Tras perder la conexión con la sonda Voyager 2 hace un par de semanas, la NASA ha conseguido restablecer contacto completo con la sonda espacial. Un comando erróneo enviado desde el centro de control hizo que la antena girara 2 grados y se perdiera por completo el enlace de la nave que se encuentra a casi 20.000 millones de kilómetros de distancia de la Tierra.
Los científicos de la agencia espacial estadounidense estuvieron los días posteriores intentando escuchar el latido electrónico de la Voyager 2 en la zona donde perdieron las comunicaciones y consiguieron localizarla gracias a las instalaciones australianas de la Red de Espacio Profundo (DSN), que tiene antenas en Robledo de Chavela (Madrid). Una vez localizada en el cosmos y habiéndose cerciorado de que seguía el plan de vuelo establecido, se pusieron manos a la obra para retomar el control de la sonda.
Nuevamente, desde Australia, la NASA envió "el equivalente a un 'grito' interestelar" a más de 19.900 millones de kilómetros con instrucciones para la Voyager 2. El comando ordenó a la nave reorientan la antena —la que giró erróneamente— y vuelva a mirar hacia la Tierra.
La nueva configuración tardó 18,5 horas en llegar a la sonda y los controladores de la misión tardaron un total de 37 horas en conocer que el comando surtió efecto. A las 6:29 de la mañana de España peninsular de ayer la nave espacial comenzó a enviar datos científicos y de telemetría, "lo que indica que está operando normalmente y que permanece en su trayectoria esperada".
De no haber funcionado este "grito" interespacial, la NASA seguía guardando un as en la manga. Tal y como anunciaron en el momento de la pérdida de comunicación, la Voyager 2 cuenta con un sistema automático de reorientación de la antena varias veces al año. El más próximo en el calendario estaba —realmente todavía está— programado para octubre, por lo que la nave tan solo hubiera estados un par de meses viajando sin enlace de datos bidireccional.
Lanzada el 20 de agosto de 1977 a bordo del cohete Titan IIIE desarrollado por la NASA, la misión era obtener imágenes de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno; después, y siguiendo los pasos de su antecesora, logró ser la segunda nave espacial en abandonar la influencia gravitatoria del Sol, denominada helioesfera. Además, la NASA espera que esta nave siga comunicándose con la Tierra al menos hasta el año 2025.
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