Así son los nuevos tanques de Rusia en Ucrania: jaulas contra drones para tapar el punto débil de sus blindados
- El ejército ruso ha recibido una nueva entrega de BMP-3 y BMD-4M, con protecciones reforzadas frente a tanques y vehículos aéreos no tripulados.
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Volodímir Zelenski presentó la semana pasada su 'Plan para la Victoria', acogido con cierta frialdad por la OTAN y la UE. La guerra entre Rusia y Ucrania se está alargando, y el músculo militar del país gobernado por Putin no parece decaer, con continuas entregas como la del temible cazabombardero Su-34 o el Yakuts, el nuevo submarino ruso extremadamente sigiloso. El ritmo en la producción de vehículos y material no cesa, y la última muestra es una nueva entrega de blindados como los BMD-4M y BMP-3, equipados con sistemas de protección adicionales para hacer frente a las fuerzas armadas ucranianas.
Ni la empresa nacional Rostec ni el Ministerio de Defensa ruso desvelaron el número de unidades entregadas, pero sí algunos detalles de la producción de estos vehículos. "Durante los nueve primeros meses de 2024, Kurganmashzavod [subsidiaria de Rostec] aumentó la producción de BMP y BMD en un 20% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Las instalaciones funcionan a un ritmo elevado, con algunas líneas de producción funcionando las 24 horas del día. Esto nos permite cumplir eficientemente los requisitos del pedido de defensa estatal, entregando productos de calidad a tiempo".
La anterior entrega fue a principios de agosto, y con estos refuerzos Putin trata de frenar la sangría que sufren las tropas rusas en el frente. Según reveló Forbes, en los dos años y medio de combates el ejército ruso ha perdido alrededor de 4.000 vehículos blindados de transporte de tropas y vehículos de combate de infantería, lo que hace imprescindible su constante renovación. Para hacerlos más resistentes frente a los tanques y drones ucranianos, estos BMD-4M y BMP-3 incorporan blindaje reforzado, 'jaulas' antidrones para la torreta y kits de ocultación diseñados para reducir la visibilidad en el espectro térmico y de radar.
Estas protecciones extra, incluidas desde la fábrica y no improvisadas en el campo de batalla (como los troncos y sacos de arena que se han visto desde el inicio de la invasión), pretenden solventar el principal punto débil de estos carros de combate: su escaso blindaje.
En líneas generales, el diseño de los tanques rusos tiende a ser ligero y sencillo, ya que cuentan con un blindaje más fino y menos avanzado que los occidentales. Así, priorizan la cadencia y la potencia de fuego, el perfil bajo, la velocidad y la maniobrabilidad. Sin embargo, eso los convierte en más vulnerables frente al fuego enemigo, como se está pudiendo comprobar en la invasión de Ucrania, especialmente cuando hacen su aparición drones capaces de colarse en la escotilla de los tanques rusos.
BMP-3
El BMP-3 es uno de los pilares de la infantería rusa desde principios de los años 90 del siglo pasado. Este vehículo anfibio de combate, sucesor del BMP-1 y el BMP-2 soviéticos, es un tanque sobre orugas que puede atacar objetivos tanto terrestres como aéreos. Sus siglas corresponden a Boevaya Mashina Pekhoty (vehículo armado de infantería, el equivalente al IFV occidental) y sus primeros diseños como blindado ligero con metralleta se remontan a 1975.
La fabricación de su chasis está a cargo de la planta de Kurganmashzavod en Kurgan, mientras la Oficina de Diseño de Instrumentos (KBP) de Tula es la responsable de la torreta. Su entrada en servicio se produjo en 1990 y cuenta con versiones de exportación que han sido vendidas a países como Emiratos Árabes o Irak, con contratos de más de 300 vehículos cada uno. A esa lista hay que sumar a Venezuela, Marruecos, Indonesia o Corea del Sur.
Con una longitud de 7,14 metros y una anchura de 3,23 metros, el BMP-3 está diseñado para ejecutar todo tipo de misiones, tanto ofensivas como defensivas. Sus 18,7 toneladas y su blindaje de aleación de aluminio soldada ofrecen cobijo a una tripulación de hasta 10 soldados, a los que protege de armas de pequeño calibre y de la metralla de los proyectiles enemigos.
Este vehículo clave para el transporte de las tropas rusas puede alcanzar los 70 km/h en carretera y 10 km/h en el agua, con un alcance de hasta 600 km. En cuanto a su armamento, su principal baza es un cañón semiautomático de 100 mm, capaz de disparar proyectiles HE-FRAG 3UOF o misiles guiados antitanque 3UBK10, con un alcance máximo de 4 km y hasta 10 disparos por minuto.
