Cuando los bulos de Whatsapp acaban en muertos
Los muertos por un bulo de Whatsapp en México nos recuerdan el peligro que tiene creerse cualquier cosa que leamos en Internet.
14 noviembre, 2018 11:57Noticias relacionadas
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A veces da la sensación de que Internet está desconectada del “mundo real”. Que en la red todo son risas y juegos, buscando huir de las desdichas de nuestra vida diaria. Pero viene bien recordar que Internet forma tan parte del mundo real como cualquier otra cosa; y que lo que ocurre aquí tiene consecuencias.
Un buen ejemplo lo tenemos en los bulos de Whatsapp y otras redes sociales y apps de mensajería; en realidad son tan viejos como cualquier método de comunicación, y antes eran muy populares como cadenas SMS. Al final, es lo mismo: mensajes que presentan información falsa y que son compartidos por todos nuestros contactos.
A veces es una mera cuestión de superstición. “Comparte este mensaje con tus amigos o se te morirá el perro”, cosas así, que compartes aunque no seas supersticioso porque total, ¿qué te cuesta?
Los bulos de Internet son cada vez más peligrosos
Luego están los bulos que tratan de la misma red en la que los compartes. Suelen tener algo que ver con perder el acceso a la red, o que esta se vuelva de pago. Hay bulos de que hay que empezar a pagar por Facebook, o que Messenger hará una purga de usuarios, etc.
Lo malo de las mentiras es que, cuando empiezas, no puedes parar. Las redes se llenan de bulos cada vez más elaborados, importantes y peligrosos. También los hay de denuncia social, de alarma sobre temas que afectan al usuario; desde productos que te envenenan, a violadores que están en tu zona.
El peligro de estos bulos siempre ha sido que la gente se los cree. Puede que tú no, claro. Tú eres una persona bien informada, que no se cree lo primero que le dicen en Internet. Todo el mundo cree eso. Pero todo el mundo ha caído alguna vez; la diferencia es la gravedad del bulo en el que hemos caído.
La gente se cree lo que quiere creer. Si ya tiene ideas preconcebidas sobre un problema, un mensaje de Whatsapp se lo toma como poco menos que una confirmación. Tiene que hacer algo al respecto, porque sus amigos y familiares se lo han pedido enviándole cadenas. Incluso si eso supone tomarse la justicia por su mano.
Muertos por un bulo de Whatsapp
Es lo que ocurrió en Acatlán, México. Dos hombres, un tío y su sobrino, aparcaron su coche cerca de una escuela para buscar materiales de construcción. Lo que no sabían es que la zona estaba en alerta, por culpa de una cadena de Whatsapp que alertaba de “robachicos”; según el mensaje, niños de apenas 4 años eran secuestrados para el tráfico de órganos, y los habían visto en la zona.
Los dos extraños, con un coche aparcado cerca de una escuela, encajaban perfectamente en la imagen mental que la turba tenía. Cuando la policía los llevó a comisaría por una sanción administrativa, muchos vieron “la verdad”. Hasta “periodistas” con ánimo de ganarse el amor de las masas se hicieron eco de esta “noticia”.
La conclusión lógica para los implicados es que ambos hombres debían morir; sacrificados al dios de la mensajería instantánea como si hubiésemos retrocedido siglos. Como informan en BBC, de ambos sólo quedaron los cadáveres quemados.
Hablamos mucho de las “fake news”, y de cómo las grandes potencias las usan para su propio beneficio. Pero los bulos de Whatsapp nos enseñan que la gente de a pie lleva años explotando sus propios miedos y prejuicios.