Proxxi, una startup centrada en desarrollar sistemas para la seguridad de los trabajadores, ha creado una pulsera que vibra cuando nos acercamos a nuestros compañeros de trabajo, para cumplir el distanciamiento social por el coronavirus.
Países como España ya están intentando volver a a la normalidad, muy poco a poco; esta semana se dio un primer paso, con la vuelta de los servicios no esenciales. Eso supone que durante estos días, mucha gente va a volver a sus puestos de trabajo habituales, y se reunirá con sus compañeros.
Los expertos temen que esta vuelta al trabajo provoque un repunte en la cantidad de contagiados, especialmente de asintomáticos que no sepan que están contagiando a sus compañeros de trabajo.
La pulsera que ayuda al distanciamiento
Es por eso que sigue siendo necesario continuar con las medidas y costumbres que hemos aprendido estas semanas contra el coronavirus, como lavarnos las manos o mantener una distancia entre personas; esto último puede ser especialmente difícil en algunos oficios, tanto por el lugar de trabajo como por la función que desempeñamos.
Una posible solución puede venir de la mano de Proxxi, una startup canadiense especializada en soluciones para la seguridad en el trabajo; su último producto es Halo, una pulsera, no muy diferente de los wearables que usamos para fitness y para llevar la cuenta de nuestros ejercicios.
La clave está en el software desarrollado para este dispositivo, que es capaz de detectar y avisar si no estamos cumpliendo las medidas de distanciamiento social. Funciona de manera sencilla: si detecta la presencia de otra pulsera a una distancia de dos metros, automáticamente vibrará en nuestra muñeca.
Esta vibración es el recordatorio de que debemos mantener la distancia; también puede servir para avisarnos si no nos hemos dado cuenta de que hay otra persona cerca, como por ejemplo, si llega desde nuestra espalda. Las pulseras siempre están activas, gracias a su modo de baja energía que permite usarlas durante todo el día.
Simples, pero privadas
Este sistema se basa en el mismo concepto de "contact tracing", en el que está basado el futuro sistema de Apple y Google para rastrear el coronavirus; consiste en detectar la proximidad entre posibles contagiados para evitar la propagación del coronavirus.
La diferencia es que estas pulseras son completamente anónimas, ya que no envían ningún tipo de información; sólo vibran cuando detectan la cercanía de otra pulsera, y no registran la localización ni ningún otro tipo de información.
Pero también por esa razón, realmente no sirven para controlar la propagación del virus en una localización; la app móvil asociada sólo sirve para registrar la cantidad de contactos.
Estas pulseras son bastante simples, pero es precisamente eso lo que ha permitido producirlas tan rápidamente; se espera que las primeras unidades lleguen a los compradores el próximo 4 de mayo, a un precio de 100 dólares cada una.