Apple anunció hace unas semanas el nuevo iPad Pro y con él puso en el mercado uno de los dispositivos más potentes y capaces que han salido de la compañía, una máquina que verdaderamente nos hace soñar con la prometida era Post-PC que nunca acaba por llegar.
El iPad Pro llega con un diseño profundamente renovado, un paso adelante que supone el mayor cambio en este apartado desde el modelo original. Llega también con un hardware de infarto, capaz de tanto que incluso su propio sistema operativo se le queda pequeño. Según sus necesidades, los usuarios pueden optar por el modelo de 11 pulgadas o el mayor de 12’9 pulgadas que, pese a esa enorme pantalla, es más compacto que la versión de la anterior generación gracias al trabajo en el diseño frontal.
Review y opinión en vídeo del iPad Pro 2018
El primer iPad sin botón de Inicio: bienvenido Face ID
El nuevo diseño de los iPad Pro no se parece en nada a los iPad anteriores. Los marcos frontales que rodean la pantalla se han reducido considerablemente para dejar hueco a las pantallas Liquid Retina en un tamaño igual o menor a los anteriores iPad Pro. Los marcos laterales son planos, metálicos, le proporcionan una consistencia y solidez enorme y se funden con el resto de la trasera, donde solo destacan las líneas para las antenas (sobre todo en el modelo que analizamos, con conectividad LTE) y la cámara, que sobresale ligeramente y si utilizamos el iPad sin funda y sobre una superficie, le hace cojear.
Decimos adiós al jack de audio 3.5mm, me duele más perderlo aquí que un smartphone. Habría estado bien incluir un adaptador USB-C a jack (sí, el iPad Pro también se olvida del puerto Lightning), Apple lo vende por separado a 10€ en la Store.
Bruto, equilibrado y precioso.
Es un diseño bruto, equilibrado y precioso, me recuerda a la época del iPhone 5 y pagaría ver un futuro iPhone con el diseño de este iPad Pro.
¿Qué tamaño escoger? Es obvio que el de 11 pulgadas es mucho más compacto, portátil y ligero, algo que se aprecia mucho más al utilizarlo a una mano o como bloc de notas (con su inseparable compañero, el Apple Pencil). En esas tareas el iPad Pro de 12’9 quizá se pasé un pelín de grande, si lo tenemos sobre alguna superficie o en el regazo, no habrá problema, pero sostenerlo en el tiempo con una sola mano puede acabar resultando pesado.
Ahora bien, en trabajo multitarea, con aplicaciones compartiendo espacio a pantalla partida, el tamaño superior es fantástico. Por no hablar de editar fotos, vídeos o consumir contenido multimedia en el gran panel.
Eso sí, cada vez más entiendo este iPad Pro como un dispositivo que se usa en horizontal, más todavía si se complementa con la funda/teclado Smart Keyboard Folio, por eso me parece curiosa la ubicación de las cámaras y el sistema frontal Face ID.
Sí, decimos adiós al botón de inicio frontal que había acompañado al iPad desde sus orígenes. Ya hicimos lo propio en el iPhone X, donde Apple lo sustituyó por un muy buen sistema de gestos al que nos acostumbramos enseguida. Esos mismos gestos llegan ahora al iPad Pro (y probablemente al resto de iPads en los próximos años). En el iPad el botón frontal era el lugar al que acudir para encender la pantalla, desbloquear, para ir al Home e incluso para tener una regencia de la orientación del dispositivo. Todo eso desaparece y se da paso a Face ID.
Al igual que en el iPhone X, XS y XR, el iPad Pro adopta ahora todo el sistema de cámara y sensores frontal que usa nuestra cara en décimas de segundo para tareas como desbloquear la máquina o rellenar campos de contraseñas (qué útil y transparente esto último). Además no importa la posición del iPad, Apple ha entrenado al sistema para funcionar en vertical y horizontal. Basta con tocar la pantalla para encenderla (o pulsar una tecla del teclado, tip) y al instante Face ID hará su trabajo. Si lo estás sosteniendo con las manos o hay algo tapando la cámara, en la propia pantalla aparecerá una flechita para indicarlo. También desprende la sensación de que el campo de funcionamiento de Face ID ha mejorado, detectando la cara en ángulos más extremos.
Una pantalla que te absorbe
Como decía arriba, Apple ha conseguido reducir considerablemente los marcos del iPad Pro para meter nuevas pantallas Liquid Retina. No son paneles OLED como los que encontramos en los últimos iPhone, sino que siguen optando por pantallas LED IPS. Ojo, que ahora parece que todo lo que no sea OLED no es válido, cuando probablemente estamos ante las mejores pantallas en dispositivos de este tipo.
La pantalla, su calidad y brillo es brutal. La reproducción de colores es genial (soporte del espacio de color P3), nos sumerge en el contenido. Con True Tone la pantalla adapta su temperatura automáticamente a las condiciones lumínicas de la habitación (aunque mejor desconectarlo a la hora de editar fotos para una mayor fidelidad de color) y nos volvemos a encontrar con el maravilloso ProMotion.
