En plena pandemia por el coronavirus, la necesidad de material médico es incipiente y cada vez más necesaria. Y empresas como Dyson han estado apoyando a diversos países en sus propias crisis humanitarias. ¿Cómo? En este caso que nos atañe, desarrollando respiradores para los más necesitados. Respiradores que ahora, Reino Unido no necesita.
Así lo afirma Reuters, recogiendo las declaraciones del gobierno de Boris Johnson que aseguran que Reino Unido no necesita los respiradores de Dyson. Esta decisión llega justo después de que el mismo Ejecutivo haya gastado unos 23 millones de euros en el proyecto de Dyson.
La firma, más conocida por sus aparatos domésticos y aspiradoras, afirmó el mes pasado que tenía orden del gobierno de Reino Unido para desarrollar 10.000 máquinas respiratorias que Dyson estaba desarrollando. Incluso llegó a desarrollar una llamada "CoVent" por orden directa del gobierno del país.
Reino Unido dice no a los respiradores
Dyson, tal y como informa The Verge, estaba esperando la aprobación regulatoria para el diseño de CoVent, que según los reportes se habría construido en tan solo 10 días usando las tecnologías de motores que Dyson usa en otros productos. El respirador, de carácter portátil, se habría podido montar en la cama y era capaz de funcionar con batería si así lo requería la situación.
Esta decisión es extremadamente llamativa, ya que muchas otras empresas están volcadas en el problema de los respiradores (Ford, Tesla...) precisamente por su profunda escasez; los respiradores son necesarios para tratar pacientes graves de COVID-19, los cuáles se multiplican día tras día en Reino Unido. El desarrollo de estos respiradores llegó a medida que la demanda de estos aumentaba progresivamente.
James Dyson, el fundador de la firma, no se lamentó del tiempo y los recuersos que dedicaron a la fabricación del respirador. "Afortunadamente, no son necesarios; tengo la esperanza de que nuestro respirador puede ayudar a la respuesta de otros países al coronavirus, pero eso requiere más tiempo e investigación". A esto se le suma otro problema: el burocrático.
El gran problema de desarrollar estos dispositivos es que tienen que pasar por una serie de regulaciones necesarias para poder ser usadas en pacientes. Estas regulaciones cambian de país a país y no basta simplemente con trasladar una máquina hecha para un país a otro; es necesario readaptarla e investigar para que est sea apta para los estándares de dicho país.
Por lo tanto, el movimiento de Reino Unido podría, potencialmente, retrasar la llegada del CoVent a otros países. Justo en un momento en el que los casos de coronavirus más graves están necesitados de esta clase de dispositivos.