Para hacer viajes al espacio y realizar exploraciones espaciales se necesita de la más alta tecnología. Portentos tan excepcionales que se salen de la norma, del clásico dron autónomo que solemos ver en medios especializados en tecnología. Hablamos de que, por ejemplo, el nuevo dron de la NASA que viajará a las lunas de Saturno funciona con energía nuclear.
Os presentamos a Dragonfly, el nuevo aparato de la NASA que tiene como misión orbitar sobre Titán, una de las lunas de Saturno. A primera vista parece un dron increíblemente avanzado; es absolutamente autónomo, está propulsado por energía nuclear y es "pequeño", del tamaño de un coche compacto.
Sin embargo y en sorpresa de muchos, según Elizabeth Turtle, la investigadora principal de la misión en el Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins esta nueva sonda no tiene "mucha tecnología nueva".
Dragonfly, el dron autónomo propulsado con energía nuclear
En este vídeo de la NASA podréis ver a Dragonfly en acción. Lo cierto es que Turtle tiene razón, ya que aunque las especificaciones de este dron sean absolutamente increíbles, lo que da vida a su tecnología no es en absoluto nuevo.
Por ejemplo su condición de cuadricóptero es la misma que hemos visto en drones como los Octocopters X8, disponibles en Amazon. La conducción autónoma, si bien es algo aún por instaurarse, está ya en nuestra sociedad (Tesla puede dar buena cuenta de ello). Y aunque la energía nuclear sea su mayor novedad, usará el mismo sistema de propulsión que dio vida al Curiosity de Marte.
No obstante, que tenga tecnología conocida por todos no quita que su paso por la superficie de Titán, luna de Saturno, no sea una absoluta locura. Según Doug Adams, ingeniero del sistema de naves espaciales de la misión:
"Casi todos los que se exponen a Dragonfly tienen un proceso de pensamiento similar. La primera vez que lo ves, piensas: 'Debes estar bromeando, eso es una locura'. Pero eventualmente, te das cuenta de que esta es una misión altamente ejecutable".
Titán es la principal causa de que la misión de Dragonfly sea tan importante. Para Shannon MacKenzie, un postdoc en la misión, no hay destino que pueda ser más grande que Titán. No por nada es la luna más grande de Saturno, y está repleta de dunas, barrancos, ríos, lagos e incluso montañas. Los lagos son la parte más peligrosa del satélite, ya que están llenos de metano líquido, no de agua. MacKenzie lo describe así:
"Es el pack completo. Es este lugar realmente único en el sistema solar donde todos estos procesos diferentes se unen de una manera muy parecida a la Tierra". Es su semejanza (salvando las distancias) con la Tierra lo que ha hecho a Titán un objetivo de la NASA. Lo que desea el equipo tras la misión, según Turtle, es "recoger los resultados de esos experimentos para comprender el mismo tipo de pasos que se dieron aquí en la Tierra hacia la vida".
Dragonfly se lanzará desde la Tierra en el año 2026, y llegará a Titán en el año 2034. Increíblemente, Dragonfly lo tendrá más fácil para volar dentro de Titán que dentro de la Tierra según Peter Bedini, gerente del proyecto Dragonfly:
"Las condiciones en Titán hacen que sea más fácil volar allí que en la Tierra".
Una vez Dragonfly entre dentro de la atmósfera de Titán, caerá desde la parte posterior de la cápsula que la transportó y volará hacia un conjunto de dunas arenosas en la superficie. A partir de ahí, realizará una serie de "saltos" durante dos años, muestreando el terreno y enviando datos y fotos.
Aunque no todo será coser y cantar. Debido a la distancia entre Titán y la Tierra, la señal del drone tarda una hora y media en llegar a la Tierra, por lo que su control en nuestro planeta es inviable. Por ello Dragonfly es autónomo, aunque se mejorará; planean adaptar todo tipo de hardware y software como radares o motores.
Pero, ¿cómo se moverá este dron autónomo por Titán? No tiene GPS, por lo que Dragonfly tendrá que arreglárselas solito: irá mapeando el terreno y, valga la redundancia, creará su propio mapa con el que se guiará por el satélite.
El equipo detrás de Dragonfly, por ahora, se está limitando a trabajar con drones en la Tierra para construir sistemas tanto de hardware como de software que puedan adaptar al dron de la NASA. Tienen tiempo hasta el lanzamiento en el año 2026, asegura Turtle. Es fascinante pensar que estamos a pocos años de descubrir los secretos de uno de los satélites más interesantes de nuestro sistema solar.
Vía | NPR