ProMotion es como denomina Apple no solo a la capacidad del iPro Pro para alcanzar una tasa de refresco de 120Hz, sino también a su adaptación a las tareas o contenidos que tengamos en pantalla. Para quién no ha experimentado esas altas tasas de refresco, la sensación es extraña y placentera a partes iguales. Todo es ultrafluido, y te acostumbras tan rápido que es como hackearte los ojos para creer desde ese momento que cualquier otra pantalla o dispositivo tiene lag y sus transiciones no son tan suaves.
Potencia desbordante
El corazón del iPad Pro es el A12X Bionic, un procesador marca de la casa que supone una evolución del que montan el iPhone XS y XR. Un año más, Apple se ha vuelto a superar y este componente, junto con su optimización, es una auténtica bestia en rendimiento superando incluso a varios de sus portátiles MacBook y, según sacaron pecho en la presentación, es más potente que el 90% de todos los ordenadores portátiles del mercado.
Como podrás imaginar, el funcionamiento de esta máquina en el día a día, en cualquier tarea, es impecable. Además, está acompañado por 4GB de memoria RAM (o 6GB en el caso de la versión con 1TB de almacenamiento, justo la que probamos). ¿Juegos de última generación de lo más exigentes? Se los come sin pestañear. ¿Importar, editar y exportar decenas de fotografías en RAW? No hay problema. ¿Editar por completo vídeo 4K y exportarlo en el propio iPad Pro? A por ello.
Si de algo puede presumir este iPad Pro es de potencia y rendimiento. Si con estas tareas no hay problemas, imagina con un uso más suave como el trabajo ofimático o la navegación web intensiva. Puede con todo y personalmente lo que más me impresiona es tenerlo en un espacio tan reducido, en un cuerpo tan delgado, con absoluto cero ruido y sin ventiladores.
El límite del iPad Pro no lo encontrarás en su hardware
El límite no está en el hardware, que es de largo el más impresionante que ha creado Apple, sino en el software. Con la llegada de iOS 12 el iPad cobró un nuevo sentido a la hora de trabajar en multitarea con los nuevos modos de gestión de ventanas y apps simultáneas. Cambios agradecidos y necesarios, pero es hora de ir un paso más allá. iOS 12 se queda corto, muy corto, para este iPad Pro. Una máquina así necesita un software que permita explotar todo su potencial, ahora mismo es un león hambriento en la jaula de un canario.
Llevamos años señalando al iPad como el elegido a la hora de comprar una tablet, y no solo por su calidad y rendimiento, también por el ecosistema de aplicaciones compatibles y adaptadas perfectamente a su gran pantalla, pero ahora se necesita algo más. Necesitamos aplicaciones completas, capaces de exprimir este hardware, que sean comparables a sus homólogas en ordenadores portátiles y PCs de escritorio. Grandes compañías de software, como Adobe, ya están desarrollando estas soluciones y las esperamos como agua de mayo, pero la pelota no está solo en el tejado de terceros desarrolladores.
Apple también tiene trabajo por hacer en iOS y soñamos con que la siguiente versión del sistema, iOS 13, llegue con mejoras en la gestión de archivos (fundamental en un equipo “Pro”), que podamos aprovechar ese puerto USB-C para conectar y gestionar sin problemas almacenamientos externos como memorias USB o SSDs portátiles, cosa que ahora mismo es imposible más allá de importar fotos de una tarjeta SD.
Hablando del puerto USB-C, me alegra mucho que Apple haya optado por eliminar Lightning y adaptarse a un estándar abierto y con un prometedor futuro estando en prácticamente todos nuestros dispositivos. Es una maravilla viajar con un único cargador y cable para todo (a excepción del iPhone, ¿será el próximo?), pero además USB-C nos abre la puerta a usar todo tipo de accesorios con el iPad Pro… salvo excepciones.
En mi caso he podido utilizar sin problemas los mismos adaptadores que ya utilizaba en mi MacBook Pro, como un HUB USB C con salida HDMI para conectar una pantalla externa (lo que muestra en ella depende de la aplicación, de momento en muchos casos solo hace de espejo de lo que tenemos en pantalla), he conectado sin problema un teclado externo o mi micro Samson Meteor y el iPad Pro los ha reconocido. Incluso funciona a la perfección un viejo adaptador Ethernet por USB, quién sabe cuándo me podrá ser útil.
Los imprescindibles del iPad Pro: Apple Pencil y Smart Keyboard
Junto con el iPad Pro 2018 ha llegado también una renovación de sus principales accesorios, el Apple Pencil y el Smart Keyboard Folio, su funda/teclado. El mayor cambio lo encontramos en el Pencil, que ha sido totalmente renovado teniendo ahora un acabado mate más agradable al tacto y con una zona plana que mejora el agarre y lo hace más cómodo al uso. En el anterior Pencil teníamos que cargar su batería conectándolo directamente al puerto Lightning de una forma bastante cómica y “poco Apple”, arriesgándonos además a perder el capuchón en cualquier despiste. Por suerte todo esto queda en el pasado con el nuevo Apple Pencil.
