A veces no hace falta inventar la tecnología del siglo para desmarcarse del resto del mercado, basta con dejar volar la imaginación y aportar un toque gracioso para destacar entre la masa. Esto es lo que ha pretendido Huawei al lanzar en España sus nuevos FreeBuds Lipstick, reinventando sus auriculares inalámbricos con un diseño a prueba de tímidos.
Este ingenioso modelo, se basa casi por completo en los FreeBuds 4, unos auriculares que ya se analizaron en EL ESPAÑOL-Omicrono y cuyo diseño se asemeja más al de los demás cascos in-ear que se pueden encontrar en las tiendas. Con cancelación de ruido y un audio contundente, son un rival fuerte para los AirPods de Apple.
Lo bueno y lo no tan bueno de los Freebuds 4 se replica ahora en este nuevo producto dispuesto a no pasar desapercibido. En este periódico hemos puesto a prueba de nuevo la tecnología de los auriculares de Huawei, y comprobado la capacidad de asombro de un diseño único que se puede conseguir en las tiendas por 229 euros.
Un diseño sorprendente
Salvo raras excepciones, dentro del mercado de los auriculares inalámbricos las distintas opciones son casi clones unos de otros, principalmente en lo que a diseño se refiere. Apple impuso un estilo simple y elegante que las demás marcas han seguido en mayor o menor medida.
Por eso es de agradecer que los fabricantes se arriesguen con atrevidos modelos como los Huawei FreeBuds Lipstick. Es bien sabido que una buena técnica para captar la atención de los demás es llevar un potente pintalabios rojo. Algo así debieron pensar los diseñadores del fabricante chino cuando idearon estos in-ear.
Objetivo conseguido: es sacar en público el estuche de los FreeBuds Lipstick y empezar a recibir un aluvión de preguntas y muestras de sorpresa, aunque eso no significa que gusten a todo el mundo. O los adoras o los detestas, su imitación de un pintalabios carmesí no deja indiferente a nadie.
El estuche simula el aplicador de marcas de lujo como Chanel con un tono negro y una banda vertical dorada donde se aloja el nombre de la marca. Al abrirlo un soporte dorado guarda los dos dispositivos de rojo intenso. A lo lejos, es fácil confundirlos con una barra de labios brillante.
Todo se mantiene unido gracias a una serie de imanes que sujetan los auriculares al estuche y la tapa que lo cierra. Es más, si no se colocan de forma adecuada en el estuche, este no se puede cerrar, los imanes guían al usuario para encontrar la posición precisa.
Antes de valorar los auriculares en sí, detengámonos un momento en el estuche, donde encontramos la primera de las críticas que se le pueden hacer a este producto: el peso del estuche. Son 84,5 gramos de peso sin los auriculares, una barbaridad que se nota al sostenerlo en la mano y molesta al llevarlo guardado en el bolso o el bolsillo.
Para ser más claros, el estuche de los Freebuds 4 pesa 38 gramos, similar a la funda de los AirPods. Por un momento, es posible pensar que ese exceso de peso se debe a una batería más potente que beneficiará a la autonomía de los cascos, pero esta cualidad tampoco ha cambiado, como se verá más adelante.
Salvo por este detalle, el estuche muestra materiales de buena calidad con un puerto USB-C para cargar la batería y varias luces LED que, según el color, indican el nivel de carga de los cascos o la funda.
Rojo arrebatador
Ahora le toca el turno a los dos cascos, verdaderos protagonistas de este análisis. Siguiendo el patrón de los AirPods que Huawei utilizó en los Freebuds, son dos dispositivos pequeños sin gomas que encajan hasta en los oídos más pequeños con facilidad.
Los modelos con gomas suelen dar más problemas, pues deben encajar en la cabina auditiva de cada persona y no siempre se encuentra el tamaño adecuado para que no hagan presión de más en el cartílago. Esto no ocurre con este tipo de auricular, pero puede que alguna persona los note demasiado ligeros y sueltos, es fácil pensar que andando o corriendo se van a caer, pero esto no nos ha pasado en ningún momento.
A diferencia del estuche son ligeros, solo 4,64 gramos, y cómodos para pasar largas horas usándolos. También deberían ser resistentes al agua y polvo con certificación IPX4, aunque en las especificaciones de la web de Huawei no se menciona por ningún lado. Claro que su mayor cualidad es ese rojo intenso que resalta, tanto en la funda como en la oreja.
