La NASA tardará en pisar de nuevo la Luna. La agencia espacial estadounidense ha confirmado esta semana el retraso de todo el programa Artemis que depende de numerosas misiones y pruebas como el desarrollo del inmenso cohete Starship de SpaceX. Esta lanzadera se prepara para un tercer vuelo en pocas semanas, un nuevo intento en el que pretende llegar aún más lejos y poco a poco acercarse a esa futura misión definitiva en la que llevará a nuevos astronautas a dejar su huella en el satélite.
Durante esa misma conferencia de la NASA, a principios de semana, Jessica Jensen, vicepresidenta de operaciones e integración de clientes de SpaceX, informó que la empresa espacial de Elon Musk está preparando un tercer lanzamiento de Starship para el mes de febrero, tal y como recoge Digital Trends. Esperan recibir en las próximas semanas el permiso de la Administración Federal de Aviación (FAA).
Durante el mes de diciembre ya se pudo ver un espectacular encendido de los motores en alguno de los ensayos que la compañía está realizando para este tercer lanzamiento. También en esta conferencia con la NASA, Jensen ha confirmado un detalle que ya había trascendido, el nuevo objetivo que se ha marcado SpaceX para este último intento: llegar a la órbita. Un punto decisivo para la misión para la que está destinado este cohete.
SpaceX espera recibir la licencia en febrero, justo para poder encender los motores de Starship ese mismo mes y volver a transmitir en directo el despegue, como ya ocurrió en anteriores ocasiones. En el primer vuelo de prueba, el resultado no fue del todo el esperado con la explosión del cohete en el aire. Para el segundo en noviembre de 2023, SpaceX pudo celebrar haber corregido muchos de los errores iniciales, con una separación limpia de las dos etapas, aunque el destino de ese cohete también fue una explosión final.
Para esta tercera prueba, Starship debería superar sin problemas la separación de sus dos etapas: el enorme propulsor llamado Super Heavy y la segunda, una nave espacial como etapa superior de 50 metros de altura conocida como Starship. Después su objetivo es continuar hasta alcanzar la órbita terrestre.
Allí se encontraría, en el futuro, con otra nave que serviría como petrolero para pasarle el combustible, igual que ocurre con frecuencia en vuelos militares para ampliar el alcance de sus aviones. Los cohetes y las naves espaciales queman la mayor parte de su combustible solo para escapar de la fuerza de la gravedad de la Tierra, por lo que necesitarán llenar sus tanques para viajar a otros destinos del sistema solar, como la Luna o Marte.
El contrato con la NASA exige que SpaceX transfiera 11 toneladas de oxígeno líquido entre tanques dentro de un vehículo Starship, cuyos motores Raptor funcionan con oxígeno líquido superfrío y metano líquido. Aún tienen que probarse y demostrarse muchos pasos para que Starship haga su viaje más importante y demuestre a la NASA que puede cumplir con el cometido que le ha encargado.
"Llegar tarde es mejor que no llegar" como dice la campaña de la DGT. Más de 5 décadas después de que Neil Alden Armstrong se convirtiera en el primer humano en pisar la Luna, los viajes al satélite natural continúan suponiendo una extrema complejidad tecnológica y científica, como ha quedado demostrado con el fracaso de la misión del módulo Peregrino, esta misma semana.
Del rápido desarrollo de Starship y otros sistemas depende toda la tercera misión de Artemis, la segunda aún no se ha llevado a cabo. Este tercer viaje, el primero con tripulación, se ha postergado hasta septiembre del año 2026, a la espera de que se termine de probar todos los sistemas que en intervendrán en esta misión.