La vigilancia de lugares de paso como aeropuertos o estaciones de tren será fundamental cuando termine el confinamiento. Bien sea mediante las aplicaciones de proximidad para smartphones o con otros dispositivos, conocer la salud de los viajeros servirá para atajar al virus.
Ya en enero y febrero, algunas compañías y entes públicos de todo el mundo se pusieron manos a la obra instalando cámaras termográficas capaces de medir la temperatura a quien pasara delante de ellas. Pero lo que va a implementar Italia para blindar sus aeropuertos de COVID-19 va un par de pasos más allá.
Identificar procesos febriles a distancia es muy sencillo si utilizamos termómetros de infrarrojos, pero la cosa se complica cuando pasan por delante nuestra varios miles de personas al día. Parar a todas es imposible por las inmensas colas que generaría así que había que darle una vuelta al asunto.
'Ver' el calor
Algunos animales pueden percibir la radiación infrarroja (la que comúnmente sentimos como calor) pero el humano no tiene esa particularidad. Al menos no 'de serie' pues Italia comenzará a utilizar un casco de realidad aumentada con una escáner térmico incorporado para que el personal de seguridad de los aeropuertos puedan saber si tenemos fiebre o no.
El dispositivo, desarrollado y fabricado en China, parece el que emplean algunas unidades policiales de operaciones especiales de todo el mundo, pero en este caso su fin es muy distinto. El N901, como así se llama el dispositivo, está compuesto de una única lente tintada y polariza junto con una cámara térmica externa en la parte izquierda del individuo, según Venture Beat.
Detrás de la lente se encuentra una gran pantalla donde el portador podrá ir visualizando las temperaturas de las personas que pasen por delante. Según hemos podido ver en las imágenes, el sistema emplea algún tipo de reconocimiento para identificar a las personas.
Si el dispositivo detecta alguna temperatura por encima de lo establecido saltará una alarma sonora y otra visual dentro del casco. El hardware está acompañado por un software basado en el sistema operativo Android y permite al casco medir las temperaturas en un rango que va desde los 2,5 a los 4,5 metros. Más que suficiente para mantener el distanciamiento social.
El sistema se empareja mediante 5G, WiFi y Bluetooth a una base de datos de reconocimiento facial. La combinación 'perfecta' -y no sabemos si muy legal- para que nadie se monte en un avión con una temperatura más alta de lo normal.
El caso permite a los policías o encargados de la vigilancia permanecer quietos frente a lugares muy transitados o moverse libremente entre la multitud en busca de fiebre. Por el momento, el aeropuerto de Roma está usando tres cascos N901 y tiene planes de adquirir más unidades a medida que los usuarios vayan acudiendo al aeropuerto.
Cabinas desinfectantes
Las cabinas parecen ser uno de los métodos en pleno auge para la desinfección del personal. En el aeropuerto de Hong Kong ya están probando un tipo que mide la temperatura antes incluso de entrar en ella. Después, si se permite el paso, la cabina de CleanTech vaporizará al usuario con un líquido desinfectante durante 40 segundos. El cubículo cuenta también con un sistema de presión negativa para evitar que entren virus del exterior.
Este sistema es muy similar al desarrollado por el fabricante de autobuses King Long. Esta empresa china ya cuenta con un dispositivo que mide la temperatura y rocía al usuario con un líquido desinfectante.
El método puede ser ideal si se acompaña de un análisis pormenorizados para identificar a los viajeros infectados. Ya que, aunque su ropa y objetos pase por la cabina, si el virus lo lleva en su interior puede propagarse igualmente.
Ultravioleta y ozono
Con la vigilancia a buen recaudo, queda trabajar en la limpieza y desinfección de todas las instalaciones. Y hablando de radiaciones, el empleo de la ultravioleta se ha posicionado como uno de los mejores métodos para eliminar cualquier rastro de coronavirus.
El proyecto se está llevando a cabo en el aeropuerto internacional de Pittsburgh donde un robot recorre las terminales proyectando radiación ultravioleta a las superficies. La empresa Carnegie Robotics, con sede en la misma ciudad, ha desarrollado todo el sistema de Inteligencia Artificial y el apartado robótico para implementarlo en las máquinas limpiadoras ya existentes.
Estas máquinas, de la reconocida marca Nilfisk, ya de por sí eran totalmente autónomas en el tradicional desempeño de la limpieza. Y lo que ha hecho Carnegie Robotics no es otra cosa que adaptar su solución de IA y un dispositivo emisor de radiación en la parte trasera de la máquina limpiadora.
Otro de los métodos de desinfección masiva, a parte de la limpieza con lejía, es aplicando ozono. Principalmente en recintos hospitalarios y en residencias de ancianos donde se ha demostrado su eficacia. Aunque su aplicación es mucho más delicada que la radiación ultravioleta de la máquina del aeropuerto.