Hace unos años, antes de la primera década de los años 2000 YouTube no existía. Nuestros medios de entretenimiento iban evolucionando pero siempre habían sido los videojuegos, la televisión y el cine. Ahora las cosas han cambiado y aunque el formato sigue siendo el mismo, Internet ha entrado como un pulpo en una ferretería para poner todo patas arriba.
Pero no hace tanto tiempo, la simple idea de que un usuario normal de Internet pudiera producir una película era impensable o cuanto menos extraña. Exacto, hablamos de los “YouTubers”, creadores de contenido en la mayor plataforma de vídeos de Internet. Porque si a ti te hubieran dicho hace pocos años que tu youtuber favorito iba a sacar una película, y seguramente no me hubieras creído.
Ahora en 2018, vemos como la plataforma va haciéndose un hueco en el mundo del cine y consecuentemente a creadores de contenido amateurs producir cintas y dirigir obras cinematográficas. Analizamos este fenómeno, los ejemplos más claros y su progresión hasta nuestros días, en el que la pequeña pantalla y la gran pantalla empiezan a cruzar caminos iguales.
El merchandising evoluciona: películas hechas por youtubers
YouTube y el cine comparten muchas cosas en común. Tratan de entretener a una audiencia con un entretenimiento audiovisual. La gran diferencia radica en el formato, ya que en el mundo cinematográfico se comparten obras de gran envergadura en todos los aspectos (duración, recursos…). La plataforma de Google nos ofrece esta misma experiencia en vídeos de menor formato. La cuestión es la misma: entretener a través de la pantalla.
Al principio, YouTube era una plataforma enfocada más bien al ocio de los creadores de contenido. La gran mayoría subía vídeos simplemente por diversión, porque les gusta. Y aunque sigue siendo así, la monetización y el fenómeno de masas al que está sujeto han conseguido que muchos de estos creadores, además de como hobby, puedan tomárselo como un trabajo.
Como en todo trabajo y más en este en el que los youtubers pueden mover millones de personas, hay aspiraciones. Por lo tanto, hilando no es descabellado pensar que un youtuber con gran talento y con devoción al cine lo intente en la gran pantalla. Esto ya se ha hecho realidad con diversos ejemplos, y los tenemos de todas formas y colores.
Uno de los mayores ejemplos en este asunto es “Jägger Royale”, un largometraje producido por el youtuber Míster Jägger. En este film todos los personajes creados por el youtuber en cuestión en su canal se enfrentan en una batalla. La película se estrenó en el año 2017 en los cines Yelmo y posteriormente en una versión física en DVD que ya está agotada. He aquí el trailer:
Esta no fue la primera película de un youtuber en producirse, pero el aspecto más diferencial de esta cinta es que está producida, dirigida y protagonizada por el mismo youtuber. Todo un logro aún sabiendo la temática absurda de la película.
Antes de Jägger Royale, se presentó Natalie_net, una cinta escrita y dirigida por Chico Morera, un youtuber especializado en cine y en críticas. Esta película presentada en 2015 fue el primer salto del youtuber a la gran pantalla, pero no el último; solo un año después volvería a dirigir otra película más: Blood Room. Tenéis sendos trailers abajo:
Pero no podíamos seguir este análisis sin mencionar el último suceso del que hablaremos más en profundidad más adelante: “Bocadillo”, la supuesta película que Ismael Prego, también conocido como Wismichu, presentó en el festival de Sitges en Barcelona. Un film protagonizado por el mismo Ismael Prego y los youtubers Miare’s Project y el llamado JoaquinPutoAmo. Película que podéis ver en su canal, pero el truco reside en que es una cinta de una hora y pico con una escena en bucle. Por lo que si no la veis tampoco ocurre nada.
