El talón de Aquiles de los coches eléctricos es la batería y todo lo que gire en torno a ella: su autonomía, dónde recargarla, cuánto se tarda en recargarla, cada cuánto hay que cambiarla, y un largo etcétera de cuestiones, cada una de ellas tan importante como la anterior. No se trata de un motor de batería, donde tenemos una gasolinera cada kilómetro (en ciudad) y cuyo mantenimiento está ya más que calculado.
Pero, por supuesto, con los años han ido mejorando muchísimo en este aspecto, tanto que a día de hoy ya no es una preocupación tan grande, aunque la diferencia de autonomía con un vehículo de combustión sigue siendo determinante, pues sigue existiendo, sobre todo si nos vamos a las gamas más bajas (por ello, una de las mejores opciones a día de hoy siguen siendo los híbridos, sobre todo para un uso mixto de ciudad-carretera).
De hecho, cada año también generan menos emisiones (pues, al contrario de como mucha gente piensa, sí que generan emisiones, sobre todo en zonas donde se sigue usando la combustión para generar la electricidad), llegando a generar un 66% menos de CO2 desde 2012.
Los coches eléctricos, cada vez más atractivos
La autonomía de un vehículo de combustión a día de hoy se encuentra entre los 900 y los 1200 kilómetros por tanque. Es algo que no ha variado con los años en muchos cientos de kilómetros (quizás haya subido un poco porque cada vez los coches consumen menos, pero no ha variado sustancialmente. La autonomía de los coches eléctricos, en cambio, ha variado en un 56% en los últimos 7 años.
Es decir, que desde 2011 hasta 2017 los coches eléctricos han pasado desde los 120 kilómetros a los 190 kilómetros de mediana, más o menos. Los coches eléctricos con mayor autonomía, en cambio, han pasado de un máximo de 155 a 540 kilómetros (un 249%, aproximadamente).
Los 190 kilómetros quedan aún muy alejado de los 900 a los que alcanza cualquier coche de combustión
Un aumento de 60 kilómetros de mediana puede parecer insignificante, pero se trata de la impresionante cifra de un 56% de autonomía en tan solo siete años. Y, si tenemos en cuenta las autonomías máximas, el aumento es mucho más impresionante. Para finales de esta década los analistas son optimistas y se cree que la autonomía podría ascender hasta los 320 kilómetros, algo, por otra parte, muy probable, gracias a las nuevas tecnologías de baterías que han ido saliendo con los años.
Y junto con una autonomía cada vez mayor, también tenemos que las baterías cada vez tardan menos en cargar, sobre todo si hacemos uso de la carga rápida (no recomendable, no obstante, para el día a día, pues viciará la batería). Con esto, cada vez los eléctricos son más atractivos.
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