Una de las ramas más desconocidas de los vehículos aéreos no tripulados es la que busca la adaptación de aeronaves tradicionales para convertirlas a drones. Este tipo de iniciativas, de las que España no tiene ninguna oficialmente, han ido poco a poco ganando terreno gracias a los desarrollos tecnológicos de algunas compañías y organismos públicos que consiguen niveles de vuelo autónomo altísimos. Capaces de realizar operaciones complejas como el rescate con una participación humana prácticamente nula.
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El último gran experimento se ha llevado a cabo en Estados Unidos en unas maniobras de colaboración entre Sikorsky —fabricante de helicópteros de Lockheed Martin— y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, también conocida como DARPA. Los vuelos realizados con un Black Hawk demostraron cómo los helicópteros utilitarios pilotados existentes y futuros podrían algún día volar misiones complejas con tripulación reducida o en modo autónomos.
Algo que daría a los comandantes y aviadores una mayor flexibilidad sobre cómo y cuándo se utilizan las aeronaves y los pilotos, especialmente en entornos de visibilidad limitada o en conflictos. Para conseguirlo, Sikorsky ha estado desarrollando un sistema autónomo de vuelo denominado Matrix, que forma parte del núcleo de un proyecto más grande de DARPA denominado ALIAS.
"Creemos que la tecnología Matriz está lista para la transición a la Army, ya que buscan modernizar la flota de helicópteros y adquirir nuevas aeronaves dentro del programa Future Vertical Lift", comentó Igor Chereponsky, director de Sikorsky Innovations. "Además de aumentar la seguridad y la fiabilidad de los vuelos, Matrix permite la supervivencia en entornos de alto ritmo y alta amenaza del siglo XXI" y también realizar de forma segura misiones críticas y de salvamento tanto de día como de noche "en terrenos complejos y en espacios de batalla disputados".
Misiones autónomas
En las maniobras realizadas se llevaron a cabo dos escenarios de vuelos autónomos simulando condiciones reales. La primera de ellas quiso probar un reabastecimiento médico de larga duración, en el que el helicóptero Black Hawk voló 133 kilómetros cargado con 400 unidades de sangre real y simulada con un peso total de 226 kilogramos.
Al llegar a las 60 millas de su punto de despegue inicial, la aeronave descendió a un valle llegando a una altitud de 60 metros sobre la superficie mientras volaba a 185 kilómetros por hora. Este descenso es una maniobra que realizan los pilotos humanos para enmascarar la firma radar y así no ser detectado por los enemigos.
La segunda prueba consistió la entrega de carga y evacuación de heridos en una misión combinada. El helicóptero despegó con una carga externa de 1.180 kilogramos unida a una eslinga de 12 metros y voló a 185 kilómetros por hora durante 30 minutos hacia una zona de aterrizaje designada.
Durante el vuelo, indican desde Lockheed Martin, el Black Hawk fue redirigido simulando un escenario en el que se necesitaba neutralizar una amenaza cerca del sitio de aterrizaje principal. Sikorsky demostró cómo un operador de tierra con una radio segura y una tableta puede tomar el control del helicóptero sin tripulación, ordenarle que suelte la carga de la eslinga y luego aterrizar para evacuar a una víctima de un lugar cercano.
Una vez que el maniquí en una camilla estuvo asegurado dentro de la cabina, el operador de tierra ordenó despegar la aeronave. Durante el vuelo de regreso, un dispositivo de monitorización de salud integrado con el sistema de comunicaciones del helicóptero transmitió los signos vitales del paciente en tiempo real a un equipo médico en tierra.
Pieza clave
El Sikorsky UH-60 Black Hawk es uno de los helicópteros de transporte militar más empleados del mundo. Entre sus usuarios, además de Estados Unidos, se encuentran México, Corea del Sur, Turquía, Brasil, Marruecos o Australia, entre otros. Se calcula que actualmente están operativos más de 4.000 Black Hawk en los 28 países donde se ha distribuido repartidos en las diferentes versiones y modelos que se han ido lanzando.
El Black Hawk se comenzó a fabricar en 1974 y entró oficialmente en servicio en 1979 en el ejército de Estados Unidos y se convirtió en la espina dorsal de la rama de transportes de personal en guerras como la de Afganistán. Cuenta con una capacidad de carga interna de 1.450 kilogramos, 11 personas sentadas y 4.100 kilogramos externamente.
Tiene una longitud de fuselaje 15,27 metros con una anchura de 2,36 metros y un peso en vacío de 5.675 kilogramos que alcanza las 10 toneladas de peso máximo al despegue. Cuenta con un par de motores General Electric que desarrollan una potencia de 1.890 caballos de potencia cada uno de ellos consiguiendo una velocidad máxima de 296 kilómetros por hora con una de crucero de 282 km/h.
La autonomía de combate de 590 kilómetros que se combina con un techo de vuelo de 5.800 metros. Algunas versiones del Black Hawk cuentan con armamento a bordo formado por ametralladoras, misiles, cohetes y bombas. En este término, ni Sikorsky ni DARPA han informado que se pueda emplear la versión autónoma para realizar misiones de ataque.