El que estos youtubers sean de los más grandes de nuestro país consigue que estas obras creadas por ellos mismos lleguen a las mismas masas que ellos manejan. El mejor ejemplo de esto es Virtual Hero, una serie producida por Rubén Doblas (elrubiusOMG) que si bien no es una película, es una serie que ha conseguido entrar en la televisión. Rubén cuenta a día de hoy con más de 31 millones de seguidores.
A estos se le suman muchos más aunque no hayan producido ninguna película. Los youtubers Jordi Wild y la ya mencionada Miare’s Project han mostrado en repetidas ocasiones su interés por dedicarse al mundo de la actuación en el cine, y suelen ser creadores con una cantidad de seguidores brutal.
¿Es esto bueno, o malo?
Para razonar este punto debemos volver a Bocadillo, la película del youtuber Wismichu. Si bien no es un ejemplo generalizado y no nos vale para sacar una conclusión exacta, sí nos permite ver el panorama actual y los problemas que surgen de que el mundo de YouTube se esté integrando en el cine de cara a las masas.
Como decimos, Ismael Prego lanzó su película en Sitges. Esta película consiste en una hora y cuarto de una escena repetida en bucle con pequeñas variaciones. Ismael al ser vegetariano, le pide a JoaquinPutoAmo un bocadillo vegetal, pero este lo pide todo el rato con pollo o con atún. Ya está, eso es.
Ismael se justificó ante la consecuente polémica afirmando que esto era un experimento social. Quería que al igual que ocurre en películas como The Room o The Rocky Horror Picture Show, el público reaccionara físicamente y emocionalmente. En palabras del mismo, quería crear una performance. Además, también ha servido para el filme de un documental real que denuncia el estigma de los youtubers en la sociedad actual y la tendencia de la sociedad a creerse todo lo que ven por Internet. He aquí el vídeo:
Para ser justos, esto no es la primera vez que pasa en el cine. El conocido director Andy Warhol estrenó Empire en 1964. Una película que consistía en un plano estático del Empire State Building en Nueva York durante 8 horas. El propósito de la película, según Warhol, es “ver el tiempo pasar”. Además, en Sitges se han visto películas similares conocidas consideradas trolleos en tiempos anteriores.
Saliendo un poco del cine, también vemos ejemplos de este tipo en más variaciones del arte. 4.33″ es una pieza de John Cage que consiste en total y absoluto silencio durante todo el concierto. Según Cage, la melodía no es la que él produce con el piano, sino la que produce el auditorio ante ese silencio.
¿Por qué hablamos de esto? Porque la opinión no ha dejado muy bien la táctica de Ismael para promocionar su documental. Se le tacha de artista banal, y es innegable que una gran parte de esas críticas vienen precedidas por su condición de youtuber estrambótico y transgresor. Además, tampoco negaremos que su manera de gestionar su “trolleo” tampoco ha gustado, ya que algunos de sus actos más sonados fueron la accidentada entrevista con La Resistencia (Late night muy famoso entre los jóvenes) o el pavonearse por Twitter con la frase “soy el mejor direcTROLL de España”.
Esto deja entrever un problema en la ecuación: los tonos. El cine se le conoce como “Séptimo Arte” por algo; es un medio muy respetado con mucha historia y con una larga lista de grandes obras por descubrir que han cautivado a generaciones enteras. Sin ir más lejos, “The Rocky Horror Picture Show” es una cinta clásica y respetada considerada de culto, y así tantos otros más.
YouTube por su parte se ha creado un estigma injustificado casi en su totalidad. Es una plataforma muy joven (nació en 2005) y no ha empezado a tener éxito de masas hasta más o menos al comienzo de la década, casi 9 años atrás. Además, muchos de los que ven a YouTube de forma externa tienen el falso prejuicio de que sus creadores son chavales jóvenes atolondrados sin el más mínimo respeto por la creatividad y las normas.
