Así quiere volver Rusia a la Luna: la misión que analizará el suelo del polo sur en busca de agua
La obtención del líquido elemento será clave para la fabricación de combustible, la extracción de oxígeno y la hidratación de los astronautas.
10 agosto, 2023 01:31Casi medio siglo después de poner el fin a su primer programa de exploración lunar, la agencia espacial rusa Roscosmos vuelve a poner el foco en el satélite para enviar una nave espacial no tripulada. La Luna-25, como así se llama, tiene previsto despegar a eso de las 1:10 del este mismo viernes (hora de España peninsular) y llegar a su destino extraplanetario a mediados de septiembre.
Del lanzamiento se encargará un cohete Soyuz-2.1b de 3 etapas, la última de ellas protagonizada por un propulsor Fregat que será quien acompañe a la nave espacial durante la mayor parte de su recorrido al ser la última en desacoplarse. Según explicó Roscosmos, el proceso de montaje se finalizó el pasado lunes en el cosmódromo de Vostochni, a 5.550 kilómetros al este de Moscú.
La Comisión Estatal autorizó trasladar y emplazar el cohete en el complejo de lanzamiento el pasado martes 8 de agosto, señalaron en un comunicado. También han confirmado que la totalidad de la nave Luna-25 se fabricó con componentes rusos y con la aplicación de "los más recientes logros en la rama de la fabricación de equipamiento espacial".
"Luna-25 se diferencia radicalmente de sus antecesores respecto a su alunizaje: las estaciones lunares rusas alunizaban en la zona ecuatorial, la nueva estación lo hará en una zona polar [meridional] con un relieve accidentado", dijo Roscosmos. El objetivo de la misión es posar un módulo de aterrizaje —lander— en la superficie con el fin de estudiar esa zona y evaluar si puede servir como punto de llegada para otras misiones.
Lanzamiento y misión
El despegue de la misión Luna 25 estaba originalmente planeado para octubre del 2021, pero una serie de retrasos técnicos, cambios y desarrollos paralelos ha ido aplazándola hasta este mismo viernes. El plan de vuelo consiste en emplear las dos primeras etapas del cohete Soyuz para que la nave espacial —todavía a bordo de la tercera y última etapa— se establezcan en una órbita terrestre.
Una vez ahí, el último propulsor volverá a encenderse y se colocará en una órbita de transferencia lunar que será la que tome más días de viaje. El penúltimo paso planeado es capturar una órbita ya en el satélite y, una vez todo comprobado, ejecutar el alunizaje del lander.
"La Luna es el séptimo continente de la Tierra, por lo que simplemente estamos condenados, por así decirlo, a dominarla", ha declarado Lev Zeleny, investigador espacial de la Academia Rusa de Ciencias. Esta misión tiene dos pilares fundamentales en el terreno de la investigación científica: estudiar la composición del regolito —como se conoce al suelo lunar— en la zona polar y estudiar los componentes de plasma y polvo de la exosfera en la misma región.
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Aunque el terreno accidentado de esa zona pondrá a prueba a la tecnología rusa, el polo sur lunar es una de las regiones más interesantes desde el punto de vista científico. Diversos estudios y análisis realizados anteriormente apuntan a que allí se encuentran cantidades significativas de hielo, que podría usarse tanto para la fabricación de combustible o la extracción de oxígeno como para beber en su estado líquido.
El lander tiene una base compuesta por 4 patas donde se integran los cohetes para el alunizaje y los tanques de propulsor. La estructura se completa con un compartimento superior que contiene los paneles solares, el equipo de comunicación, los ordenadores de a bordo y el mayor espacio, situado en la zona más alta, es el reservado para la instrumentación.
Cuenta con un brazo robótico de 1,6 metros de largo para extraer y recoger regolito superficial junto a una herramienta que le permite almacenarlo. Además, incorpora un total de 8 instrumentos científicos a bordo con los que realizar todas las tareas.
El ADRON-LR es un analizador de regolito que emplea rayos gamma y neutrones activos. El LASMA-LR es un espectrómetro de masas láser que permite analizar la composición del suelo recogido. El ARIES-L que mide el plasma en la exosfera. El LIS-TV-RPM, un espectrómetro infrarrojo de minerales e imágenes. El PmL mide el polvo en suspensión y los micrometeoritos. EL STS-L es un sistema que captura imágenes panorámicas y, por último, un panel retrorreflector láser. La transmisión de toda esa información se llevará a cabo gracias a un enlace directo a la Tierra de 4 Mb/s.
La lista anterior podría haber sido todavía más larga. Suecia retiró su instrumento LINA-XSAN —enfocado en el estudio de la interacción entre el plasma espacial con la superficie lunar— debido a los retrasos que la misión rusa ha ido encadenando. La Agencia Espacial Europea (ESA) también participaba en Luna-25 integrando una cámara de demostración para la navegación, pero ante la invasión de Ucrania todos los proyectos espaciales conjuntos quedaron cancelados.
La competencia
El lanzamiento de Luna-25 se produce menos de un mes después del despegue de la misión Chandrayaan-3 de la India con el objetivo de demostrar la capacidad tecnológica del país y también en el polo sur del satélite. "No hay peligro de que interfieran entre sí o colisionen. Hay suficiente espacio para todos en la Luna", han declarado desde Roscosmos.
Si la India consigue llevar su nave a buen puerto, se convertirá en el cuarto país en conseguir realizar con éxito una misión de este estilo. Así, quedará por detrás de Rusia, Estados Unidos y China. Eso sí, Chandrayaan-3 sería la primera de todas estas misiones en posarse sobre el polo sur, una región por el momento muy inexplorada.
La nave espacial se encuentra actualmente en una órbita lunar tras una maniobra efectuada el pasado día 5 de agosto y siguiendo el plan de vuelo estipulado por la Agencia Espacial India (ISRO). A medida que avanza la misión se han planificado una serie de maniobras con el fin de reducir gradualmente la altura de la órbita y así acercar a la Chandrayaan-3 a la superficie lunar.
La sonda aterrizará, si todo sale según lo planeado, el 23 este mismo mes de agosto, unas semanas antes que la actual misión rusa. La misión es la tercera que la India manda al satélite natural de la Tierra. La primera de ellas consistió en un orbitador que realizó análisis de la superficie entre el 2007 y 2008 y la segunda terminó estrellándose contra la Luna debido a una serie de problemas técnicos en la maniobra de alunizaje.
Por su parte, China se ha convertido en toda una especialista en los viajes lunares. En los últimos años ha enviado varias misiones a su superficie con el fin de conocer más sobre el regolito. Pero sin duda su objetivo es poder enviar astronautas al satélite en el año 2030, para lo que se encuentra inmersa en un denso programa espacial.
Mientras, Estados Unidos hace lo propio con el programa espacial Artemis. La acumulación de retrasos en las misiones supone uno de los grandes perjuicios para la programación de la NASA. La primera misión tripulada será Artemis II, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo 2024, que será un viaje orbital alrededor del satélite. Habrá que esperar hasta Artemis III —que se irá como mínimo al año 2025— para que los astronautas estadounidenses pisen de nuevo el suelo de la Luna.