El mercado de los altavoces inteligentes ha sido la revelación del 2019, sin duda alguna. La variedad de dispositivos disponibles es tan grande, que prácticamente hay uno para cada tipo de usuario.
Pongamos a Alexa como ejemplo. Si quieres un altavoz inteligente con el asistente de Amazon, tienes muchas opciones entre las que elegir. La mayoría estará contenta con el Echo normal, pero también está el Dot, más simple y ahora con reloj; mientras que si quieres aprovechar tus altavoces, tienes alternativas como el Echo Flex, o el Echo Input. Y esa es sólo una pequeña muestra, y sólo lo que la propia Amazon ha lanzado; también hay otros dispositivos inteligentes compatibles con Alexa.
Esta variedad podría jugar en contra de Amazon, al dificultar la elección. Pero en ese sentido ha sido inteligente, delimitando claramente cada dispositivo a un tipo de usuario. De esta forma, todo el mundo, da igual sus preferencias, tiene un altavoz que elegir; como por ejemplo, si quieres el mejor sonido, lo que necesitas es un Echo Studio.
Es precisamente ese modelo el que ahora hemos tenido la oportunidad de probar, para comprobar si realmente se trata de una opción a tener en cuenta para disfrutar de nuestra música, o si simplemente se trata de un Echo "vitaminado".
Amazon Echo Studio, prueba
Digo esto último porque, a juzgar por las imágenes, puede parecer que este se trata simplemente de un Echo algo más grande; pero no podríamos estar más equivocados, y eso se nota en cuanto sacamos el altavoz de la caja.
Esta cosa pesa. Tal vez fue porque esperaba un altavoz muy grande pero también muy hueco, pero no pude sacarlo de la caja en el primer intento. Este no es por lo tanto un altavoz de tipo portátil, y por supuesto tiene un cable que tienes que conectar a un enchufe.
Elige muy bien donde quieras ponerlo, porque no vas a querer moverlo mucho; la buena noticia es que prácticamente da igual donde lo pongas, como explicaremos más adelante.
Esa es la principal, y única pista de que esto es algo especial; sobre todo porque Amazon no ha reinventado la rueda con el diseño. Recubierto de tela negra, el Echo Studio es elegante y no llama mucho la atención, lo que juega a su favor teniendo en cuenta el mayor tamaño. Tal vez le hace falta una versión en blanco para encajar perfectamente en todos los muebles, como ya hay en otros modelos.
El elemento más llamativo, y polémico, es la "ranura" en la parte inferior del dispositivo. Hay que decir que es plenamente funcional y necesario para conseguir el sonido deseado de los altavoces internos; pero eso no quita que no vaya a ser una molestia, especialmente cuando se llene de polvo. Nada que pasar un plumero de vez en cuando no evite, pero es algo a tener en cuenta.
Alexa, a la altura
En la parte superior, un elemento familiar: el famoso "anillo", que cambia de colores dependiendo de las reacciones de Alexa. Este es el único indicador visual del altavoz, ya que no tiene pantalla; pero es suficiente para saber si nos está escuchando (luz azul y verde) si el micrófono está apagado (luz roja) o si estamos usando una "skill" (luz naranja).
Alexa funciona en el Echo Studio tan bien como nos esperaríamos, y de hecho, no hay mucha diferencia respecto a otros modelos. Eso es aposta: la idea es precisamente disfrutar de la misma experiencia sin importar qué altavoz, cámara, pantalla o aplicación estés usando.
Por lo tanto, este sigue siendo uno de los asistentes personales más completos del mercado, particularmente gracias a las llamadas "skills"; activarlas es sencillo y aunque es cierto que hay muchas cuya utilidad es discutible, no lo es menos que también hay otras que considerarás imprescindibles. Es lo bueno de abrir la plataforma, algo que otros tendrían que aprender (sí, te estoy mirando a ti, Siri).
Por ejemplo, aunque Amazon tiene su propio servicio de música, configurar otros como Spotify es sencillo y no requiere de órdenes especiales para usarlos. Claro, que también podemos usar el Echo Studio como un altavoz Bluetooth convencional, así como usar la conexión de 3,5 mm tradicional.
Configurar el Echo Studio es bien fácil, usando la app de Alexa para móvil; aunque una vez configurado no te hace falta usarla. El propio dispositivo también tiene los botones habituales: los de volumen, para desactivar el micrófono, y el botón de "acción" para activar Alexa o realizar otras funciones (como apagar el despertador) sin la voz. Pero por supuesto, este es un dispositivo que se controla principalmente con la voz y no necesitarás los botones.
Un sonido brutal
El elemento que realmente marca la diferencia, y el verdadero motivo por el que elegirías el Echo Studio, es el sonido. Aquí es donde Amazon ha echado el resto, y en cuanto le pedimos a Alexa que reproduzca nuestra canción favorita nos damos cuenta porqué es un dispositivo tan grande y pesado.
El sonido del Echo Studio es espectacular, principalmente por lo potente que puede llegar a ser. El tratamiento de los bajos es excepcional, aunque no llega a niveles molestos; este es un aspecto en el que es muy fácil pasarse, ya que cuando presumimos de un sistema de sonido, solemos potenciar los bajos.
En el caso del Echo Studio, da la sensación de que los graves podrían ser más potentes, pero no mejores. El secreto está en uno de los cinco altavoces dispuestos en el interior del dispositivo, y el verdadero motivo por el que es tan pesado y necesita esa ranura.
La historia se repite con los agudos, y es que en general el sonido no es plano; en ese sentido, puede que no sea exactamente lo que buscas si necesitas algo más profesional, pero es más que suficiente para el disfrute personal.
Sonido espacial
El verdadero as en la manga está en el uso de la tecnología Dolby Atmos, y de algoritmos que detectan la disposición de la habitación y la posición del Echo Studio en esta. Al configurar el dispositivo, un paso se centrará precisamente en usar una especie de "sónar", cuya información valdrá para modificar el sonido y darle más profundidad.
El efecto consigue que, con un sólo dispositivo, de la sensación de que el sonido llena la habitación. Y aunque suene a marketing, la verdad es que se nota. No diría que es lo mismo a tener un sistema surround, ni mucho menos; y seguro que contar con al menos dos altavoces sería mucho mejor. Pero teniendo en cuenta las limitaciones, el logro técnico es notable.
Eso, junto con la propia potencia del altavoz, hace que uno de estos Echo Studio sea más suficiente para un salón o una sala grande, sin alteraciones del sonido. Y por supuesto, el micrófono también funciona en esos espacios sin problemas.
El Echo Studio incluso puede servir para montarnos un equipo de cine; podemos configurar una segunda unidad y enlazarla con un Fire TV Stick 4K para que reproduzca el sonido de nuestras películas, por ejemplo.
Algo más que un altavoz inteligente
El Amazon Echo Studio es tal vez el altavoz de Amazon que más destaca respecto al resto de la gama. Partiendo de la misma base que el resto, se centra en mejorar el sonido; no solo con un hardware de mejor calidad, incluyendo los cinco altavoces internos, sino también con algoritmos que tienen en cuenta la posición del dispositivo.
Los Echo nunca han sido malos para disfrutar música, pero si realmente vas en serio, el Echo Studio es el modelo que necesitas. Claro, que también es el más caro, alcanzando casi los 200 € en Amazon, por lo que no es una compra tan impulsiva como lo puede ser el Echo Dot. Quienes busquen un altavoz como este es porque buscan algo más, y es seguro decir que lo encontrarán.
Amazon Echo Studio en Amazon.es