La desinformación mata. La situación del coronavirus es excepcional y es vital estar informados, ya que datos incorrectos o sesgados pueden llevar a personas a cometer actos (tanto a sí mismos como a otras personas) totalmente irresponsables, que nos alejen de solucionar todo este problema. Y las redes sociales tienen una responsabilidad.
En especial Twitter, que aunque ha tomado medidas, no ha estado llevando muy bien su responsabilidad de acabar con la desinformación. Según una investigación que podemos revisar en The Financial Times y que detalla docenas y docenas de publicaciones pertenecientes a 'influencers' que difunden desinformación clara.
El informe de NewsGuard que detalla el Financial encontró multitud de publicaciones realizadas desde perfiles con más de 100.000 seguidores, algunos incluso verificados, promoviendo información o errónea o sesgada acerca de temas tan serios como tratamientos o curas cuestionables así como datos sesgados por motivos ideológicos.
Influencers contra la información
NewsGuard se encarga de monitorear webs de noticias basándose en su confiabilidad, y ha puesto el ojo sobre una de las redes sociales más importantes del mundo. Las publicaciones engañosas tenían motivaciones de todo tipo; política, repercusión basada en datos cuestionables y teorías de la conspiración como la que vincula el coronavirus con 5G. Lo peor del asunto es que estas últimas en especial deberían ser las menos susceptibles de ser encontradas, ya que Twitter aseguró que eliminaría dichas publicaciones.
Hay muchos ejemplos. Una cuenta de Twitter vinculada a la extrema derecha y que cuenta con 125.000 seguidores lanzó teorías de la conspiración y datos falsos que afirmaban que al hidroxicloroquina tenía una tasa del 100% como tratamiento. Otras cuentas similares cambiaban la hidroxicloroquina por dióxido de cloro, la raíz de regaliz y el zinc.
Estas últimas publicaciones, además de ser falsas son peligrosas, y atentan contra la salud pública. Por si fuera poco, Twitter prohíbe la promoción de tratamientos falsos e ineficaces por las implicaciones de seguridad que esto tiene.
Tampoco faltan las personalidades que critican el confinamiento y el distanciamiento social, como Martin Geddes, que citó un blog de dudosa calidad que hablaba de estos temas. Un compañero suyo teórico de la conspiración, David Icke, escribió que el virus era una estafa y una invención para mantenernos confinados. Este último fue expulsado de Facebook, y el mismo Geddes criticó a los investigadores de NewsGuard denunciando censura.
De hecho, nos hace falta una simple búsqueda en Twitter para ver que hay montones de publicaciones de este estilo que pasan el filtro de Twitter. Como es de esperar, estos tweets y reacciones pueden provocar estragos, como los que están sufriendo los trabajadores de telecomunicaciones ingleses, que están siendo increpados por la calle debido a estas teorías de la conspiración.
Las redes sociales piden coherencia
Las redes sociales no han cesado en sus intentos sobre concienciar acerca de la desinformación. WhatsApp ha sido una de las más prolíficas en este sentido, habilitando bots y desmontando bulos de la extrema derecha. Sitios como Facebook o la misma Twitter han pedido responsabilidad ya que, como se ha podido comprobar, estos bulos ponen en peligro vidas. Los teóricos de la conspiración y en especial la extrema derecha son las más peligrosas, debido a que promueven narrativas nocivas como la anti-vacunación o la negación del confinamiento.
Por separado numerosas organizaciones como la OMS también se están sumando a este llamamiento. Este pasado jueves más de 100 médicos de alto nivel y expertos en salud global publicaron una carta en el New York Times pidiendo a los responsables de las principales empresas tecnológicas que dejen de dar pábulo a estas publicaciones.
"Hacemos un llamamiento a los gigantes tecnológicos para que tomen medidas sistémicas nmediatas para detener el flujo de información errónea sobre la salud y la crisis de salud pública que ha desencadenado". Además, se pide a los grupos que lanzan estos mensajes que dejen de degradar los canales de información de los cuales dependemos.