[Modo abuelo ON] Los jóvenes de hoy en día lo tienen muy fácil. Tienen a su disposición consolas portátiles potentes y que ofrecen una jugabilidad que no se aleja demasiado de una consola de sobremesa. Y si se aburren con eso, pueden coger el móvil y disfrutar de miles de videojuegos, muchos gratuitos, de una calidad sorprendente.
En mis tiempos, sólo teníamos dos alternativas. Si eras un ricachón, te compraban la Game Boy; si no lo eras, te compraban una “maquinita”, con una pantalla en blanco y negro y que sólo tenía un juego preinstalado. Adivina qué es lo que era yo. [Modo abuelo OFF].
La alternativa barata a la Game Boy
Bromas aparte, estos dispositivos se convirtieron en la introducción a los videojuegos para millones de niños de todo el mundo; aunque en perspectiva, es un milagro que los videojuegos se hayan convertido en una industria multimillonaria.
Porque estas maquinitas eran malas con avaricia; o al menos, siempre parecía que te tocaba la peor. Las limitaciones técnicas eran demasiadas, fruto de su bajo coste. Pero al mismo tiempo, su funcionamiento era ingenioso; todas las animaciones y elementos del juego estaban pregrabados en la pantalla, y el juego encendía las partes necesarias en cada momento para dar la impresión de movimiento.
A la hora de la verdad, era un caos de figuras que aparecían y desaparecían sin orden ni concierto; los nefastos controles eran más sugerencias que órdenes, y si la luz daba en el ángulo correcto las figuras desaparecían (o aparecían todas al mismo tiempo).
Y sin embargo, siempre volvíamos a estas maquinitas. Tal vez era la satisfacción de jugar a una versión de juegos presentes en consolas de verdad, como Double Dragon, Pac-Man, o la licencia cinematográfica del momento. O tal vez era que no teníamos nada mejor que hacer.
Gracias a Internet Archive puedes volver a jugar a maquinitas portátiles
Ahora tenemos otra oportunidad para sentirnos imberbes, gracias a Internet Archive; esta web no solo recopila páginas web para la posteridad, sino todo tipo de software y videojuegos, e incluso películas clásicas.
Gracias al emulador integrado, podemos jugar a algunos de estos clásicos olvidados en nuestro navegador. La mayoría son del fabricante Tiger, aunque también hay de Konami. Incluso hay un Tamagotchi, por si quieres perder días de tu vida otra vez.
Para conseguirlo, se han aliado con el proyecto MAME, toda una referencia en el campo de la emulación; ya es posible jugar a estas y muchas más máquinas usando el emulador MAME, pero desde la página de Internet Archive no tenemos que instalar nada.
Lamentablemente, este trabajo de conservación ha supuesto destruir al menos un ejemplar de todas esas máquinas, ya que es necesario obtener las animaciones de la pantalla LCD y obtener la programación de la placa integrada. Pero gracias a este sacrificio, ahora podemos jugar a una versión barata de los juegos que siempre deseamos. Para que luego digan que la humanidad no ha avanzado.
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