Los coches eléctricos, con el Tesla Model 3 a la cabeza, se están encontrando con un problema grave: las baterías. Ya sea por la falta de ellas, o por las dificultades para producirlas.

El futuro de la conducción puede ser autónomo, puede ser conectado, puede ser inteligente… pero lo más seguro es que sea eléctrico. La disponibilidad de los combustibles fósiles decae, y sus contaminantes no paran de aumentar. Ante este panorama, han sido los coches eléctricos los que se han colocado con más posibilidades de ser el futuro.

Pero eso no significa que los coches eléctricos están exentos de problemas. Lo cierto es que este tipo de vehículos ya está presentando su propia serie de problemas, completamente ajenos a los coches de combustión. Y el mejor ejemplo de ello lo encontramos con el Tesla Model 3, el coche más prometedor de la compañía de Elon Musk.

Tesla y los problemas de la Gigafactory

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Lo cierto es que Tesla prometió una producción más rápida de lo que está siendo en realidad. Las primeras unidades ya han empezado a salir de la fábrica, pero son muy pocas en comparación a las miles que se reservaron. El propio Elon Musk ha dicho que es un “infierno de producción”, pero el verdadero problema está en las baterías.

Tesla no compra sus baterías a otros fabricantes; las hace en una fábrica propia llamada Gigafactory (o Gigafábrica en español). Es una colosal instalación que se dedica a hacer las baterías que usa Tesla. Es decir, Tesla hace sus propias baterías. Y esto entraña aún más problemas para la producción. Más si tenemos en cuenta las 500.000 baterías que son necesarias.

Y, según Business Insider, Tesla está teniendo muchísimos problemas para construir sus baterías. La subcontrata encargada de ello se retiró por completo, y forzó a Tesla a rehacer todo el trabajo desde cero. Esto estaría provocando los retrasos en la línea de producción del Tesla Model 3.

Pero lo verdaderamente preocupante es que el punto fuerte de Tesla son las baterías, en teoría. Si la compañía de Musk tiene problemas para producir las baterías que necesitan sus coches (y otros proyectos como el Powerwall), están en un callejón sin salida. Necesitan resolver estos problemas para seguir siendo una referencia.

¿Hay suficiente material para construir baterías?

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Pero el problema de las baterías es mucho más grave de lo que parece. Una batería está formada con cobalto y níquel, son sus dos elementos esenciales. La expansión de los coches eléctricos, entre otros factores, ha hecho que la demanda de estos materiales crezca como la espuma. Y no habría suficiente para satisfacer toda la demanda.

Según recoge Jalopnik, la mitad del níquel de todo el mundo no tiene la calidad suficiente para ser usado en coches eléctricos. Los proveedores con el níquel de mejor calidad serán los que consigan los contratos con los fabricantes de baterías. Algo que también llevará a empresas de cobalto perdedoras.

Y, mientras, la mitad de todo el cobalto del mundo viene de República Democrática del Congo. El país africano es un lugar inestable y corrupto, algo que hace peligrar ese suministro. Las fábricas quieren encontrar fuentes más fiables de cobalto antes de que la demanda se dispare. Por ello todo el mundo busca cobalto fuera del Congo.

La demanda de estos metales para las baterías no hará más que crecer. Es un tanto irónico porque nos volverá a llevar a la era del petróleo: miles de personas buscando fuentes de cobalto y níquel para minar lo antes posible. Algo que también afectará al medio ambiente.

Pero aún más importante es que las reservas de cobalto y níquel son finitas. ¿Vamos a tener suficientes materiales para construir todas esas baterías que necesitaremos? ¿Existe suficientes reservas para el futuro electrificado para el que nos dirigimos?

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