La patilla es larga porque de ella dependen algunos gestos rápidos para controlar el sonido. Por ejemplo, si se pulsa el lateral del auricular con dos toques rápidos se puede parar la música o descolgar una llamada. De igual manera, con un toque prolongado se activa y desactiva la cancelación de ruido. La sensibilidad de las patillas es buena, con una par de pruebas se aprende cada gesto rápidamente.
Experiencia de uso
La tecnología de este modelo es la misma que la de los Freebuds 4, cuyo análisis se puede encontrar enlazado al principio de este contenido. Aún así, puede ser interesante hacer un breve repaso de lo que ofrecen a nivel de sonido, conectividad y cancelación activa. Porque no todos los oídos son los mismos.
El sonido es contundente, firme y de calidad, el volumen se puede subir mucho hasta para dejarlos en la mesa y escucharlos con claridad. Aunque los dos dispositivos detectan cuando se apartan del oído para parar la música o cuando activarla si se vuelven a colocar. En líneas generales, hemos pasado horas escuchando música con comodidad y sin notar ninguna distorsión, tanto en los agudos como en los graves los drivers de 14,3 milímetros trabajan bien.
A esta experiencia se suma además la conectividad, que Huawei ha estado mejorando en los últimos años. Los auriculares se pueden conectar por Bluetooth 5.2 y controlar desde un móvil Android o iOS sin depender de ninguna aplicación, aunque si se quiere tener un control completo es necesario tener la app Huawei AI Life o un teléfono de la propia marca.
La aplicación es sin duda la mejor opción para cualquier usuario, más completa y gratuita con ecualizador para ajustar el sonido en los tres modos que ofrece, ajuste de los gestos e, incluso, búsqueda de los auriculares por si se pierden.
En lo que respecta a la cancelación de ruido, al no contar con el aislamiento físico que ofrecen las gomas en otros modelos, no pueden aislar por completo del ruido. Sin embargo, hacen uso del sistema de cancelación de ruido activa adaptativa para analizar la estructura del canal auditivo y adaptar la cancelación a cada oído y momento.
La diferencia entre usar esta función o no son varios todos de volumen. Se sigue oyendo lo que ocurre en la habitación, pero en un grado o dos más bajo, sobre todo si es constante. Imagina estar leyendo y escuchando tu propia música en el salón, mientras otra persona ve la tele, la sensación es que se ha bajado un par de puntos el volumen del televisor para poder concentrarte en la música de los cascos.
El sistema cuenta con dos modos de cancelación, para ambientes ruidosos y más calmados. En el primer caso, se percibe una cierta bruma lejana por debajo del sonido, que desaparece al desactivar la cancelación, por lo que es preferible usar el modo suave, aunque no aísle tanto.
En último lugar, hay que mencionar la batería, que no era uno de los puntos fuertes de los Freebuds 4 y tampoco lo es en este caso. Se consiguen tres cargas completas desde el estuche (410 mAh) y usando los auriculares a buen volumen y con la cancelación de ruido su autonomía (30 mAh) se extiende a unas cuatro horas.
Por el contrario, la carga es rápida llenando la batería de los auriculares al 100% desde el estuche en poco tiempo, en algo más de media hora. Este es un aspecto destacable que permite usar durante casi nueve horas seguidas los FreeBuds Lipstick con solo unos dos descansos de 20 minutos.
¿Me lo compro?
Huawei no ha lanzado estos auriculares con forma de pintalabios para arrasar en el mercado. Por su diseño, este producto despierta sensaciones enfrentadas, solo aquellos que se apasionen con este acabado se podrán plantear pagar casi 100 euros más por su compra.
Los auriculares inalámbricos Huawei FreeBuds Lipstick se venden por 229 euros. Un precio muy alto por un modelo que ofrece lo mismo que los FreeBuds 4 que cuestan 99 euros. Siguen siendo unos auriculares de muy buena calidad, pero por ese precio no ofrecen una cancelación de ruido completa, ni carga inalámbrica, tienen una batería aceptable, y un estuche pesado para su tamaño. Por hacer otra comparativa, los AirPods de 3º generación cuestan 179 euros.
Entonces, ¿por qué pagar ese precio extra? Por el diseño, por la originalidad, la diversión de ver las caras de los demás. Cada comprador debe valorar si le merece la pena el esfuerzo económico, y si no, la parte positiva es que hay opciones muy similares a mejor precio.
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