¿Tienen futuro los coches voladores, o no son más que una idea de ciencia ficción a la que hemos dado demasiada importancia? En estos momentos podríamos responder cualquiera de las dos cosas y tendríamos probabilidades de acertar. Aunque parece evidente que el cielo no se llenará de coches voladores en el futuro cercano, no es menos cierto que ofrecen muchas posibilidades para muchos sectores.
Por ejemplo, el transporte público. Que cada persona pudiese comprar un coche volador sería tal vez demasiado, y el ingrediente perfecto para los accidentes. Pero ¿y si hubiese un servicio público de taxis voladores, que nos llevasen directamente a las azoteas de los edificios a los que queramos ir? Seguro que a muchas personas les ahorrarían minutos, incluso horas.
Taxis voladores en sólo cuatro años, el objetivo en Reino Unido
Ese es el objetivo de Vertical, una startup de Bristol, Reino Unido, de apenas 28 trabajadores que busca conquistar los cielos en el 2022. Y a diferencia de otros proyectos, ya tienen un prototipo funcional para apoyar estas afirmaciones. El sucesor de este VTOL (de despegue y aterrizaje vertical) será capaz de realizar viajes cortos, incluso entre ciudades; y lo hará reduciendo las emisiones, ya que es completamente eléctrico.
Para reducir el peso y por lo tanto, los consumos, está fabricado en fibra de carbono. Sus creadores afirman que han aprendido mucho de la Formula 1, desde los materiales a la aerodinámica.
Por el momento el prototipo no tiene sitio para pasajeros, y las pruebas se han realizado sin ellos; pero se espera que sea capaz de llevar a cuatro personas a una velocidad máxima de 300 km/h. Por lo tanto, en apenas unos minutos podríamos llegar a una ciudad a otra sin despeinarnos. Eso sí, que pueda despegar y aterrizar verticalmente no significa que lo vaya a poder hacer en cualquier sitio; sólo en lugares regulados para ello, como aeropuertos o, más importante, helipuertos.
El proyecto de Vertical tal vez va tan adelantado porque no se están centrando en que sea un vehículo autónomo. Inicialmente los taxis tendrán un piloto y dos pasajeros; sólo cuando los avances en autonomía sean suficientes se podrán alcanzar los cuatro pasajeros.
Probablemente este punto intermedio será necesario, no solo para desarrollar la tecnología, sino también para adaptar la legislación; lo último que quiere nadie es otro “caso Uber”.
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