Google ha confirmado en una entrada de blog que finalmente comprará Fitbit, el fabricante de wearables. Es una operación que no es precisamente una sorpresa, ya que venía rumoreándose ya desde hace unas semanas; pero no deja de ser sumamente importante para Google y el futuro del sector.
La operación costará a Google 2.100 millones de dólares; y aunque habrá mucho debate sobre si Fitbit lo cuesta, hay que tener en cuenta que Google está comprando algo más que una compañía: su futuro en el sector wearable está en juego.
Fitbit es la marca de referencia en el sector del fitness, primero gracias a sus pulseras, que nos permiten registrar nuestras sesiones de ejercicio. Pero conforme los relojes inteligentes empezaron a despegar, Fitbit se encontró inicialmente en una situación complicada.
Ha sido con los últimos dispositivos presentados, como el Versa 2, que Fitbit realmente se ha plantado como un fabricante de smartwatches a tener en cuenta. Pero eso no era suficiente: con el lanzamiento de otros productos como básculas inteligentes, Fitbit sentía la necesidad de seguir expandiéndose.
La adquisición más esperada del año
Y todo por culpa de Apple. El Apple Watch es el reloj inteligente más vendido, y compite directamente con Fitbit gracias a funciones muy innovadoras y llamativas. Apple además tiene la ventaja de una plataforma de aplicaciones para la que todo el mundo quiere desarrollar.
En ese sentido, la venta a Google parecía predestinada. El gigante de Internet lleva ya años intentando establecer una plataforma de wearables a la altura; los contados éxitos no han sido suficientes, y Google ha tenido que renovar y cambiar el nombre de su plataforma en más de una ocasión.
El problema de Google siempre ha estado en el hardware, y en cómo este se integra con el software. La idea de Google era repetir lo que hizo con Android, abriendo la plataforma y dejando que los fabricantes hiciesen el resto; pero eso ha dado como resultado decenas de visiones diferentes de lo que debería ser un smartwatch, sin liderazgo claro.
Con Fitbit, Google tiene la oportunidad de establecer ese liderazgo en los wearables, de la misma manera que hizo en su día con los Nexus y ahora con los Pixel.
Aún no se han anunciado planes concretos después de esta adquisición, pero es de imaginar que Fitbit podrá seguir desarrollando pulseras y relojes para fitness; pero ahora basados en Wear OS. También podemos esperar nuevos modelos, más completos y competidores directos del Apple Watch.
Google y Fitbit, una unión predestinada
Google afirma que su objetivo con esta adquisición es ayudar a la gente a mejorar sus conocimientos y su salud, y que es un objetivo que encaja perfectamente con el de Fitbit.
La gran G también es consciente de que no todo el mundo estará contento por este movimiento. En concreto, los usuarios de Fitbit verán cómo su información pasa a manos de Google; sin embargo, la compañía ha prometido transparencia sobre qué datos obtiene y cómo lo hace, prometiendo que no venderá la información personal de los usuarios.
Los usuarios de Fitbit podrán comprobar los datos que se pasarán a Google, y exportarlos y borrarlos si lo consideran.
La unión de Fitbit y Google tiene mucho sentido, y podríamos decir que era el único paso que podía dar cada compañía. El futuro del sector de los wearables pinta muy emocionante, y será interesante ver las reacciones de Apple, y si considera necesario ampliar su gama de dispositivos con pulseras de fitness.