En el mundo de los portátiles gaming estamos llegando a ver auténticas animaladas que heredan algunas de las características que, hasta ahora, veíamos reservadas para componentes propios de un PC de sobremesa. Atrás quedaron los días en los que ni un portátil especializado para videojuegos te daba una mala experiencia.
Y es ahora cuando se están poniendo de moda las altas tasas de refresco en los monitores gaming, proporcionándonos una mayor fluidez a la hora de mover los fotogramas de nuestros juegos. Es común ver portátiles que incluso alcanzan los 240 Hz, toda una bestialidad si hablamos de la potencia que mueven estos portátiles.
Pero, ¿y qué hay sobre pantallas a 300 Hz? Esta son todavía una rara avis reservada casi para la gama de entusiasta. Pues las marcas no se han hecho esperar: tanto ASUS como Acer han tenido a bien presentar los primeros portátiles con este tipo de pantallas. Otra cosa es que las vayamos a aprovechar.
Portátiles con pantallas de 300 Hz: ¿necesarios o lujo gaming?
Empecemos por uno de los portátiles presentados, el Acer Predator 500. Este dispositivo no tiene únicamente un panel 300 Hz para presumir, sino que además cuenta con una pantalla de 15.6 pulgadas Full HD (una resolución más que acorde para intentar arañar esos 300 Hz) con 3 ms de tiempo de respuesta y una GPU RTX 2080 MaxQ.
Otras bondades son la compatibilidad con G-SYNC de Nvidia y procesadores Intel de 9ª generación. Tiene un grosor de 17,9 mm y un peso de 2,1 kg y unos marcos estrechos de 6.3 mm. Toda una bestia que, como comentaremos más adelante, no podrán aprovechar los 300 Hz de frecuencia de refresco.
Pasamos al ASUS ROG Zephyrus GX701. ASUS deja atrás paneles de menor frecuencia de refresco, como los 240 Hz y los 144 (más que suficientes para el público actual) y que también viene equipado con grandes prestaciones; pantalla Full HD a 3 ms de tiempo de respuesta GtG (Gray to Gray). Podremos disfrutar de los 300 Hz en las variantes de 15 y 17 pulgadas del ROG Strix Scar III y también en un prototipo del ROG Zephyrus S GX502.
De nuevo nos encontramos con una RTX 2080 como GPU para mover todos nuestros juegos a una frecuencia máxima de 1.230 MHz, con un modo turbo que consumirá 100W. Importante para intentar, de nuevo, alcanzar esos 300 Hz de frecuencia de refresco. Para conseguir una experiencia de tasa de fotogramas fluida, volvemos a confiar en Nvidia y su G-SYNC.
300 Hz que no veremos fácilmente
Los 300 Hz son alucinantes; un usuario que nunca haya subido de los 60 Hz notará el cambio incluso pasando a unos "modestos" 144 Hz, máxime si tiene la suerte de probar un panel de 240. El problema no reside tanto en las frecuencias bestiales a las que trabajarán las GPUs de estos portátiles, las cuáles son de lo mejorcito para laptos actualmente.
El problema es que difícilmente podremos ver esa tasa de 300 fotogramas por segundo. En juegos de exigencia gráfica media/alta lo normal es encontrarnos por debajo de 150/200 fps, y únicamente nos encontraremos con los ansiados 300 fps en juegos gráficamente modetos.
Es cierto que G-SYNC nos ayudará a que, si no logramos los 300 fps, tengamos una experiencia más fluida al sincronizar la frecuencia de refresco con la tasa de fotogramas que nos pueda arrojar la GPU. Pero los 300 Hz, más que ser una utilidad real que los jugadores disfrutarán, será un reclamo en ventas.
Esto no quiere decir que no sirva para nada; le da margen de maniobra al ordenador y gracias al trabajo conjunto de Nvidia permitirá que no haya conflictos visuales como tearing o fragmentación. El no llegar a los 300 fps no quita que podamos disfrutar de altísimas tasas de refresco que podremos aprovechar en otros juegos.
Indudablemente esto conlleva un logro adicional: ser los primeros portátiles en llegar a tal tasa de refresco. Puede que no podamos disfrutar plenamente de los 300 Hz que tendremos en nuestros flamantes nuevos portátiles, pero sí que será un estándar en la industria de cara a un futuro cercano.