Esta munición le permite atacar tanques con blindaje explosivo reactivo, además de objetivos aéreos lentos y de vuelo bajo, como los helicópteros. Para aumentar su precisión, el BMP-3 cuenta con un sistema automático de control de tiro, un ordenador balístico, un estabilizador electromecánico y un telémetro láser.
Para hacerlo más versátil a la hora de enfrentarse a diferentes amenazas, este IFV cuenta también con un cañón coaxial 2A72 de 30 mm de doble alimentación. Gracias a una amplia gama de municiones, puede disparar a objetivos terrestres a distancias entre 1,5 y 2 km, y a helicópteros a 4 km. Además, dispone de seis lanzagranadas de humo en la parte delantera y una ametralladora coaxial PKT de 7,62 mm a cada lado del casco.
BMD-4M
Por su parte, el BMD-4M fue diseñado para ofrecer potencia de fuego y apoyo a los paracaidistas y las tropas aerotransportadas, siendo la última versión de este tipo de vehículos del que dispone Rusia. Diseñado a principios de la década de los 2000 por la Planta de Tractores de Volgogrado y la Oficina de Diseño de Instrumentos KBP de Tula, su fabricante es el mismo que el del BMP-3, Kurganmashzavod, que buscó desde el inicio la compatibilidad entre ambas plataformas.
Su desarrollo fue algo tortuoso y su venta se paralizó en varias ocasiones, pero finalmente se entregaron varios prototipos en 2014 y en 2016 entró oficialmente en servicio. Es más ligero que el BMP-3 (13,5 toneladas), y el bloque motriz y el tren de rodaje son distintos, pero comparten muchos elementos, lo que permite una reducción significativa de los costes de compra y mantenimiento.
El BMD-4M, cuya tripulación está formada por un comandante, un artillero, un conductor y seis soldados de infantería, está motorizado con un motor diésel multicombustible UTD-29, con 500 CV de potencia, lo que le permite circular a una velocidad máxima en carretera de 70 km/h con una autonomía de 500 km. También es anfibio, aunque antes de entrar en el agua es necesario colocar una aleta de trimado en la parte delantera del vehículo, encender la bomba de achique automática y montar un tubo de respiración en la parte trasera derecha del casco.
En lo que respecta al armamento, el BMD-4M está equipado con una torreta con cañón 2A70 de calibre 100 mm, un cañón 2A72 de 30 mm y una ametralladora coaxial PKT de 7,62 mm montada a la derecha del armamento principal. El cañón de 100 mm dispone de un cargador automático con 34 cartuchos y 18 en reserva, tanto de munición convencional como guiada por láser (Arkan). Estos proyectiles pueden usarse contra carros de combate como los Abrams o los Leopard de los que dispone Ucrania a una distancia de hasta 5,5 km. Ese alcance aumenta hasta los 7 km cuando el objetivo es personal protegido o fortificaciones.
El puesto de armas dispone de un avanzado sistema de control de tiro, que incluye una mira combinada diurna/nocturna para el artillero, mira panorámica de TV para el comandante, un rastreador automático de objetivos y sensores para suministrar datos sobre objetivos no observados.
Protecciones actualizadas
El gran punto débil de estos vehículos de infantería es lo básico de su blindaje, lo que los hace especialmente vulnerables frente a proyectiles pesados y tácticas tan extendidas en la guerra de Ucrania como el uso de drones, tanto los kamikazes como los que utilizan municiones de merodeo.
Por eso, y según se desprende de las imágenes de las sucesivas entregas que se han efectuado en el último año, Rostec ha reforzado los BMP-3 y MBD-4M con blindaje de barra en los laterales del casco y con una vistosa jaula para proteger la torreta. Si el primero cumple la función de proteger el carro de combate de proyectiles RPG sin añadir excesivo peso, el segundo está pensado para evitar el impacto de los drones y sus municiones, uno de los principales quebraderos de cabeza del ejército ruso desde el inicio del conflicto.
Además de estas mejoras, ambos blindados cuentan también con el sistema de camuflaje térmico Nakidka, diseñado para cubrir el vehículo y reducir su firma térmica. Este reduce en un 200% la probabilidad de que un vehículo sea detectado por visores de infrarrojos de onda media y larga y en un 30% por cámaras diurnas, además de confundir a los radares.