Si hace poco más de 100 años volar era uno de los anhelos más arraigados en la psique humana, nadie iba a imaginar que lo íbamos a poder hacer a grandes velocidades, durante largas distancias e incluso comunicándonos con nuestros seres queridos e tiempo real.
De hecho, esto último nos parecía ciencia ficción hace no muchos años cuando comenzó la democratización de los vuelos gracias a la liberación del sector de las aerolíneas y a la aparición de las compañías de bajo coste.
El fabricante norteamericano Boeing fue el primero en plantearse una conexión a Internet en sus aviones, pero no ha sido hasta hace dos o tres años cuando la verdadera revolución del WiFi aterrizó en el grueso de aerolíneas a nivel mundial.
WiFi sí, Internet no
Esta es una de las modalidades con más representación en las aerolíneas. Se trata de la creación de una red WiFi sin acceso a Internet que no permite consultar el correo, utilizar aplicaciones de mensajería instantánea y mucho menos navegar por cualquier web.
La WiFi está conectada a un servidor instalado físicamente en el interior del avión donde la aerolínea puede almacenar películas, documentales, series, música, juegos e incluso poder proveer de información sobre el geoposicionamiento, velocidad o altitud del avión.
Lo mismo que podemos encontrar en las pequeñas pantallas incrustradas en el cabecero del asiendo de delante pero en nuestro smartphone, tablet u ordenador. Esto ha posibilitado, con un coste muy bajo, que las aerolíneas ofrezcan entretenimiento a bordo a través de una red WiFi para los viajeros.
Ver un vídeo de YouTube a 11.000 metros de altura
Una vez aclarado el primer punto nos queda entrar en materia para conocer cómo los aviones se conectar a Internet y ofrecen una velocidad aceptable en mitad del océano Atlántico a mucha altitud. Algo muy complicado y que ha necesitado de años para afinar el funcionamiento.
Actualmente existen dos sistemas para proveer de Internet a una aeronave. Una de ellas es una comunicación aire-tierra (ATG, Air To Ground en ingles) con antenas instaladas en el avión que se comunican con otras situada en el suelo. El otro, consiste en la conectividad entre el avión y satélites como si de telefonía satelital se tratase.
La primera de ellas en desarrollarse, implementarse y expandirse fue la ATG en los Estados Unidos. Donde compañías como Gogo desplegaron una red de más de 200 antenas para proporcionar conexión a Internet a las aeronaves. Aunque al depender de instalaciones en tierra, muchas zonas aisladas (sistemas montañosos, desiertos, lagos...) quedan fuera de la cobertura del operador.
Tal y como cuentan en OneZero, la frecuencia radioeléctrica usaba la banda de 800Mhz y conseguía unas velocidades pico de unos 10 Mbps (el equivalente a una conexión ADSL estándar en España) que eran insuficientes cuando varios pasajeros decidían pagar la cuantiosa tarifa y se conectaban.
Este sistema ATG se sigue utilizando aunque se ha ido mejorando y algunos proveedores lo utilizan como apoyo al sistema satelital que vamos a tratar a continuación.
Las ventajas de la conexión a los satélites corresponden con una cobertura en la práctica totalidad del globo exceptuando regiones cercanas al Polo Norte y Polo Sur debido a las órbitas que recorren los satélites a lo que se añade un mayor ancho de banda que consigue velocidades entre los 30 y 100 Mbps.
¿Las desventajas? Los costes de los equipos de abordo y su mantenimiento son los principales; aunque la latencia también juega en contra de este tipo de conexión ante la necesidad de recorrer miles de kilómetros entre el avión y un satélite en el espacio.
Esto último hace que aerolíneas regionales o aquellas que no salen más allá de las fronteras de su continente opten por una modalidad ATG (aire-tierra) en lugar de una puramente satelital o la combinada de ambas.
¿Compañías de bajo coste con WiFi gratis?
El sector de las aerolíneas se caracteriza por la competencia feroz entre compañías para hacernos subir a sus aviones. Esto provoca que podamos volar por muy pocos euros o que los servicios que recibimos a cambio aumenten a favor del usuario.
JetBlue y Norwegian son dos aerolíneas de bajo coste que ofrecen WiFi en sus aviones totalmente gratis. Ambas combinan paquetes de datos de pago con un acceso gratuito limitando las aplicaciones que podemos usar y la velocidad.
En un vuelo de pocas horas puede que una conexión a Internet no sea una prioridad a la hora de elegir una aerolínea pero cuando el trayecto es más largo se agradece esta conectividad, aunque sea limitada, para poder charlar por WhatsApp o adelantar algunos correos.
Cada vez más aerolíneas se están apuntando a ofrecer WiFi en sus aparatos y casi lo extraño es encontrar alguna que no lo tenga (de pago la mayoría). En los próximos años con el abaratamiento de los costes es posible que veamos cada vez más WiFi con Internet gratis en aerolíneas de bandera y bajo coste, así que solo nos queda esperar.