Nada más lejos de la realidad. Este tipo de fenómenos como el de Bocadillo han vuelto a reavivar esos prejuicios, pero el cine, como bien dice su apodo, es un arte. En el arte cabemos todos, y los creadores de contenido de YouTube han demostrado en muchísimas ocasiones que pueden crear cortometrajes e incluso largometrajes de una gran calidad tanto artística como técnica.
El que gente más amateur se pueda involucrar en este bello mundo y nos pueda aportar su punto de vista hace que el cine crezca, que adopte otras perspectivas hasta nunca vistas. Otra cuestión es que el creador de contenido que se atreva con ese largometraje tenga una idea de su obra que sea más popular o de nicho, y eso repercute directamente en la calidad. Y no es misterio que, al igual que en el cine, en YouTube también hay una gran parte de contenido de muy mala calidad. Por ejemplo, recordemos a esta joya del cine llamada “Da Hip Hop Witch”, que es incluso peor que Bocadillo.
YouTube no es la única: el cine se abre a más creadores
Hasta ahora, el cine se pensaba que estaba reservado a los grandes directores de la élite de Hollywood. Algunos ejemplos son el mítico Tarantino, el polémico Zack Snyder o el gran Steven Spielberg. Y aunque podamos pensar que es lógico que los youtubers hagan cine por extensión natural, hay muchos otros creadores fuera de la plataforma creando contenido cinematográfico. Exacto: el cine se abre a más gente.
¿Recordáis el famoso hilo de Manuel Bartual? Exacto, ese en el que simulaba que había una dimensión paralela y por ende otro Bartual. Ese escritor consiguió encoger a una parte de España ante el monitor/smartphone/tablet con una simple historia que se ha llevado a los libros. Ahora, ha lanzado una película.
“Todos nuestros secretos” es una película dirigida y escrita por el mismísimo Manuel Bartual, que se puede ver de forma totalmente online. Este escritor, recientemente célebre por el hilo ya mencionado, ha sido uno de una lista cada vez más creciente de creadores de contenido en Internet que está empezando a asomar la patita en el mundo cinematográfico.
Además, estos creadores de contenido no se limitan solo a plataformas como YouTube con producciones más humildes. Rush Smith, conocido creador multiplataforma centrado en el género storytelling también hizo sus piquitos con La Vieja, un cortometraje.
No se nos puede olvidar que el que estos creadores hagan incursión en el mundo cinematográfico tiene una consecuencia directa: la popularización de estas prácticas. Más youtubers, influencers y demás personalidades de Internet podrían sentirse alentados por sus compañeros e invertir recursos en producir obras propias y por lo tanto diversificar más si cabe el cine, el cuál está altamente nutrido hoy en día por contenido alejado de las grandes productoras de cine (por ejemplo, con el género indie).
Esto es solo el principio: YouTube y el cine compartirán butaca
Lo que antes era una plataforma centrada en el ocio casual alberga a creadores capaces de amasar masas y masas de público y con capacidad suficiente para crear obras de una magnitud similar a la del cine. La barrera que separa al público cinematográfico y al público de estas plataformas cada vez es más débil y aunque personalmente no creo que lleguemos a un momento de fusión entre los dos mundos, sí que estarán cada vez más entrelazados.
Antes, nuestros ídolos de la pequeña pantalla estaban limitados a eso, a la pequeña pantalla. A mostrarnos sus trabajos, sus tribulaciones y el contenido que nos pudiera aportar dentro de sus limitaciones. Hoy disfrutamos de una gran selección de grandes creadores en la plataforma que aunque a día de hoy no llega al nivel de los grandes padres del cine, está cada vez más cerca de hacernos disfrutar desde la butaca de un cine en vez del sillón de nuestra habitación.
Esto son solo los primeros pasos de un fenómeno que llegará a más. Próximamente, veremos a más personas de esta índole llegar al gran cine de masas, como lo hicieron en sus juventudes nuestros grandes directores. Solo que de una manera diferente. Esto es solo el principio; lo más grande y lo que antes era impensable está por llegar.