Conocer a fondo la Luna es una tarea clave si se quiere continuar con el plan de establecer colonias humanas permanentes y eso pasa, inevitablemente, por estudiar el polo sur del satélite natural. Las diferentes investigaciones publicadas sobre esta zona señalan que existe una gran extensión de agua helada con un potencial tecnológico sustentado en dos pilares: la producción de combustible —al extraer hidrógeno y oxígeno por separado— y obtener agua para los astronautas que allí se encuentren.
Y es que, la gestión de ambos recursos esenciales es el rompecabezas por excelencia de cualquier misión espacial tripulada. El elevadísimo coste por kilo lanzado rumbo al cosmos supone estudiar muy pormenorizadamente cada gramo que se coloca a bordo de los cohetes. Por lo que tener asegurado su suministro en la Luna eliminaría gran parte de la complejidad logística y operativa. En eso están las grandes potencias espaciales mundiales.
Rusia, India, China y Estados Unidos se encuentran inmersas en una carrera para ver quién consigue aprovechar primero los recursos sureños de la Luna. Los dos primeros países van en clara ventaja con sendos módulos orbitando ahora mismo el satélite y con vistas a alunizar en los próximos días, por lo que muy pronto se conocerán más detalles.
De conseguirse, los descubrimientos que se extraigan serán clave para cambiar las futuras misiones espaciales e incluso potenciar los viajes a Marte empleando a la Luna como una especie de estación de servicio interplanetaria gracias a una gravedad mucho menor que la presente en la Tierra. Por el momento, ninguna nave espacial ha llegado entera al polo sur lunar, tan solo Estados Unidos estrelló la sonda LCROSS a 100 km de esa zona en 2009 como parte de una misión para confirmar la presencia de agua.
El dominio ruso
Después de casi dos años de retraso, el pasado día 11 un cohete Soyuz lanzó de madrugada la nave espacial Luna-25 rumbo a la Luna. Roscosmos, la agencia espacial de Moscú, tiene previsto ejecutar el alunizaje este mismo lunes 21 tras varios días de preparativos en los que la nave se ha establecido en órbita.
Si todo sale según lo planeado, será la primera en posarse en esa zona de la Luna adelantando en la recta final a la misión de la India que se lanzó el pasado julio y que tenía la intención de llevarse el mérito de ser la pionera. Apenas hay margen para jugar con los tiempos y la cronología en este tipo de misiones tan complejas, pero da una idea de carrera tan candente por hacerse con el polo sur.
"Luna-25 se diferencia radicalmente de sus antecesores respecto a su alunizaje: las estaciones lunares rusas alunizaban en la zona ecuatorial, la nueva estación lo hará en una zona polar [meridional] con un relieve accidentado", dijo Roscosmos. Por su parte, Lev Zeleny, investigador espacial de la Academia Rusa de Ciencias, declaró que "la Luna es el séptimo continente de la Tierra, por lo que simplemente estamos condenados, por así decirlo, a dominarla".
A bordo del módulo lunar ruso se encuentran una serie de instrumentos y herramientas especialmente diseñados para analizar el regolito —como se conoce al suelo lunar— y estudiar los componentes de plasma y polvo de la exosfera en esa misma región. Campos en los que trabajará durante el año terrícola que tiene el módulo de vida útil.
India, la segunda
El lanzamiento indio se produjo el 14 de julio, prácticamente un mes antes de que Roscosmos hiciera lo propio, y tiene previsto el alunizaje el próximo 23. La completación de la misión Chandrayaan-3 supondrá el ingreso de la India en el selecto club de países —Rusia, China y Estados Unidos— que han logrado posar una nave en el satélite.
Estos escasos dos días que separan la maniobra rusa de la india han suscitado ciertas dudas sobre la seguridad y viabilidad de las misiones, que Moscú se ha preocupado por aclarar. "No hay peligro de que interfieran entre sí o colisionen. Hay suficiente espacio para todos en la Luna", comentaron desde la agencia espacial.
