La fotografía profesional es todo un arte que integra muchos aspectos y, aunque no tan importante como el ojo, lo es el equipamiento. La correcta elección de los objetivos necesarios para cada situación es fundamental, ya que cada una precisa de un tipo de lente específico. Canon ha traído a España dos opciones tremendamente útiles para su sistema de objetivos para cámaras EOS R: el RF 16 mm F/2.8 y el RF 100-400 F/5.6-8.
Objetivos destinados a los usuarios entusiastas y semiprofesionales, tanto por precios como por prestaciones se alejan enormemente de la gama profesional de Canon, marcada con la letra L, cuyos objetivos ascienden a bastantes euros más. Éstos son relativamente asequibles: 369 euros para el 16 mm y 789 euros para el 100-400 mm.
Durante unas semanas los hemos probado en EL ESPAÑOL - Omicrono con dos de los cuerpos de cámara más asequibles dentro de la gama EOS R de Canon: la Canon EOS R y la Canon EOS RP, también pensadas para usuarios más enfocados en el terreno del entusiasta.
¿Para qué valen?
Estamos ante dos objetivos fotográficos tremendamente distintos. El 16 milímetros es un lente gran angular pensado para retrato amplio, y para paisaje, mientras que por su parte, el 100-400 milímetros es un teleobjetivo, para distancias largas y principalmente naturaleza y arquitectura. Pero ¿qué significa todo esto?
Para entender qué cometido tiene cada uno de estos objetivos, hay que entender algunos apartados de cómo funcionan estos dispositivos. Todos los objetivos están determinados por una serie de factores principales:
- Número F o apertura: este valor indica el nivel de apertura que pueden alcanzar estos objetivos y su relación con la distancia focal. Se regula mediante el diafragma del objetivo, y esta apertura puede ser fija (F/2.8 en el caso del 16 mm) y variable (F/5.6-8 en el caso del 100-400 mm), que viene determinado por la distancia focal del objetivo.
- Distancia focal (milímetros o mm): este valor indica la distancia comprendida entre el centro óptico del objetivo al plano focal o foco, es decir, el foco de la imagen. De forma simplificada, determina los aumentos de la imagen, es decir, cuánto se acerca la imagen respecto al punto de vista del usuario de la cámara. Cuanto mayor es este valor, más zoom hay en la imagen. Cuanto menor es este valor, más angular es la imagen. De nuevo, esta distancia focal puede ser variable o fija.
Los valores ajustados de una cámara pueden influir enormemente en la foto, y también el tipo de lente. No obstante, uno de los apartados más importantes en los que influyen los objetivos es en la profundidad de campo. Esta es la zona enfocada de la imagen respecto al resto de zonas de enfoque reducido. Tener gran parte de la imagen enfocada implica tener mucha profundidad de campo. En cambio, si un sujeto principal está muy enfocado pero el fondo no, se conoce como una foto con poca profundidad de campo.
Aquí es donde entran la apertura y la distancia focal, que por supuesto influyen en la profundidad de campo. También influye en ella la distancia de enfoque y qué valores se han impuesto en la exposición de la foto en la propia cámara, pero para simplificar las cosas, vamos a centrarnos en estos dos apartados:
- Apertura: cuanta menor sea la apertura o F del objetivo, menor profundidad de campo habrá. Cuanto mayor sea la apertura, más profundidad de campo habrá.
- Distancia focal: cuanta mayor sea la distancia focal (es decir, más milímetros) menor profundidad de campo habrá. A menor distancia focal (es decir, menos milímetros), mayor profundidad de campo habrá.
RF 16 mm F/2.8 IS USM
Con toda esta información en mano, queda claro que el RF 16 mm F/2.8 es un objetivo angular, pero con una muy baja apertura. Esto implica que este objetivo es ideal para grabar vlogs, realizar fotografía de paisaje y arquitectura, ya que cuenta con una amplitud de imagen muy alta y es muy luminoso. Además, ese F/2.8 conseguirá un buen desenfoque, pese a que la distancia focal es mínima.
Este es un objetivo muy ligero; pesa tan solo 165 gramos y tiene un campo de visión de 98 grados en horizontal y de 74 en vertical. Tiene un número de hojas de diafragma de 7, tiene un motor de autoenfoque STM y tiene un diámetro de 43 milímetros. Debido a su montura, es compatible solo con cámaras de la gama EOS R de Canon, es decir, las Full Frame mirrorless.
En líneas generales, este es uno de los mejores objetivos relación calidad-precio que Canon vende actualmente. Tiene un precio muy comedido: 369 euros y destaca por tener un muy buen autoenfoque, ser muy ligero y tener una apertura muy amplia que permitirá no forzar otros valores de la cámara, como el ISO. La calidad de imagen que aporta este objetivo es muy buena, con muchísima nitidez incluso en aperturas F muy bajas.
