Imagina que estás trabajando y necesitas hacerlo bien. No decimos correctamente: hablamos de hacer mejor tu trabajo. ¿Qué maneras hay para que los humanos podamos trabajar mejor? ¿Aumentar nuestra concentración, entrenar nuestras habilidades? Quizás haya una solución mejor: que un robot "malo" nos esté insultando.
Puede que en este punto hayáis arqueado una ceja hacia arriba y no es para menos. Puede sonar a broma, pero no lo es. O al menos, eso dice un estudio llevado a cabo por miembros de la Université Clermont Auvergne (Francia) que asegura que los humanos trabajamos mejor con un robot que nos está insultando constantemente.
En un esfuerzo de estos investigadores por averiguar más sobre la experiencia emocional relacionada con interacciones humano-robot, se han realizado unos experimentos cuyos resultados no te dejarán indiferente.
Sí, los humanos trabajamos mejor si tenemos cerca un robot que nos está insultando
Los investigadores realizaron una serie de experimentos para determinar "si los robots humanoides socialmente interactivos afectan el control atencional (es decir, la capacidad cognitiva primordial). Este impacto depende de la valencia emocional asociada con HRI (interacción humano-robot)".
Para realizar esto se valieron del método Stroop; según el estudio al que podéis acceder aquí los investigadores les pidieron a una serie de personas que identificasen el color en el que estaba escritas ciertas palabras, ignorando estas por completo. Debido a la automaticidad de la lectura, en caso de encontrarnos palabras incongruentes con su color (por ejemplo, AZUL escrito en verde) los tiempos en los que una persona tardaba en adivinar dicho color eran más largos. En el caso de palabras neutrales (por ejemplo, ESCRITORIO escrito en verde) no se tardaba tanto.
Este efecto se conoce como "interferencia Stroop", y por lo general disminuye cuando estamos en situaciones bajo estrés, especialmente en situaciones en las que estamos compitiendo contra otros o en las que otras personas nos observan. El objetivo de este experimento viene dado a la inclusión cada vez más alta de robots humanoides en nuestra sociedad y entender esta interacción es crítico para realizar dicha inclusión.
Es aquí cuando entran los robots. Los investigadores teorizaron acerca de la posibilidad de que la presencia de estos robots pudiera aumentar el controla atencional como lo hace la presencia de humanos, especialmente cuando se cree que estos robots pueden producir evaluaciones negativas.
Para comprobar esto los investigadores les pidieron a los individuos que realizaran la prueba de Stroop 2 veces; la primera solos y la segunda solos también o en presencia de un robot con el que estaban intractuando de manera positiva o negativa. En el caso de haber interactuado de forma positiva, el robot se mostraría empático y agradable; en el caso del robot "malo" este respondería con desprecio, con falta de empatía y evaluando negativamente la inteligencia de los participantes. Estos robots fueron controlados a distancia por los investigadores.
Los resultados fueron sorprendentes. Los individuos calificaron dichos robots en base a rasgos de personalidad; el robot "malo" fue menos cálido, amable y agradable que el robot "bueno". Pero los resultados demostraron que en la segunda sesión de Stroop los humanos tuvieron mejor control de la atención en presencia del robot "malo". Los investigadores tuvieron que analizar los contrastes entre grupos divididos (solos vs robots agradables; solos y robots agradables y sociales; solos y robot desagradable socialmente).
Los resultados de Stroop mejoraron de forma exclusiva en presencia del robot malo; en el caso de los individuos solos dicho control de atención no difería en caso de estar en presencia del robot agradable. Dicho hallazgo provocó que los investigadores entendieran que los robots pueden influirnos en nuestros trabajos más allá de interacciones físicas o distracciones visuales. El enfoque "mecanicista" como ellos lo llaman habría provocado que las condiciones de presencia de estos robots deberían haber desembocado en un cambio de rendimiento indistinto de si estos eran agradables o no.
Lo más sorprendente de este hallazgo reside en que la presencia de este robot desagradable tuvo el mismo impacto en las pruebas de Stroop anteriores con presencia humana. El estudio razona así estos resultados:
"De acuerdo con este punto de vista, la presencia de amenazas potenciales para los demás mejora la selectividad de la atención a la información relevante a expensas de las señales en competencia. [...] Por lo tanto, el comportamiento de los robots no solo puede cambiar la percepción humana de los robots durante la HRI, sino que estas atribuciones son susceptibles de hacer que la simple presencia de robots afecte la cognición humana en función del tipo de interacción".
Podéis leer el estudio completo aquí. Puede que en un futuro en pos de propósitos motivacionales tengamos que aguantar a un desagradable robot a nuestro lado diciéndonos de todo. Qué distópico todo...