La retirada en diciembre del 2022 del P-3 Orion supuso el fin de una era dentro del Ejército del Aire y del Espacio. Este modelo de aeronave, fabricada por Boeing desde 1959, recaló por primera vez en España en 1973 como eje central de la lucha antisubmarina y la vigilancia aérea con una proyección y capacidades nunca antes vistas. Sin embargo, la antigüedad de la plataforma y las mejoras tecnológicas aparecidas en los últimos años requerían de un relevo generacional con urgencia.
Dentro de la lista de candidatos para la sustitución se encontraba el P-8 Poseidon, sucesor natural del Orion y fabricado por la misma compañía estadounidense, que ya está activo en las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o Alemania. Finalmente, y por decisión del Ministerio de Defensa, el contrato se adjudicó a Airbus para el modelo C295, diseñado en Getafe y ensamblado en las instalaciones de la compañía en Sevilla.
La cartera encabezada por Margarita Robles se reservó un total de 2.034 millones de euros en el Consejo de Ministros celebrado el 12 de septiembre de 2023 para la adquisición de un total de 16 aeronaves de ese mismo modelo. Hasta ahora, la distribución de las unidades entre la versión de patrulla marítima con capacidad antisubmarina (denominada MPA) y la de vigilancia marítima (VIGMA) no estaba clara, pero Airbus acaba de confirmar que serán ocho y ocho.
"Con la tramitación de este expediente, que supone la adquisición de 16 aeronaves, se procederá a recuperar las capacidades militares necesarias para cumplir los objetivos de la OTAN para España, y poder seguir garantizando los compromisos nacionales adquiridos en el seno de la Alianza", señaló la nota procedente del Consejo de Ministros.
Por su parte, "estos nuevos aviones permitirán al Ejército del aire y del Espacio y a la Armada española fortalecer la capacidad nacional de guerra antisubmarina", indican desde Airbus. "Así como aumentar y mejorar sus unidades de vigilancia, reconocimiento y búsqueda y rescate". En marzo de este mismo año, la compañía europea anunció que el C295 había alcanzado el pedido número 300 tras la adquisición de un tercer avión por parte de la República de Kazajistán.
El modelo se encuentra actualmente encuadrado en las flotas de 41 operadores de 37 países de Europa, América, África y Asia. Uno de los contratos más importantes es el firmado con India, que comprende un total de 71 aviones tras la última ampliación de 15 unidades cerrada en febrero de este mismo año. Los aparatos para España comenzarán a salir de la línea de montaje en el año 2027 y la primera unidad será MPA.
Guerra antisubmarina
Los Maritime Patrol Aircraft (MPA o Aviones de Patrulla Marítima) "abarcan un concepto de operaciones muy amplio, que engloba muchos roles y distintos tipos de misiones", declaró el teniente coronel Enrique Montero, jefe del programa de esta nueva adquisición y antiguo piloto del P3 Orión, en la Revista Española de la Defensa. Las características básicas se pueden resumir en "su capacidad para detectar e identificar buques de superficie y submarinos por medio de sensores específicos". Pero donde de verdad se encuentra el factor diferenciador es en el armamento que puede "portar y emplear".
La misión específica "está enfocada en la guerra antisubmarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro", ha explicado el propio jefe de programa. La necesidad urgente de reponer la capacidad de guerra antisubmarina en aviones —algunos helicópteros de la Armada ya cuentan con ella— hace que el armamento para "cazar y destruir el sumergible" estará integrado en la aeronave desde el primer ejemplar de la serie.
El pasado mes de abril, la española SAES firmó un acuerdo con Airbus Defence and Space para la adquisición e implementación de sistemas acústicos de sonoboyas en los aviones C295 MPA, una función que ya tenía en el P-3 Orion. "Este acuerdo reafirma el compromiso constante de ambas empresas de potenciar y actualizar las capacidades de defensa antisubmarina".
Según recogieron en un comunicado, el sistema SPAS de SAES se integrará con el Sistema Táctico de Misión de Airbus. El contrato también "incluye el soporte en tierra, a través del sistema de análisis acústico y de apoyo a la misión y el sistema de entrenamiento acústico".
"Las misiones de defensa antisubmarina son complejas de operar, requiriendo participación y coordinación de plataforma de superficie y aéreas, como el C295, las cuales mejoran la probabilidad de éxito gracias a su capacidad de cubrir grandes áreas de operación". Cada uno de los aviones puede llevar a bordo 60 sonoboyas.
Más allá del armamento y las sonoboyas, el C295 MPA contará con "un detector de anomalías magnéticas, un radar de apertura sintética, un sistema de observación electroóptico e infrarrojo y un sistema de autoprotección contra misiles", señaló el teniente coronel Montero.
En cuanto a especificaciones, el C295W cuenta con una autonomía de 3.700 kilómetros a una altitud de 7.620 metros y a una velocidad de 480 km/h. El peso máximo al despegue alcanza los 23.200 kilogramos que consiguen despegar gracias a un par de motores Pratt & Whitney de 2.645 caballos de potencia cada uno.
Los torpedos serán de factura estadounidense, con los Mk46 o Mk54 como protagonistas. Estos se integrarán además en la familia de fragatas F-110 que actualmente construye Navantia en Ferrol, lo que facilita todo el proceso de compra, logística y posterior operación.
El teniente coronel Montero también indicó en la misma publicación que se trata de una plataforma "hiperconectada y podrá trabajar en modo colaborativo con otras unidades aéreas, terrestres y navales". Estas diferentes opciones de interconexión "multiplican de manera exponencial sus posibilidades de empleo, a la vez que capacitan al avión para convertirse en centro de mando y control embarcado, particularmente de cara a la guerra en red".
Vigilancia marítima
Además de las 8 encargadas del patrullaje marítimo, el pedido se complementa con otras tantas aeronaves dedicadas a la vigilancia marítima. En el ámbito internacional, este tipo de aeronaves se denominan MSA (Maritime Surveillance Aircraft) y tendrán como objetivo la sustitución de varios aviones actualmente en servicio en el Ala 46 de Gran Canaria, Ala 48 de Madrid y Ala 49 de Mallorca.
El primer C295 MSA tiene previsto salir de la línea de producción sevillana en algún momento del 2028, por lo que el Ejército del Aire y del Espacio deberá mantener la mayor cantidad de unidades operativas durante los próximos años si no quieren ver reducida su capacidad de vigilancia. Estos aviones de vigilancia marítima son pieza clave en algunas misiones internacionales en las que participa España, como la operación Atalanta, que lucha contra la piratería en el océano Índico y frente a las costas del Cuerno de África.
Respecto a las versiones más antiguas, los próximos aviones incorporarán un equipamiento más avanzado para labores de SAR —salvamento y rescate— y mejores sistemas de búsqueda y localización. También incorporarán un sistema de detección y localización de teléfonos móviles Lifeseeker proporcionado por la también española Centum. Gracias a él se facilita las operaciones SAR, permitiendo establecer un canal de comunicación entre la persona desaparecida y el equipo de rescate.
En lo relativo a las especificaciones técnicas, tanto la versión MSA como la MPA cuentan exactamente con los mismos motores, rendimiento y cotas. La única diferencia es el equipamiento interno que determina las operaciones en las que participarán.