En España ni tenemos coches autónomos ni se les espera hasta dentro de un tiempo (habría que cambiar la legislación, y, al menos en el tema tecnológico, el proceso de actualización de leyes no es todo lo rápido que podría ser). No obstante, en otros muchos países sí que usan ya lanzaderas (autobuses) completamente autónomos y eléctricos.
El transporte público autónomo aún no es una realidad en ningún país, aunque hayan algunas ciudades en las que se esté probando. Y es que no es más que eso: pruebas pilotos en ciudades muy concretas con un único vehículo de este tipo, que en un futuro servirá para tener un colchón de datos sobre los que hacer un estudio para implantar un transporte público autónomo en su totalidad.
Por último, en Holanda también hay presencia. Y, de hecho, podría ser el primer país europeo y uno de los primeros a nivel mundial en adoptarlo.
Europa
En Francia no solo tienen un trasporte de este tipo, sino dos, más concretamente en París y Lyon. De hecho, uno de los fabricante de estos vehículos autónomos de tipo shuttle (se traduce literalmente como lanzadera; son autobuses de poca capacidad) se encuentra es francés. Hablamos de Navya, la firma que ha proveído a más de 12 ciudades alrededor de todo el mundo.
En el mismo continente, la compañía tiene también acuerdos en otras ciudades: Friburgo y Sion (ambas en Suiza). Fue implantado en septiembre de este mismo año. El modelo empleado, puede circular a un máximo de 25 kilómetros por hora y tiene una autonomía de unas 8 horas (es eléctrico). Realiza un recorrido de 1,3 kilómetros realizado en 4 paradas que tarda en recorrer unos siete minutos, aproximadamente.
Por último, también tiene gran presencia en Londres (Reino Unido), aunque Navya no es la única compañía que está presente en esta ciudad. En este caso, tenemos un total de do líneas de shuttle completamente autónomas: una gestionada por Navya y la otra por Transport Research Laboratory, un laboratorio dependiente del estado.
En Alemania también hay un transporte autónomo público, más concretamente en la ciudad de Bad Birnbach y de la compañía (también francesa) EasyMile. Su ruta es de 700 metros y es complementaria al ferrocarril. En un futuro próximo probablemente se vea en las zonas rurales de Alemania, donde tiene más sentido.
América
En Estados Unidos también cuentan con ‘guaguas’ autónomas: más concretamente en Michigan y Las Vegas. De hecho, en Estados Unidos es donde se ha provocado una anécdota muy curiosa: el shuttle autónomo de Las Vegas se chocó el mismo día que se inauguró, aunque no fue su culpa (de hecho, pudo evitar, en la medida de lo posible, que los daños fueran mayores; el accidente se produjo porque la cabeza tractora no le vió).
En este caso es el mismo tipo de vehículo, un Navya. En el caso de Michigan, lo mismo (y es que es una de las pocas compañías que comercializa esta tecnología. No obstante, el shuttle no es público, sino que pertenece a la Universidad de Michigan.
Oceanía
En Perth (Australia) y Christchurch (Nueva Zelanda), ambas ciudades en las islas del Pacífico, también tienen al menos uno de estos vehículos que se conducen solos. En Australia el bus autónomo está desde hace ya casi dos años, de hecho (febrero de 2016) y en Nueva Zelanda hace relativamente poco, en septiembre de 2017.
El de Perth (Australia) es otro Navya, pero el de Christchurch (Nueva Zelannda) es de otro fabricante, Ohmio Automation, una subsidiaria de HMI Technologies, que además está en plena fase de fabricación masiva del mismo modelo usado en este país.
Asia
Por último, en el continente que queda (en África no hay ningún bus autónomo, aún), esta tecnología tiene presencia tanto en Hong Kong (China). Adicionalmente, en Singapur, además, tenemos que es uno de los primeros países en los que podemos encontrar un taxi completamente autónomo, además de que se espera que pronto acojan también esta tecnología en el ámbito del transporte público.
Bus autónomo en España, ¿cuándo?
En España, como decíamos, los buses autónomos no tienen presencia. Y, en realidad, no la tendrán hasta dentro de algunos años, como mínimo. Lo primero sería legalizar la tecnología, pues a día de hoy es necesario que haya un conductor que pueda controlar los mandos, lo que va en contra, totalmente, de la filosofía de los vehículos autónomos.
Y, antes de legalizar la conducción autónoma, debería haberse presentado un proyecto en el Congreso, y eso ni siquiera ha ocurrido; de hecho, ni se ha planteado, ni de forma extraoficial, igual que tampoco se ha estudiado. Por lo tanto, seguiremos estando a la cola en este aspecto durante algún tiempo más.
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