Así es el Dimitri Donskói, el gigantesco submarino nuclear que Rusia acaba de jubilar
La retirada definitiva del coloso sumergible marca el fin de una época de submarinos soviéticos que permanecían en activo para ataques intercontinentales.
10 febrero, 2023 03:22La retirada del servicio activo del Dimitri Donskói pone punto final a una de las grandes sagas de los submarinos balísticos nucleares rusos, un tipo de embarcación que España no tiene. Desde hace ya algunos años, era el único de la clase Typhoon que permanecía bajo las órdenes de Moscú hasta que finalmente se ha dado de baja el pasado lunes.
"El crucero submarino Dimitri Donskói ha sido dado de baja por la Armada rusa. Esperará su eliminación en la base naval de Severodvinks, junto con otros dos submarinos de la misma clase", declaró Vladímir Maltsev, jefe del Movimiento de Apoyo a la Flota de toda Rusia, a TASS. También indica que el nombre de Donskói no se eliminará de la lista de barcos ya que así se bautizará a otro submarino de la clase Borey-A.
Este submarino gigante, también conocido por la denominación TK-208, compartirá jubilación con el TK-17 Arcángel y el TK-20 Severstal que llevan atracados en el mismo muelle de Severodvinks desde hace una década. Por el momento, no está claro cuál será el calendario de desmantelamiento de los submarinos nucleares. Una tarea muy compleja al tener que extraer de forma segura los 2 reactores nucleares que lleva cada uno.
Maltsev no indicó dónde se encuentra actualmente el TK-208. Las últimas imágenes satelitales disponibles realizadas por Planet Labs el pasado 4 de febrero no muestran al submarino gigante junto a sus hermanos de clase, por lo que se estima su llegada en los próximos días.
Monstruo soviético
El Dimitri Donskói —y toda la clase Typhoon— es fruto de esos grandes proyectos que se llevaban a cabo en pleno auge de la Unión Soviética. Moscú buscaba equipararse a la clase Ohio de Estados Unidos en una carrera armamentística submarina por ver quién podía desarrollar el submarino nuclear más potente y avanzado de la época.
Los norteamericanos equipaban a sus navíos de la clase Ohio con 192 cabezas nucleares de 100 kilotones cada una, mientras que los soviéticos buscaban igualar ese número e incrementar el rango operativo de los misiles balísticos atómicos. Esto último les llevó a convertirse en los submarinos más grandes jamás fabricados, un título que han mantenido hasta la reciente entrada en servicio del Belgorod.
Los planes originales del Kremlin contemplaban la construcción de un total de 7 unidades de submarinos Typhoon —conocidos dentro de la Unión como Akula, tiburón en español— que comenzaron a fabricarse a principios de los años 70. El primero de ellos, correspondiente con el Dimitri Donskói, se puso a flote en 1976 y entró en servicio en 1981. El último hizo lo propio en 1989.
La crisis y la posterior caída de la Unión Soviética dejaron al séptimo de los hermanos a medio hacer en los astilleros de Sevmash, localizados en el mar Báltico. La mitad de los 6 construidos fueron poco a poco desmantelados y hechos chatarra en un proceso que comenzó nada más estrenado el nuevo milenio.
Todos los submarinos de clase Akula tienen una eslora de 175 metros —5 metros más que los de la clase Ohio estadounidense— con un manga de 23 metros y un calado de 12 metros. También disponen de un desplazamiento de unas 24.000 toneladas en superficie y 48.000 toneladas sumergido.
De la propulsión estaban a cargo de dos reactores nucleares de agua presurizada OK-650 capaces de generar 190 MW cada uno junto con otro par de turbinas de vapor que rinden un total de 100.000 caballos de potencia. Gracias a ese esquema consigue una velocidad en superficie de 41 km/h y una sumergida de 50 km/h.
Capacidad de ataque nuclear
La razón de existir de esta clase de submarinos ha sido la de llevar misiles nucleares de largo radio. Entre ellos se encuentra el R-39 Rif que apareció en los primeros compases de los años 80 y se mantuvo en servicio hasta, al menos, 2004.
Se trata de un misil intercontinental lanzado desde submarinos compuesto a su vez por 10 vehículos de reentrada totalmente independientes. Es decir, el misil se dispara y en el aire abre unos carenados para que salgan 10 armas nucleares capaces de atacar a otras tantas posiciones diferentes.
Según algunos reportes, cada uno de los misiles tenía una masa de 84 toneladas, 16 metros de largo y un diámetro de 2,4 metros. La propulsión corría a cargo de un cohete de tres etapas y combustible sólido que le permitía una autonomía de 8.300 kilómetros.
Todos estos misiles se retiraron a partir del 2004 junto con los submarinos de la clase Typhoon, marcando el fin de una era. El único superviviente fue el Dimitri Donskói que sirvió como banco de pruebas para la siguiente generación de misiles representada por el Bulava, que entró en servicio en 2018 y permanece hasta hoy.
Además del papel fundamental en el desarrollo del Bulava, el Donskói fue la punta de lanza en cuanto a armamento en los últimos compases de la era soviética. Contaba con varios tubos lanzatorpedos para ejecutar ataques a corto y medio alcance y los R-39 Rif para ataques intercontinentales dispuestos en un lanzador vertical de 20 tubos dispuestos entre la vela y la proa del submarino.