Llevo un mes sin mi SSD, y lo cierto es que lo echo muchísimo en falta.
Probablemente ya conozcas de sobra lo que es un SSD. Pero, por si acaso, te introduzco de una forma muy rápida: en español se le denomina como unidad de estado sólido, y al contrario que los discos duros tradicionales, no es mecánico. Y es justamente eso lo que hace que sean tan rápidos.
No se accede a la información mediante hardware. Es decir, no es necesaria ninguna aguja se desplace buscando la información que necesita (sí como vemos en la imagen superior, los discos duros no es más que un disco regrabable con una aguja para leer/escribir).
Si los discos están obsoletos, ¿por qué no los discos duros?
Al ahorrarse el trabajo de estar desplazando la aguja, ahorramos muchísimo tiempo. Esto se resumen en algunas tareas en milésimas de segundos, pero en otro tipo de cosas hablamos de minutos de diferencia.
Comparativa de SSD vs HDD
En este vídeo podemos apreciar que con un disco duro clásico conseguimos encender el portátil en 1 minuto y 14 segundos. El mismo ordenador, en cambio, con un SSD, se enciende en 12 segundos y medio. En este caso se usa un Samsung Evo 750, de los mejore que hay en el mercado.
Incluso se puede llegar a conseguir mucho mejor rendimiento, y si el hardware acompañase, se podría encender el PC en apenas unos pocos segundos.
Menor capacidad, pero mayor velocidad de procesado
Una de las mayores pegas a la hora de comparar si quieres un SDD y un HDD es la capacidad de almacenamiento. Si contamos con el mismo presupuesto, un SSD siempre tendrá menor espacio. Pongamos números sobre la mesa: un SSD Samsung Evo 850 de 1 TB de almacenamiento cuesta actualmente 449 euros, mientras que un HDD Toshiba MQ01ABD100 SATA de 1 TB de almacenamiento (o realmente cualquier otro disco duro mecánico) cuesta casi 52 euros. El precio, por lo tanto, casi 9 veces mayor.
Lo normal si compramos un portátil hoy en día con SSD es que venga con unos 250 GB de almacenamiento, mientras que si lo compramos con un HDD vendrá con 1 o 2 TB, depende del presupuesto. Tenemos que pensar si realmente nos compensa todo lo que nos ofrece un disco sólido frente a uno mecánico y elegir uno u otro.
Las ventajas del SSD
Aparte de la velocidad, que eso se da por supuesto, los SSD tienen otras ventajas: no hace falta mantenimiento. Con un disco duro clásico cada “x” tiempo debemos desfragmentarlo, entre otras cosas, para que la información esté lo más ordenada posible y que se tarde menos en llegar hasta ella. El proceso en sí es una lata, pero no importa. Lo realmente molesto es que se tarda horas.
Son capaces de revivir (casi) cualquier ordenador. Prueba a poner un SSD en un viejo ordenador y prepara palomitas. Por otro lado, no solo es la velocidad de lectura, sino que la velocidad de escritura también es muy superior.
La velocidad llega a ser incluso varios cientos de veces mayor. El ahorro energético es otra de las ventajas, aunque esto solamente lo notaremos en los portátiles, y ni por esas. Por último, dentro de lo más destacable, es que la temperatura que alcanzan mientras funcionan no es tanta como en los HDD, ideal, por lo tanto, para los portátiles, tablets o convertibles.
Hay una ventaja más de los SSD sobre los HDD, aunque lo cierto es que es un poco ambigua. Y es que algunos pueden considerarla como ventaja mientras que otros la colocarían dentro de la categoría de cosas malas. Hablamos del borrador de archivos, que en este caso, cuando borramos algo, se borra de verdad, no como en los discos duros.
Las desventajas del SSD
También tiene sus desventajas. Empecemos, ya que acabamos las ventajas con el eliminado de archivos, por esa misma línea. Los SSD, si los mantienes mucho tiempo sin conectarlos, pierden información. Generalmente duran 105 semanas como máximo en la que la información se mantiene estable. A partir de ahí, los días, y en algunos casos, las horas, son cruciales para no perder más información.
Hay que entender que los SSD, al ser una memoria flash, son básicamente como una RAM. Y las RAM, cuando pierden la corriente, borran toda la información que hay dentro. Por ese motivo cuando el ordenador hiberna o se bloquea nunca se termina de apagar del todo, porque si no la RAM se vaciaría y no se podrían recuperar los procesos que estaban abiertos.
Otra de las desventajas (omitiendo la poca capacidad de almacenamiento) es que van perdiendo velocidad de escritura/lectura con el paso de los años. Aunque realmente, a no ser que queramos darle un uso profesional, ni lo notaremos.
¿Después de un SSD que se siente al usar un HDD?
En mi caso llevo un mes ya sin mi SSD. Tenía uno de 256 GB acompañado de un disco duro de 500 GB y tres discos duros externos de 2 TB cada uno. Por supuesto no me faltaba espacio. Ahora he vuelto a tener un HDD de 1 TB y sí que es verdad que echaba de menos eso de tener un poquito más de holgura en cuanto a almacenamiento. De resto, todo son pegas.
Cuando antes mi ordenador encendía en menos de diez segundos, ahora, con un procesador superior (tenía uno de dos núcleos y de 5ª generación, ahora uno de 4 núcleos y de 7ª generación), llega a tardar hasta un minuto. Y no solo eso, sino que cualquier cosa que haga se notan los segundos de diferencia: al escribir información, al copiar cosas, y sobre todo, al realizar tareas pesadas, como por ejemplo ejecutar juegos o al abrir programas pesados, donde un SSD puede ser de muy gran ayuda.
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