Ahora es una única pieza (salvo la punta, que podemos cambiar sin problema cuando se deteriore) y para emparejarlo/cargarlo simplemente tenemos que acercarlo al lateral del iPad Pro, los imanes se encargarán del resto. El Pencil queda perfectamente acoplado y automáticamente comenzará a cargarse, la sujección es fuerte y ni con los ‘meneos’ más intensos se separará.
Su precisión y respuesta es tan buena como la que conocíamos, pudiendo jugar con la fuerza que ejercemos sobre la pantalla y el ángulo que aplicamos al Pencil para conseguir distintos trazos. Una pena que servidor sea tan nefasto dibujando. Ahora podemos iniciar automáticamente una nueva nota al tocar la pantalla apagada con el Pencil, super útil para anotaciones rápidas, y el lateral plano del accesorio es al mismo tiempo una superficie táctil: con un doble toque cambiaremos de la herramienta de escritura a la de borrar. Apple permite a los desarrolladores que adapten esta novedad a cualquier función en sus aplicaciones, así que veremos como muchas apps de dibujo, edición o escritura se actualizan para incluirlo (por ejemplo, en el momento de escribir estas líneas Adobe Lightroom ha añadido soporte del doble toque para cambiar entre herramientas).
No creas que el Apple Pencil es solo para artistas. Piensa en él como una extensión de tus dedos, imagínalo como el ratón del iPad Pro. Es una herramienta de precisión, a la que te acostumbras muy rápido, resulta útil, cómoda y se acaba usando para todo, aunque no entiendo por qué no funciona con los gestos de volver a Home, bajar el Centro de Control, redimensionar las ventanas, entrar a las apps recientes o subir el dock.
iPad Pro, Pencil y Keyboard forman un todo
Por otro lado tenemos el Smart Keyboard Folio, una nueva edición de la funda teclado del iPad Pro y ahora cubre por completo el dispositivo, protegiendo también la parte trasera a costa de aumentar unos pocos milímetros su grosor.
El acople del accesorio se realiza magnéticamente; Apple ha incluido números imanes tanto en el iPad como en la funda para que la unión sea correcta y firme. No debemos preocuparnos por emparejar o cargar el teclado, los contactos al acoplarlo se encargan de ello.
Ahora tenemos podemos colocar el iPad Pro en dos posiciones, aunque la más típica será la adelantada, donde la pantalla queda en el ángulo típico de uso de un portátil, aunque lo ideal hubiese sido un ajuste infinito. Por supuesto también podemos voltear por completo el teclado y usarlo en modo tableta, quedando las teclas en la parte trasera. En ese caso el teclado se desactiva para evitar pulsaciones por error, aunque la sensación de tener todas las teclas por detrás es extraña.
¿Se escribe bien con este teclado? Sin duda, es un tacto que personalmente me encanta. Como propietario de uno de los últimos MacBook Pro, el tacto me resulta familiar. El recorrido de las teclas es corto, pero bastante más silencioso que en el MacBook y además aquí todas las teclas están selladas individualmente, por lo que no hay que preocuparse de que entre suciedad y suframos posibles atascos.
El Keyboard Smart Folio es un accesorio imprescindible para el iPad Pro, pero no es perfecto. Echamos en falta la retroiluminación de las teclas, o al menos un pequeño indicador LED sólo en la tecla de mayúsculas para saber cuándo las tenemos activas. Conviene dedicar algo de tiempo a conocer los diferentes atajos de teclado que existen (manteniendo pulsado Command verás los atajos de la aplicación en la que estás). Uno muy útil es Command + H para volver a Home sin tocar la pantalla, o Command + Tab para entrar al selector de apps abiertas.
En definitiva, cualquiera que plantee comprar un iPad Pro debería sumar automáticamente a la cesta el Apple Pencil y el Smart Keyboard. Los tres forman un todo.
¿Es para ti?
¿Puede sustituir el iPad Pro a un ordenador portátil? Una pregunta repetida hasta la saciedad que, sinceramente, cansa. Probablemente no encontrarás la respuesta aquí, ni en ninguna parte. Este iPad Pro es una maravilla, pero tiene limitaciones y pueden afectar a la manera en la que tú trabajas. Para otros muchos se adaptará a la perfección.
Hay quien lleva utilizando el iPad como equipo principal desde hace años. Usuarios y profesionales cuyas necesidades están perfectamente cubiertas con lo que ofrece actualmente iOS y con las aplicaciones que pueden encontrar en la App Store. No tienen quejas, no echan de menos macOS o un PC. Otros sufrirán para adaptarse, tendrán que cambiar sus flujos de trabajo y costumbres, soportar las barreras que actualmente tiene iOS y la ausencia de apps capaces de poner en apuros al hardware del iPad Pro.
Por otro lado va el precio, los nuevos iPad Pro arrancan en 879€ para la versión de 11 pulgadas WiFi 64GB, pero podemos estirar hasta los 2.099€ del iPad Pro 12’9 pulgadas WiFi + Cellular de 1TB de capacidad. A esto habría que sumarle 219€ del Smart Keyboard y otros 135€ extra por el Apple Pencil.
Este análisis y sus recursos han sido completamente escritos, editados y maquetados con el iPad Pro.
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