SpaceX es una de las principales compañías en el panorama aeroespacial actual. La firma de Elon Musk cuenta con un espacio privilegiado dentro de este sector, consiguiendo contratos millonarios para llevar a cabo misiones privadas de alto calado en España y en el resto del mundo. Ahora, SpaceX ha conseguido un nuevo acuerdo, esta vez con la Agencia Espacial Europea, para poner en órbita satélites europeos.
Así lo adelanta el Wall Street Journal, que relata cómo las dos entidades han firmado un acuerdo para cerrar hasta dos lanzamientos para el próximo 2024. Estos dos lanzamientos estarán destinados a llevar al espacio hasta cuatro satélites Galileo (dos en cada viaje), y establecen que estos se realicen con los cohetes Falcon 9 de SpaceX.
Pero ¿por qué optar por cohetes estadounidenses, cuando la propia ESA cuenta con el programa Ariane de cohetes de diseño europeo? Fuentes del WSJ dentro de la agencia han dejado claro que era la única alternativa, ya que los retrasos dentro de Ariane y de sus cohetes han impedido aprovechar el programa para estos lanzamientos.
SpaceX y la ESA firman un acuerdo
Javier Benedicto, director de navegación de la Agencia Espacial Europea, ha confirmado el acuerdo. A fecha de escrito este artículo, el contrato debe pasar por la Comisión Europea para su aprobación final, algo que si no hay sorpresas, debería suceder antes de que 2023 finalice.
Este acuerdo, por otro lado, supone la primera colaboración directa entre las instituciones europeas y la empresa de Elon Musk para lanzamiento de equipo espacial con información clasificada. Y no solo eso; será la primera vez que los satélites Galileo se lanzan fuera de Europa en 15 años. La última vez fue en Kazajistán, momento en el que se lanzaron dispositivos de prueba.
Hay que aclarar que la urgencia para lanzar estos satélites no reside en el mal funcionamiento de la constelación Galileo. Todo lo contrario, ya que Benedicto dijo que los satélites actuales no tienen previsto fallar. La cuestión está en reforzar dicha constelación, y en la necesidad de lanzarlos. "Tenemos 10 satélites que están listos para ser lanzados; deberían estar en el espacio, no en tierra", dijo.
El nuevo contrato de SpaceX sienta todo tipo de precedentes, ya que hay que recordar que dichos satélites incluyen equipos con información clasificada. Algo que lógicamente ha despertado inquietudes dentro de las filas de la ESA. Tanto es así, que dichos funcionarios han hablado de un acuerdo entre EE.UU y la Unión Europea para proteger esta información, que inevitablemente pasará por las instalaciones de lanzamiento de SpaceX.
Y es que el hecho de que SpaceX haya sido la elegida no es en absoluto un tema baladí. A los fallos y retrasos que el programa Ariane ha sufrido hay que sumarle la guerra entre Rusia y Ucrania, que obligó a la compañía francesa Arianespace a dejar de usar los cohetes rusos Soyuz. Por si fuera poco, este mismo año se retiró al Ariane 5, el último gran cohete de Europa que aún debe ser sustituido por el Ariane 6.
Todo el conjunto ha llevado a Europa a recurrir a la compañía de Musk. Un movimiento que, junto a otros llevados a cabo por la ESA, consolida la presencia de Elon Musk en el territorio europeo y posiciona a SpaceX como la firma aeroespacial dominante actual. Un ejemplo de ello es el telescopio europeo Euclid, que se lanzó el pasado 1 de julio precisamente en un Falcon 9 de SpaceX.
Fallos y retrasos
Los retrasos en los programas espaciales europeos referentes a sus cohetes no han sido en absoluto pequeños. En diciembre del año pasado asistíamos al primer gran fracaso de la ESA; el primer lanzamiento comercial del cohete europeo Vega C, uno de los cohetes más nuevos de la Agencia, fallaba por completo. No solo eso; a consecuencia de este problema, se perdieron hasta dos satélites.
El Vega C, en concreto, ha sido el cohete que más titulares negativos ha recogido en los últimos meses. El último ocurrió hace pocas semanas; el rediseño del propio cohete provocaba un brutal retraso de un año para su próximo lanzamiento. Así, la ESA anunciaba que no se volvería a intentar dicho lanzamiento hasta el último trimestre del 2024.
Todo comenzó, precisamente, en el intento fallido de lanzamiento del Vega-C en diciembre del 2022. La segunda etapa del cohete, la Zefiro 40, sufrió una anomalía bastante concreta. El problema residió en la tobera del motor, que contenía un defecto en la homogeneidad del material de la boquilla. Eso provocó una erosión termomecánica del inserto de garganta de carbono-carbono.
Así, se decidió usar un nuevo material, fijando en ese momento un nuevo lanzamiento para el último trimestre del 2023. Problemas de nuevo; una prueba de cocción estática en junio revelaba que las propiedades termomecánicas del nuevo material escogido no daban buenos resultados con la geometría heredada. El fallo encontrado resultó ser completamente distinto al problema que presentaba el diseño anterior.
Este hecho, junto a los otros ya mencionados, ha forzado a la ESA a recurrir a otros cohetes, en este caso a los de SpaceX, para lanzar las cargas espaciales fijadas en la agenda para este año. Y es que hemos de recordar que las principales alternativas europeas al Vega-C no cuentan con la capacidad suficiente para realizar muchos de estos trabajos.