Si te has comprado un ordenador portátil en España, lo más probable es que tenga procesador de Intel; y por lo tanto, también es muy probable que uses una gráfica integrada de la misma compañía, y que eso te impida disfrutar de los últimos juegos en condiciones.
Pese a que las gráficas integradas de Intel han mejorado mucho en las últimas generaciones, siguen sufriendo de las desventajas de siempre: usan la misma memoria RAM que el procesador y, como están integradas en el mismo conjunto que el procesador (de ahí su nombre), tienen limitaciones de espacio y energía que pueden consumir.
La solución es optar por un portátil con gráfica dedicada, independiente del procesador; recientemente pudimos probar el Huawei MateBook 14 con una GeForce MX350 de Nvidia, y ya es capaz de ejecutar juegos como The Witcher 3 sin problemas.
Gráfica de Intel
Ahora Intel por fin puede tener una solución propia: su propia gráfica dedicada. En efecto, Intel se ha metido en el mercado de las GPUs, y ha empezado con un modelo dedicado principalmente a jugadores que quieran seguir aprovechando las ventajas de los portátiles más finos y ligeros.
El primer modelo presentado es la Iris Xe Max Graphics, y es muy especial se mire como se mire. Aunque técnicamente no es la primera gráfica desarrollada por Intel (el fallido Project Larrabee es un buen ejemplo), sí que es la primera que ha creado para ordenadores portátiles.
Está diseñada para ser emparejada con la undécima generación de procesadores Intel Core. El motivo por el que Intel ha sentido la necesidad de presentar una gráfica, justo ahora, es precisamente para solucionar el gran problema de usar gráficas dedicadas de otras compañías: la falta de optimización, que resulta en un mayor consumo energético.
El as en la manga que tendrá la Iris Xe Max Graphics se llama Dynamic Power Share, que permitirá al sistema desviar recursos para el procesador si la gráfica está inactiva; según Intel, eso se traduce en una mejora de hasta el 20% en el rendimiento del procesador en tareas pesadas como el renderizado. Y gracias a Additive AI, ofrece un rendimiento unas siete veces superior en tareas relacionadas con Inteligencia Artificial y aprendizaje automático.
De hecho, Intel afirma que este producto está más dedicado a creadores de contenido que quieran un mayor rendimiento de sus portátiles; básicamente, Intel promete lo bueno de una gráfica integrada (consumo y optimización), con lo bueno de una gráfica dedicada (potencia).
Permite jugar
Esta mayor potencia respecto a las gráficas integradas de Intel significa que ahora podremos jugar en portátiles ultrafinos a los últimos juegos. La gran rival de la Iris Xe Max Graphics será la mencionada GeForce MX350 de Nvidia, como demuestra la propia Intel en sus comparativas.
Según las pruebas de Intel, su Iris Xe Max consigue una tasa de frames por segundo muy parecida a la MX350, incluso superándola en algunos juegos como Metro Exodus o Grid 2019. No estamos hablando del nivel de un portátil gaming, ojo; pero sí que se pueden alcanzar niveles jugables, superando los treinta frames por segundo a resolución 1080p.
Los primeros portátiles que usarán la nueva gráfica de Intel serán el Acer Swift 3x, el Asus VivoBook Flip TP470 y el Dell Inspiron 15 7000 dos en uno; son modelos que permiten trabajar y crear contenido, pero que hasta ahora flaqueaban con los juegos.
Ahora que Intel ha dado el primer paso, la gran duda es si finalmente lanzará una tarjeta gráfica para enfrentarse a AMD y Nvidia en los ordenadores gaming. Por el momento, todo indica que ese modelo llegaría en la primera mitad del 2021, pero sólo para ordenadores de bajo coste. Este puede ser el inicio de una nueva era para Intel, y para el mercado en general.