El empleo de mamíferos marinos con fines bélicos o de espionaje es una de las especialidades de Rusia. Una larga tradición que viene de tiempos de la otrora Unión Soviética en la que se investigó durante varias décadas la mejor forma de llevar a cabo su instrucción. Ahora, en pleno 2023, está más de actualidad que nunca por los esfuerzos de Moscú para incrementar el número de unidades disponibles.
Los últimos informes publicados por Naval News indican que Rusia habría pasado de tener 3 o 4 animales a 6 o 7. La ubicación elegida es el puerto de Sebastopol, situado en la península de Crimea, como uno de los emplazamientos más importantes y estratégicos con vistas al control de las tropas ucranianas.
"Forma parte de un aumento gradual de las defensas en respuesta a la creciente capacidad de Ucrania para llegar a la ciudad estratégica", explican. Esto se traduce en que las patrullas de delfines amaestrados ahora cubren una mayor área de vigilancia, al mismo tiempo que se ha ido aumentando la frecuencia de las misiones.
Ya desde en abril de 2022, pocas semanas después del comienzo oficial de la invasión, el Instituto Naval de Estados Unidos consiguió identificar a estos animales en el puerto de la misma ciudad costera. Los corrales subacuáticos donde permanecen los animales entre misión y misión se instalaron en febrero de ese mismo año cerca de la entrada del propio puerto.
Una parte del trabajo diario de los delfines consiste en operaciones contrabuceo, enfocadas en vigilar y entorpecer a los potenciales submarinistas ucranianos que quieran atacar y sabotear las embarcaciones rusas atracadas en Sebastopol. Para ello llevan consigo una serie de sensores e instrumentación que les permite marcar objetivos subacuáticos.
Por ejemplo, empleando una boya visible para el personal de vigilancia que puede situarse tanto en tierra firme como embarcados. Señalar estas amenazas permite una rápida identificación de submarinistas o drones submarinos que no debería estar cerca de las instalaciones protegidas, según recoge el analista H I Sutton.
Otra función que se ha asociado a los animales entrenados es la identificación de minas de fondo o minas amarradas. Para esta tarea, pueden emplearse cámaras acopladas en el cuerpo del mamífero o boyas similares a las del caso anterior.
En diversas ocasiones se ha detectado su presencia en las costas o las zonas económicas exclusivas de terceros países, por lo que se sospecha que pueden estar también entrenados para llevar a cabo misiones de espionaje activo. Una tarea que normalmente recaen sobre los submarinos tripulados o no tripulados, pero que un animal puede realizar sin levantar la mínima sospecha.
Algunos reportes también indican la posibilidad de que puedan emplearse para ejecutar ataques. Su particular facilidad para internarse en cualquier puerto sin ser detectados hacen a este tipo de animales perfectos para atacar las filas enemigas desde dentro. A pesar de ello, la gran complejidad a la hora de diferenciar entre amigos y enemigos los convierte en un arma delicada.
El poderío ruso
Rusia es el país con mayor programas de adiestramiento animal y también el que más diversidad de especies emplea para ellos, según H I Sutton. La mayoría de ellos provienen de una herencia soviética que prestó mucha atención a este tipo de experimentos, aunque los últimos informes apuntan a un incremento significativo de la actividad tras algunos años de decadencia.
Actualmente, cuentan con entrenamientos centrados en focas y belugas en el Ártico y otro con delfines en el Mar Negro, concretamente en el mencionado Sebastopol. Las focas del Ártico están destinadas a la vigilancia de submarinistas en las instalaciones de la Flota del Norte en la península de Kola, mientras que la labor de las belugas allí destinadas no está demasiado claro.
Lo que sí se conoce es que en abril de 2019 apareció una beluga espía en aguas de Noruega. El descubrimiento corrió a cargo de un buque de pesca donde se pudo ver que el animal llevaba un arnés para acoplar una cámara estilo GoPro. Poco después, se instaló un corral submarino en una base militar cercana.
En cuanto a la ubicación en el Mar Negro, tan solo se conoce que los delfines allí ubicados hacen la cobertura a la Flota naval ubicada en Sebastopol (Crimea). Y hay evidencia de su despliegue en Tartus (Siria).
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