Ahora que nos quedan unos veinte o treinta años para abandonar los coches contaminantes, es el mejor momento para ver de una vez por todas cuál será el sucesor. Hay quien piensa que los coches eléctricos tienen la batalla ganada; mientras que aún hay muchos que apuestan por las ventajas del hidrógeno. Ambas propuestas tienen en común que su implementación global no será nada fácil.
Ahora sólo vemos esas dos alternativas, pero puede que en las décadas que faltan aparezca una tercera. Electriq, una startup de origen israelí y australiano, afirma haber encontrado esa tercera alternativa; se trata de hidrógeno líquido.
Usar agua como combustible es posible
Como sabéis el hidrógeno es un gas, y esa es una de sus fortalezas contra la electricidad. Las gasolineras pueden adaptarse más fácilmente a ofrecer hidrógeno, no es tan caro como instalar cargadores; para el usuario también es una transición más sencilla, pudiendo repostar tan rápido y fácilmente como lo haría con la gasolina o el diésel.
Sin embargo, el hidrógeno tiene demasiados inconvenientes, empezando por su inestabilidad y porque su producción es muy ineficiente; el H2 apenas se encuentra en forma pura en la naturaleza, así que es necesario producirlo, gastando energía en el proceso. En Electriq creen haber encontrado la solución, con un método para estabilizar el hidrógeno en forma líquida; el resultado sería un combustible líquido, compuesto de un 60% de agua.
Este nuevo combustible sería más estable, fácil de transportar y de servir en las gasolineras actuales. Donde sí habría que implementar cambios es en los propios coches; sin embargo, sus creadores afirman que simplemente sería necesario cambiar el tanque de hidrógeno de los coches actuales.
Sólo haría falta un cambio en los coches de hidrógeno actuales
El nuevo depósito de hidrógeno es donde ocurriría la “magia”. Cuenta con un módulo separado, llamado “Switch”, que suelta agentes químicos catalizadores que permiten separar el hidrógeno de la mezcla que hemos conseguido. Ese hidrógeno podría usarse en celdas de hidrógeno actuales y a su vez, en el motor eléctrico que hacen funcionar. Por lo tanto, conseguir compatibilidad con este sistema sería tan fácil como llevar el coche al taller para que cambien el depósito.
Por supuesto, hasta sus propios creadores son conscientes de que esta tecnología lo tiene muy difícil para despegar. Aunque ya la han presentado a fabricantes y multinacionales, afirman que su posición de pequeña startup no les ha ayudado a convencer a muchos; aunque hay cierto interés en la industria, probablemente no veamos nada seguro hasta dentro de un tiempo.
Puede que esta tecnología sea lo que el hidrógeno necesita para plantarse como una alternativa real a las baterías eléctricas. Estamos en los años clave para ver si se hará realidad.
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