Las empresas de tecnología innovan en algo más que nuevos servicios o nuevos dispositivos; también son muy “innovadoras” en el terreno fiscal, donde suelen encontrar maneras creativas de no pagar lo que deben.

El caso más conocido es el de Apple, que durante años mantuvo un acuerdo con el gobierno irlandés para pagar menos impuestos; un acuerdo que ha sido desestimado por la Unión Europa, pero que seguirá dando que hablar.

Amazon también ha sido acusado de usar su base en Luxemburgo para evitar el pago de impuestos en otros países, como España. Tampoco es un secreto que en Bruselas no sienta bien que la mayoría de los gigantes del sector provengan de EEUU, que es donde pagan los impuestos de los servicios que dan en la UE.

Este sería el nuevo impuesto para empresas tecnológicas

La Comisión Europea es consciente de que este es un gran problema que habrá que solucionar en su momento; preferiblemente estableciendo que los impuestos se paguen en cada país en el que se realiza el servicio. Pero mientras tanto, no quiere que estas compañías puedan seguir llevándose todos los beneficios sin aportar nada.

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De ahí la propuesta de un nuevo impuesto para empresas tecnológicas; sólo se aplicaría a empresas con ingresos superiores a los 750 millones de euros, por lo que sólo se verían afectados gigantes de la talla de Google, Facebook, Amazon, Apple, además de otras como Airbnb o Uber.

Estaríamos hablando de un impuesto del 3% de los ingresos relacionados con servicios online; aunque no todos los ingresos estarían tasados de esta manera. En concreto, se aplicaría a servicios en los que los usuarios tengan un papel en la creación del valor; por ejemplo, en servicios de redes sociales, en buscadores web, en venta online o en anuncios online y análisis de datos de usuarios.

¿Más ingresos a costa de perder interés internacional?

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La Comisión calcula que de esta manera se ingresarían unos 5.000 millones de euros adicionales; sin embargo, el Parlamento Europeo y los 28 estados miembro tendrían que ponerse de acuerdo, y eso parece difícil.

Mientras los países más grandes de la Unión lo ven como una oportunidad para ganar los impuestos que estas empresas deben, los países pequeños temen que este impuesto les haga menos atractivos para inversores procedentes del extranjero.

También hay que tener en cuenta el ángulo político de esta noticia. Cuando Donald Trump amenazó con una guerra comercial y con imponer impuestos adicionales a productos de fuera de EEUU, en la UE le recordaron los intereses que sus empresas tienen en Europa. Este puede ser otro recordatorio más.

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