Internet y las redes sociales se han convertido en una parte integral de nuestras vidas. Los usamos para entretenernos todos los días, como parte de nuestro trabajo diario, o para estar en contacto con nuestros seres queridos. Muchos no podrían vivir sin ello, o por lo menos resultaría mucho más complicado.
Pero parte del negocio de estas compañías se basa en saber cosas de nosotros. Nos ofrecen sus servicios gratis, así que la publicidad se convierte en la forma de cobrar por el servicio. Y cuanta más información tengan, más publicidad pueden dedicarnos y más pueden cobrar por ello, entre otras cosas.
Y para que puedan hacer esto, necesitan recolectar información. Crear perfiles que contengan datos sobre lo que nos gusta, lo que hacemos, o a donde vamos. Algo que ya están haciendo, y de lo que quizás no somos demasiado conscientes.
1. Dónde has estado
El “Historial de actividad” de Google puede que sea un ejemplo perfecto de todo esto. Si aceptamos sin mirar demasiado, Google comienza a registrar todos nuestros pasos por el mapa. Lo hace a través de Google Maps, o a través de los servicios de ubicación de Google Play en Android.
Podemos ver el historial de actividad a través de esta web de Google. En teoría los datos son privados y sólo el usuario de la cuenta puede verlos. Pero ya sabemos que Google los usa con propósitos publicitarios, como mandarnos encuestas a través de Google Opinion Rewards. Y es posible que este uso en el futuro se extienda.
2. Qué has estado buscando
Si usas Google con una cuenta de usuario, lo más posible es que esté registrando todo lo que buscas. Da igual que sea a través de la aplicación de Google, o a través de una ventana del navegador. Si estás conectado con tu cuenta de Google, se registran todos los datos en un único lugar.
3. Qué páginas web visitas… y mucho más
Y no sólo estamos hablando de lo que buscas en el famoso buscador. También hablamos de los anuncios que has pulsado, las zonas que has mirado en Google Maps o las aplicaciones que te has descargado en el Play Store. Google registra todo esto con una precisión enorme, apuntando incluso las horas a las que hemos hecho cada cosa.
Todo esto aparece en el mismo sitio: Mi actividad de Google. Podemos filtrar los datos por fecha y por tipo de actividad para buscar con más precisión. Pero no deja de ser preocupante que Google recolecte toda esa información.
4. A quién llamas y envías SMS
Por no hablar de Facebook, quienes han estado recogiendo las llamadas y los mensajes de teléfonos Android a través de Messenger y Facebook Lite. Si aceptamos subir la información sobre nuestros contactos, estamos aceptando que se suban los registros de llamadas y SMS de nuestro teléfono.
Según Facebook, esta información se utiliza para “mantenerte conectado con la gente que te importa, además de proporcionar una mejor experiencia en Facebook”. Aseguran que no venden estos datos, y que no se recoge el contenido de los SMS o de las llamadas. Aun así, es algo preocupante que mantengan esta información.
5. Cuáles son tus gustos y preferencias
Y quizás el seguimiento más básico es el de nuestros gustos y preferencias. Cuando actuamos en una red social como Twitter o Facebook, estamos dando a entender que nos gustan ciertas cosas, que tenemos preferencias. Y las redes sociales ya se encargan de registrarlo. No en público, sino en privado, como un perfil para anunciantes.
La idea es que los anunciantes puedan dirigir publicidad a ciertos usuarios. Por ejemplo, que una marca dirija un anuncio concreto a un perfil específico de usuario, con la esperanza de que funcione mejor que un anuncio lanzado a todo el mundo sin distinción. De ahí que sean necesarios para la publicidad actual. Pero un posible peligro para nuestra privacidad.
La cuestión es que nosotros mismos hemos aceptado que las compañías recojan toda esta cantidad de información. A la hora de crearnos una cuenta, registrar un nuevo dispositivo, o utilizar una función recién lanzada. Ya sea porque nos hemos dejado una casilla marcada, o porque hayamos marcado otra casilla con un titular demasiado vago.
Pero todas estas compañías deberían ser mucho más abiertas a la hora de comunicar a sus clientes qué datos están recogiendo. Una casilla de aceptación no es suficiente: nos debería explicar qué van a hacer con nuestros datos paso a paso. Por suerte, leyes como la nueva GDPR forzarán a las empresas a ser más respetuosas con la privacidad de los usuarios.