en el centro de muchas de estas polémicas estaba Travis Kalanick, su CEO. Los motivos de la salida son muchos, y probablemente en los próximos días se revelarán más.
La gota que colmó el vaso, por las consecuencias judiciales para la compañía, fue la revelación de que Kalanick y otros miembros de la junta directiva leyeron el historial médico robado de una mujer violada en India por uno de los conductores de Uber; en vez de colaborar con las autoridades como prometieron, querían acusar a la mujer de mentir para evitar investigaciones y nuevas leyes contra Uber.
El trato con las mujeres también ha sido el protagonista de un informe que revela un ambiente de acoso y que ha terminado con 20 despidos; aunque probablemente seguirá dando mucho que hablar en los próximos meses.
Las prácticas anticompetitivas de Uber contra sus rivales, el uso de información personal obtenida tanto en la app como en otros servicios, y muchos más escándalos han acabado deteriorando la imagen de Travis Kalanick. Un hombre que tampoco es que se haya mordido la lengua mucho.
Kalanick es “invitado” a salir
El pasado 13 de junio, Kalanick se tomó un descanso, oficialmente por la muerte de su madre. Pero por fin se ha revelado que no volverá nunca de este retiro temporal; en una carta dirigida a New York Times, Kalanick anuncia su dimisión, dando a entender que no ha sido exactamente su decisión.
Kalanick apunta que ha “aceptado la petición de los inversores” de dimitir; quieren que la compañía no se distraiga con más “peleas” e iniciar un “nuevo capítulo”. En otras palabras, los inversores quieren un punto y aparte para la era Kalanick, un nuevo comienzo sin escándalos y centrado en el servicio; claro, que nadie les asegura que sólo con quitar al CEO cambien esta filosofía de empresa.
Travis Kalanick seguirá como miembro de la junta directiva de Uber, así que no es como si no pueda seguir dando su opinión de cómo llevar la compañía. Y también tendrá que trabajar en buscar un sucesor dispuesto a pringarse con los escándalos que no se irán con Kalanick.
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