En las fotos, eso sí, veréis un 'halo' negro en los bordes de las tomas. Eso es porque el objetivo es tan angular (ya que el Full Frame son efectivamente 16 milímetros) que capta las esquinas del parasol. Por lo que es recomendable no usar un parasol si vais a hacer tomas muy amplias.
La única otra pega de este objetivo es que su motor de enfoque, aún siendo muy preciso y rápido, es bastante ruidoso en algunas situaciones. De hecho, debido a que comparte un cuerpo muy similar al del 50 milímetros F/1.8 también de la montura RF, es igual de ruidoso y eso puede ser un problema en entornos silenciosos. Por el resto, es un gran objetivo, imprescindible en el bolso de cualquier fotógrafo.
RF 100-400 mm F/5.6-8 IS USM
Pasamos de un angular a un teleobjetivo, es decir, un objetivo de larga distancia. Su distancia focal es variable, yendo de 100 a 400 milímetros y su apertura también. De hecho, su apertura es el mayor indicador de que este objetivo es de gama baja, debido a que a medida que aumentemos la distancia focal, también lo hará la apertura. Esta comprende de 5.6 a 8.
Tiene un motor de enfoque Nano USM, tiene estabilizador óptico de imagen de 5,5 pasos y tiene un revestimiento Super Spectra para conseguir mejores colores. Cuenta con dos anillos de control y un anillo para regular la distancia focal. Lógicamente este objetivo es mucho más largo que el 16, por lo que puede que sea algo aparatoso de llevar o de transportar, dentro de lo compacto que es para ser un 100-400, ya que mide 79,5 x 164,7 milímetros.
La gran ventaja de este teleobjetivo es su estabilizador. Cuando se dispara a grandes distancias, es muy difícil apuntar y sobre todo mantener la imagen estable, sin trepidación. El estabilizador consigue que incluso en condiciones de baja luminosidad sea relativamente sencillo mantener la toma fija. Eso sí, al tener una apertura relativamente baja, cuando caiga la luz del día nos veremos obligados a forzar o el ISO de la cámara o la velocidad de obturación.
La definición que consigue este 100-400 es muy buena, y su enfoque también es espléndido. Como el resto de objetivos de la gama RF tiene un autoenfoque espectacular, incluso si se fuerza mucho la distancia focal. Es un objetivo de iniciación tanto en fotografía de primeros planos para fotografía macro, deportes y naturaleza. Además, su amplia distancia focal lo hace un objetivo ideal para retrato.
Este objetivo es más caro que el 16 mm, pero relativamente asequible dentro de los estándares fotográficos de estos teleobjetivos: 789 euros en España. Recordemos que teleobjetivos de gama similar como el 24-240 mm RF F/4-6.3 o el 800 mm RF F/11 son bastante más caros (989 euros y 1.129 euros, respectivamente). Por ende, es un gran objetivo para iniciarse en este tipo de fotografía.
El cuerpo: la Canon EOS R
Aunque hemos usado dos cuerpos de cámara en nuestras pruebas, el más idóneo ha sido el de la Canon EOS R. Esta fue la cámara que inició la gama de Full Frame mirrorless de la marca y destaca por ser una de las mejores cámaras de línea de entrada al sector de la fotografía de formato completo.
Esta es una cámara con un sensor de formato completo de 30,3 megapíxeles, y destaca no solo por estrenar la montura RF, sino por tener especificaciones muy interesantes, como su capacidad ISO de 100 a 40.000 o su autoenfoque en baja luminosidad, consiguiendo enfocar a EV de -6. Alcanza una velocidad mínima de obturación de 1/8.000 segundos y una máxima de 30 segundos.
Es un cuerpo de cámara pensado para semiprofesionales, y su uso es toda una maravilla. Su visor electrónico OLED es nítido y tiene muy buen color, y su batería está a la altura, con 370 disparos de media. Cuenta con USB 3.1 Gen 1, es capaz de resistir polvo y salpicaduras y puede grabar vídeo en resolución 4K.
Desgraciadamente, no se libra de tener fallos. Al igual que ocurría con la Canon EOS R5, la pantalla auxiliar no nos acaba de convencer del todo, así como su panel táctil trasero que ha acabado siendo más una molestia que un beneficio. Además, el punto más criticado de esta cámara es el tener solo una ranura para tarjetas SD. En los entornos profesionales, prácticamente toda la competencia cuenta con dos ranuras, en ocasiones incluso con compatibilidad con tarjetas CFExpress.
Pero su mayor fuerte es el precio: 1.709 euros en España (solo cuerpo). Un precio que aunque parece alto es muy competitivo respecto a sus rivales directas, como la Sony A7 III (2.190 euros). Su mayor equivalente en precio está en Nikon, con la Nikon Z5 que tiene un precio de 1.750 euros. Sin duda, una cámara que conjunta a la perfección con estos dos objetivos que deberían ser la próxima compra de cualquier fotógrafo inmerso en el sistema de Canon R.
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