La realidad virtual y sus devenires pueden afectar de forma profunda al cuerpo humano. Es un entretenimiento pero a su vez es otra vía más para proporcionar experiencias únicas que pueden incluso cambiar como nos sentimos en ese momento.
Suena un poco a ciencia ficción; ¿cómo nos iba a afectar la realidad virtual tanto como para sentirnos otra cosa que no somos? Este es un experimento que han querido llevar a cabo científicos de la Universidad alemana de Duisberg-Essen, buscando explorar los límites de la propiedad del cuerpo.
En resumidas cuentas: con esta experiencia en realidad virtual la gente puede sentirse no solo otra cosa, sino animales como arañas o murciélagos.
La ilusión en realidad virtual que hará que te sientas como una araña
Según adelanta MIT Technology Review, esta experiencia se basa en la ilusión, en el engaño a la mente. Durante muchísimo tiempo, los investigadores han creído que para realizar las ilusiones de cuerpo completo, es decir, las que cambian tu percepción en relación a tu cuerpo solo se podían conseguir condiciones de laboratorio especialmente controladas utilizando equipos de realidad virtual.
Esto ya es historia, al menos de forma parcial. Debido a la mayor facilidad para desencadenar este tipo de ilusiones, los investigadores se han estado preguntando hasta qué punto puede ser engañada la mente humana hasta rechazar esa ilusión. ¿Podría un humano "poseer" el cuerpo de un animal?
Gracias al trabajo del equipo de Andrey Krekhov en la Universidad Duisburg-Essen en Alemania podemos tener una respuesta a ello. Han comparado la forma en la que los humanos se "apropian" de un cuerpo humano y un cuerpo no humano, ya sean tigres, arañas, etcétera.
Las conclusiones son fascinantes; mediante ilusiones en realidad virtual y según sus resultados, la experiencia de "poseer" un cuerpo no humanoide puede ser más convincente que la experiencia de poseer un cuerpo humanoide.
Gracias a estas ilusiones los humanos podemos sentirnos como otros animales
Estos científicos sometieron a la ilusión con realidad virtual a 37 voluntarios. La ilusión consiste en cuerpos virtuales que imitan al detalle la sensación de poseerlos; si por ejemplo estamos en el cuerpo de un gorila virtual y conseguimos mediante respuestas táctiles y visuales hacer creer a la mente que lo que nota el cuerpo virtual lo notamos nosotros, crearemos la ilusión.
Las limitaciones de estas técnicas eran obvias; se necesitaban de estímulos visuales y táctiles además de precisión profunda en los movimientos del cuerpo virtual para que coincidieran con los del humano. En el mismo momento en el que estos estímulos no coincidieran con los que percibe nuestra mente, se rompe la ilusión.
Los modelos virtuales que emplearon Krekhov y sus compañeros fueron 3: un animal de 4 patas con forma de tigre, un animal volador en forma de murciélago y una criatura con un exoesqueleto completamente diferente en forma de araña. Finalmente, se incluyó un modelo virtual humanoide.
Los investigadores midieron la manera en la que se desenvolvieron con los modelos virtuales y les pidieron que calificaran sus experiencias vividas en los cuerpos "animales" en comparación con los cuerpos humanoides. La conclusión, según Krekhov, es que los humanos son sorprendentemente buenos adoptando formas extrañas.
Según el mismo Krekhov: "Nuestro experimento muestra que incluso las arañas, a pesar de tener un esqueleto que difiere significativamente del nuestro, ofrecen un grado similar de la ilusión de la propiedad del cuerpo virtual en comparación con los avatares humanoides".
En ciertas circunstancias, los modelos animales son mejor que los cuerpos humanoides. Por ejemplo, los cuerpos de murciélagos son mejores para reproducir la sensación de volar que los cuerpos humanoides.
Krekhov lo explica asegurando que sus resultados "demuestran que la propiedad del cuerpo virtual también es aplicable a los no humanoides e incluso puede superar a los avatares de tipo humano en ciertos casos".
Los participantes aceptaron ampliamente los resultados. Los investigadores, además, jugaron con sugerencias por parte de estos participantes para crear nuevos modelos de realidad virtual. Se sugirieron animales de todo tipo; gatos, perros, delfines e incluso ballenas. Los voladores tuvieron todavía más éxito; según Krekhov, "suponemos que las criaturas voladoras tienen el mayor potencial para fascinar a los usuarios como objetivos de incorporación en la realidad virtual".
Sin embargo, esto no significa que en nuestra casa y con un headset VR podamos sentirnos como un gorila. Aunque la realidad virtual es cada vez más común, se necesitan como decimos una serie de estímulos específicos para crear la ilusión, y esa tecnología requiere de equipos precisos de rastreo corporal. Aunque todo es cuestión de tiempo; ¿podremos llegar a sentirnos como un elefante gracias a la realidad virtual?