La nave espacial se encuentra actualmente en una órbita lunar tras una maniobra efectuada el pasado día 5 de agosto y siguiendo el plan de vuelo estipulado por la Agencia Espacial India (ISRO). A medida que avanza la misión se han planificado una serie de maniobras con el fin de reducir gradualmente la altura de la órbita y así acercar a la Chandrayaan-3 a la superficie lunar.
La sonda realizará experimentos científicos, además de recabar datos sobre la composición mineral del satélite y la presencia de agua. Tiene una masa de 3.900 kilogramos en los que se incluyen todo tipo de herramientas y analizadores que deberán trabajar durante los 14 días terrícolas que tiene previsto que dure la misión
Esta Chandrayaan-3 es la tercera misión que el país envía a la Luna. La primera de ellas consistió en un orbitador que realizó análisis de la superficie entre el 2007 y 2008 y la segunda terminó estrellándose contra el mismo satélite debido a una serie de problemas técnicos en la maniobra de alunizaje.
Base lunar china
El viaje al polo sur lunar de China está protagonizada por la misión Chang'e 7, que tiene previsto llegar a la superficie del satélite en 2026. Este programa espacial lo componen un orbitador, un módulo de alunizaje, un rover y un pequeño dron con los que explorar los cráteres de la zona y buscar pruebas del agua helada.
"El rover de Chang'e 7 es un poco más grande que el de Chang'e 4 [misión lunar del 2018]", según explicó Tang Yuhua, del Centro de Ingeniería Espacial y Exploración Lunar de China, a la cadena pública CCTV. "Está diseñado para transportar diferentes instrumentos y tiene aproximadamente la misma estructura", recalcó. Además será más independiente e inteligente que los primeros rover enviados.
Antes de esta misión, China intentará el año que viene otra misión más con el objeto de recolectar más muestras del lado más lejano de la Luna. Aunque el verdadero objetivo de Pekín va más allá y está alineado con los planteamientos estadounidenses para establecer colonias en el satélite. Lo hará bajo el proyecto de Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) que tiene previsto comenzar a rodar en la década de los 30 y que promete servir de centro científico y tecnológico.
EEUU: Artemis III
La tercera expedición de Artemis será la prueba de fuego de la NASA en su conquista del polo sur lunar. Más allá de las sondas, los rovers y los módulos robóticos que tienen previsto enviar sus contrincantes, Estados Unidos llevará astronautas en 2025.
Tal y como explican desde la propia NASA, las condiciones extremas y contrastantes convierten al polo sur en un lugar desafiante para que los terrícolas aterricen, vivan y trabajen. Pero al mismo tiempo, "las características únicas de la región prometen descubrimientos científicos sin precedentes en el espacio profundo".
Durante los paseos lunares, los astronautas tomarán fotos y vídeos, estudiarán la geología de la zona, recuperarán muestras y recopilarán otros datos para cumplir con los "objetivos científicos específicos" de la misión. "La vista desde la región del polo sur lunar se verá muy diferentes de las fotos tomadas por las misiones Apolo" que aterrizaron en la región ecuatorial.
El objetivo científico de Artemis III es exactamente el mismo que los anteriores proyectos, solo que la presencia humana incrementa de forma notable la capacidad operativa y la flexibilidad de la misión. El tiempo en la superficie lunar será de 6,5 días terrícolas y servirán como proyecto pionero para el establecimiento de una base lunar permanente futura.
Más cercano en el tiempo, el próximo diciembre la compañía privada Intuitive Machines lanzará a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX el primer módulo de desarrollo estadounidense rumbo al polo sur. "Nuestro módulo de aterrizaje Nova-C está completamente construido", declaró hace unos días Steve Altemus, cofundador y director ejecutivo de la compañía. Quien también señaló que lo entregarán completado el próximo septiembre y estará listo para su integración.
"Los objetivos científicos de la misión incluyen estudios de las interacciones entre la superficie y la pluma, la radioastronomía y la interacciones del clima espacial con la superficie lunar", señalan desde la NASA. " También demostrará las tecnologías de aterrizaje de precisión y las capacidades de los nodos de comunicación y navegación". Intuitive Machines participa en el programa de "Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar" de la NASA con el fin de apoyarse en compañías privadas para ejecutar envíos al satélite.
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